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    EL EVENTO

    Estrategias de alienación digital, alianzas de los Gobiernos con medios oficiales y datos inexactos en estadísticas del covid-19, fueron los temas base que destacaron los expertos en el Encuentro Virtual CONNECTAS que se llevó a cabo este miércoles 13 de mayo.

    Si a sus redes sociales y servicios de mensajería han llegado mensajes que prometen la cura “natural” del coronavirus o anuncian que el covid-19 ha sido una creación de un gobierno con fines políticos o económicos, usted ha recibido noticias falsas. La propagación de las “fake-news” durante la pandemia, no es solamente influenciada por los poderosos, sino también por gente que difunde información no comprobada.

    ¿Quién crea estas noticias falsas en cada región y por qué? ¿De qué forma los gobiernos usan esta estrategia para favorecer su popularidad e intereses? Fueron algunas de las preguntas que se respondieron en el Encuentro Virtual ‘Así se fabrica la desinformación en América Latina’, organizado en alianza con el Laboratorio de Investigación Forense Digital de Atlantic Council, la plataforma de investigación digital Bellingcat y los medios Runrun.es de Venezuela y CONFIDENCIAL de Nicaragua.

    En el foro virtual participaron Arlen Cerda, editora de CONFIDENCIAL; Luiza Bandeira y Esteban Ponce de León, investigadores para América Latina del Laboratorio de Investigación Forense Digital de Atlantic Council; y Giancarlo Fiorella, investigador y entrenador para Latinoamérica de Bellingcat. La conversación fue moderada por Lisseth Boon, coordinadora de la Unidad de Investigación de Runrun.es y miembro destacado de la Comunidad Periodística de CONNECTAS.


    Haz clic en la imagen para ver el Encuentro Virtual

    La orquesta de la desinformación

    El encuentro comenzó con una pregunta cotidiana en tiempos de pandemia: ¿Es posible que los líderes políticos trabajen de manera orquestada para generar desinformación? Sí, lo es, pero lo importante es tener en cuenta que la desinformación no solo la generan los gobiernos o los líderes sino los ciudadanos comunes y corrientes. No basta, entonces, desconfiar de la información recibida desde las redes sociales oficiales sino desde cualquier otro tipo de cuentas.

    Pero, ¿cómo se genera tal información? O mejor, ¿cómo se difunde? ¿Existe un ejército de personas dedicadas para ello? Y la respuesta es no necesariamente. El investigador venezolano, Giancarlo Fiorella, explicó que la difusión de mensajes por las redes sociales es un proceso altamente automatizado. No se trata de un edificio o un garaje repleto de personas dispuestas a trinar un mensaje determinado; basta con una buena dosis de conocimiento en programación de computadores para generar este tipo de situación.

    Fuentes de desinformación

    • Líderes de opinión digital alineados con los Gobiernos.
    • Cadenas de correo o mensajes de Whatsapp sin fuente confirmada
    • Falta de recursos y accesos a la tecnología por parte de la ciudadanía
    • Desconocimiento en herramientas de fact checking

    Arlen Cerda, editora de CONFIDENCIAL, destaca que en Nicaragua donde los periodistas y la ciudadanía en general cuentan con muy pocos recursos, datos y fuentes para informarse. Este problema va de la mano de la especulación: “La gente, con buena o mala intención, comienza a especular sobre los hechos noticiosos simplemente porque no tiene otra opción”, dijo Arlen.


    Covid-19, la piedra angular de los Gobiernos 

    La coyuntura del Covid-19 agrega un ingrediente que para otro tipo de noticias no es tan usual: no conocemos el tema. En esos casos, dijo Luiza Bandeira, el trabajo para los periodistas es doble porque tienen que cerciorarse primero si la información que poseen, los datos que consiguen en la reportería es la correcta y la suficiente para explicar un fenómeno o llegar a conclusione

    Hay una intención de confundir, atemorizar, controlar lo que la gente piensa o puede decidir. Y en este punto es clave “no tragar entero”, es decir, entender en qué momentos de la realidad local se genera tal o cual noticia. Si se trata de momentos de elecciones, en momentos de contrataciones importantes o de debate de una ley en específico. Por eso es clave que los ciudadanos se hagan preguntas cada vez que reciben información por las redes, especialmente, el WhatsApp.

    Detrás de la desinformación también están las campañas en sociedades altamente polarizadas
    como la mexicana o la colombiana. Las cadenas de mensajes muchas veces están buscando posicionar un hashtag que beneficia a un político o líder determinado.

    Este mismo escenario también se ve reflejado en Venezuela, Nicaragua y Brasil, donde los gobernantes atacan constantemente a sus opositores o guardan silencio en medio de pandemia. Generan estrategias de desinformación para atacar a los medios de comunicación. 

    • Nicolás Maduro en Venezuela utiliza su equipo digital para posicionar hashtags como tendencia. 

    • En Brasil, Jair Bolsonaro busca polarizar los medios de comunicación con difamaciones ante organizaciones que no son fieles a su ideología.

    • En Nicaragua, Daniel Ortega ha guardado silencio respecto a los informes oficiales del coronavirus.

