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    EL EVENTO

    En este diálogo se habló sobre la necesidad de que los países trabajen en conjunto contra la corrupción.También, de las leyes anticorrupción que no son suficientes por sí solas y de los efectos económicos y sobre la calidad de vida de las personas.

    Este Diálogo CONNECTAS se trató sobre los desafíos que tienen las Américas en la lucha contra el monstruo de la corrupción que acaba con las arcas públicas. Diversos casos de corrupción han estado en las agendas informativas de la región, pero luego de que pasan los escándalos, poco cambia.

    Este año la región de las Américas incluye 22 países que no muestran cambios estadísticamente significativos en sus niveles de corrupción. 

    Este evento se realizó en alianza con el Hub de Periodismo de Investigación de la Frontera Norte, un proyecto del International Center for Journalists (ICFJ) en alianza con el Border Center for Journalists, Iniciativa Sinaloa y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y CONNECTAS. 

    En el Diálogo participaron Edna Jaime, Directora de México Evalúa; Andrés Hernández, Director de Transparencia por Colombia y Laura Alonso, extitular de la Oficina Anticorrupción en Argentina.

    El mayor desafío contra la corrupción 

    Lo primero que resaltó Jaime es que no se está haciendo lo necesario porque después de los hechos de corrupción no se generan los impactos que serían deseables en materia institucional. Para ella sería deseable que las oportunidades de corrupción no existieran o fueran muy limitadas, cosa en la que cree que no se está trabajando porque hay leyes que generan mucha discrecionalidad y que abren los espacios a la corrupción. También resaltó que no se han afinado los mecanismos de fiscalización para identificar dónde hay irregularidades, pero cuando se hace todo se obstaculiza en las instancias de justicia, ya sea la administrativa o la penal. Indicó además que los mecanismos de control son débiles y que es muy difícil que se logre llevar un caso a la justicia.

    Para Alonso una manera de trabajar contra la corrupción es mejorar las capacidades del Estado, porque este como orden político, pero también como maquinaria administrativa está obligado a producir determinados resultados. Recordó que hace algunos años se veía una fuerte concentración en la aprobación de leyes, pero a medida que los países avanzaban en ese sentido se vio que no era suficiente.

    Alonso señaló la necesidad de trabajar en red, tratar de fomentar el liderazgo político porque nadie puede hacer el trabajo solo y menos dentro de un país, hay que construir redes de funcionarios, autoridades regionales, ong, periodistas que hacen trabajo de investigación y también fiscales y jueces que pueden desarrollar algún tipo de trabajo a gran escala.

    Alonso comentó que ha visto que se repiten muchos esfuerzos en distintas políticas públicas específicas cuando ya se conocen los problemas de esas políticas o soluciones y se deberían compartir y trabajar a nivel regional para implementarlas como combo y tratar de ahorrar los costos de inversión. Señaló que se podría hacer, por ejemplo, un modelo de declaración juramentada patrimonial y de intereses que le sirva a todos los países de la región y no, siguen trabajando los países por su lado y no se fomenta la cooperación entre los Estados.

    Teniendo en cuenta que se considera que la corrupción en muchos de los países de América Latina es sistémica y no un problema aislado, la respuesta también tiene que ser sistémica, aseguró Hernández al manifestar su acuerdo con la visión de Alonso, pues los paños de agua tibia sirven para cerrar ciertas oportunidades a algunos riesgos de corrupción, pero no son suficientes.

    El Director de Transparencia por Colombia resaltó además que gran parte del problema actual es que la cooperación entre países no está logrando resultados tan ágiles y tan efectivos como los mecanismos de la corrupción.

    Otra herramienta para combatir la corrupción de la que hablaron Jaime y Alonso es la digitalización, para ellas clave en el cierre de oportunidades de corrupción y en el aumento de la transparencia.

    En la conversación se resaltó en varias oportunidades la falta de unión en la lucha anticorrupción. Jaime indicó que las instituciones que tienen funciones anticorrupción trabajan cada una por su lado, igual que los periodistas que investigan esos asuntos, y que tampoco hay conexión entre los sistemas de información. Aseguró que si se lograra esa conexión el trabajo sería más eficiente en la lucha contra la corrupción.

    También se habló de la multiplicidad de leyes que hay y de la imposibilidad de tener una ley perfecta, pero se subrayó la necesidad de implementarlas debidamente para lograr resultados más efectivos.

    Más que pérdida de dinero

    Hernández destacó que aunque la idea normalmente es corrupción igual a perdida de dinero de las arcas públicas actualmente está claro que la corrupción no es solo un crimen económico sino, sobre todo, un crimen que genera un impacto directo sobre derechos humanos, sobre la calidad de vida de amplios sectores de la población de los países en América Latina y eso lleva a considerar unas salidas que posiblemente son distintas a las que clásicamente se han planteado desde las primeras convenciones internacionales y llevarlo al plano de la realidad.

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