    En medio de la cadena de información falsa  y ‘curas’ falsas, es importante aclarar dos términos en inglés parecidos pero que tienen distinto significado: misinformation y desinformation. En el primero se trata de generar información, pero no necesariamente con la intención de engañar a la audiencia. En el segundo caso, sí hay un interés evidente por engañar a los receptores.

    Para este último, muchas veces conviene más preguntarse quién o quiénes son las personas o instituciones que están amplificando esa información que los mismos generadores. Hay que tener presente el juego geopolítico que hay detrás de esto y para ello es clave entender lo que sucede en los Estados Unidos, por ejemplo, cuyo objetivo con la información oficial muchas veces ha estado dirigido a deslegitimar a su principal rival económico, China.

    Dentro de este escenario la inexactitud en datos puede ser clave, como destacó Esteban Ponce de León, investigador de Atlantic Council, quien acotó que estos son de doble filo y que un mal uso puede generar desinformaciones a gran escala. 

    Por todo lo anterior se hace fundamental preservar la transparencia de los medios de comunicación. Ellos son los llamados, comentó Arlen casi al final, no solo a desconfiar de toda la información oficial sino a contrarrestarla, a consignar, incluso, las mentiras para explicarle a la gente cómo se generaron y, si es necesario, rectificar. Además, se debe contar con fuentes alternas de información y decirle a la audiencia cuál es el contexto de esa fuente. Todo esto permite ser transparente frente a los datos y preservar la credibilidad de los medios de comunicación y el oficio del periodista.

    El Encuentro Virtual Así se fabrica la desinformación en América Latina se realizó con el apoyo de:

     


    Frases destacadas del Encuentro

    Arlen Cerda

    “De parte del gobierno nicaragüense hay un objetivo de minimizar la pandemia, de decir que acá no está pasando nada, es un gran hermetismo oficial.”

    Luiza Bandeira

    “No toda la desinformación viene de los gobiernos, hay una gran parte que viene de personas comunes como nosotros.”

    “Dependiendo del país al que vayas, hay una supuesta cura al covid-19 que está relacionada con la cultura popular. Por ejemplo, el mate en Argentina, o el eucalipto en Colombia”

    Esteban Ponce de León

    “En esta era digital tenemos que lograr identificar metodologías y tener conocimientos para no solo evaluar que está alrededor del contenido, sino tener herramientas online para investigar información adicional de la noticia.”  

    Giancarlo Fiorella

    “En Venezuela hay una cantidad gigantesca de desinformación, en parte porque la gente no sabe lo que está pasando y cómo quieren saber, llena narrativas con teorías que inventan o leyeron en un lugar, y se convierte en una cadena de desinformación viral.”


    Panelistas

    Arlen Cerda. Periodista nicaragüense, con quince años de experiencia en medios tradicionales y digitales. Es editora general de CONFIDENCIAL, diario digital y revista semanal de información y análisis, en Nicaragua. Le apasiona el periodismo digital y sus nuevas narrativas y herramientas, principalmente el periodismo de datos y fact-checking, en los cuales se ha formado durante los últimos tres años.

    Esteban Ponce de León. Científico de datos. Ha participado en proyectos de periodismo de investigación y ha trabajado como investigador y analista de datos en Fundación Ideas para la Paz, un centro de pensamiento dedicado a analizar conflicto armado y seguridad en Colombia. Esteban ha apoyado procesos de investigación a través de visualización de datos, desarrollo de software y creación de algoritmos para análisis de información, APIs y bases de datos. Actualmente, es investigador de DFRLab (Digital Forensics Research Lab), laboratorio encargado en analizar, exponer y explicar casos de desinformación haciendo uso de herramientas open-source.

    Luiza Bandeira. Periodista multimedia brasileña con 11 años de experiencia. Ha trabajado para el Servicio Mundial de la BBC, en Londres, y con algunos de los medios periodísticos más importantes de Brasil, como Folha de S.Paulo y Nexo. Para las elecciones de 2018, fue la líder de “El Poder de Elegir Brasil”, proyecto de fact-checking enfocado en WhatsApp. Actualmente se desempeña como investigadora y editora en el DFRLab (Digital Forensics Research Lab), parte del think tank Atlantic Council basado en Washington, DC. Como investigadora, estudia campañas de desinformación en América Latina. Obtuvo un MSc en Política Social y Desarrollo de la London School of Economics, en Londres.

    Giancarlo Fiorella. Investigador y entrenador con Bellingcat, una plataforma de investigaciones digitales de fuente abierta. También es estudiante de doctorado en la Universidad de Toronto, donde estudia conflicto civil durante las manifestaciones en Venezuela.

    Moderadora

    Lisseth Boon. Periodista con más de 25 años de experiencia en medios impresos, radiales y digitales en Venezuela y miembro destacado de la Comunidad Periodística de CONNECTAS. Sus investigaciones han sido reconocidas con el Premio Nacional de Periodismo de Investigación Ipys, Premio Gabriel García Márquez de la FNPI y Premio Latinoamericano Colpin. Graduada en la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas con posgrados en la Universidad Simón Bolívar y Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, España. Ha integrado los proyectos transnacionales Panama Papers, Investiga Lavajato y Conexión Suiza. Coordina la unidad de Investigación del portal Runrun.es.

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