RESERVA LA FECHA

    DÍAS
    :
    HORAS
    :
    MINUTOS
    :
    SEGUNDOS

    EL EVENTO

    En esta conversación analizamos las aristas de la crisis humanitaria que se vive actualmente en la frontera entre Colombia y Panamá.

    Solo entre enero y octubre de este año, casi 100 mil migrantes, de los cuales 13.655 son menores de edad, han cruzado el Tapón del Darién, según cifras de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja. La mayoría de la población migrante proviene de Haití, Cuba y Venezuela, que ha salido a raíz de las crisis en cada uno de sus países y que tiene como destino los Estados Unidos.

    En este #DiálogosCONNECTAS, realizado como parte de The Investigative Lab Panamá (ILab) impulsado por el International Center for Journalist (ICFJ) con el apoyo del Centro Latinoamericano de Periodismo (CELAP), tres expertos abordaron las aristas de esta crisis humanitaria que afecta a toda la región. 

    En el Diálogo participaron Santiago Paz, jefe de la misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Panamá, Selene Soto, abogada senior de la organización Women’s Link Worldwide y Alex Linares, director en encargo y subdirector operativo del Servicio Jesuita a Refugiados en Colombia. 

    El fenómeno de las migraciones

    El Tapón del Darién es una frontera difícil que ni las carreteras han podido cruzar. Sin embargo, esto no ha sido un impedimento para que miles de migrantes intenten atravesar a diario la peligrosa selva entre Colombia y Panamá. Por ejemplo, miles de haitianos han dejado su país por factores como los terremotos, la crisis política tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse y la crisis sanitaria. De hecho, más de 200.000 ciudadanos de la isla han cruzado hasta la actualidad y todos los viajeros tienen en común condiciones de vulnerabilidad muy específicas, como contó Santiago Paz.

    Otro ejemplo es Colombia, más específicamente en Necoclí en el pacífico, donde hay más de 23.000 extranjeros que están apresados allí, pues tienen limitaciones para zarpar desde esta costa y empezar el tránsito al Tapón del Darién. Sin embargo, a pesar de estas restricciones, los migrantes siguen buscando alternativas informales para empezar su viaje. A su misma vez, el éxodo en el territorio colombiano está haciendo que “los insumos para empezar el tránsito por la selva suban de precios, como por ejemplo botas o botellas de agua”, dijo Linares. Asimismo, la llegada de personas de diferentes lugares concentradas en Colombia, está llevando a que las enfermedades tropicales proliferen, además de la covid-19.

    El tránsito por la selva

    Según Soto, los migrantes terminan por embarcarse en el viaje porque prefieren correr el riesgo que implica la selva antes que quedarse en sus países. La panelista dijo que cada nación de origen tiene en común problemas estructurales y falta de acceso a derechos básicos que hace que las personas quieran migrar. Más específicamente, las mujeres y niñas que deciden cruzar tienen un riesgo alto de sufrir violencia sexual, lo cual lleva también a que la trata de personas aumente.

    La respuesta de las autoridades

    Cada vez es más urgente entender las razones detrás de la decisión de miles de personas de moverse de su lugar de origen y poder dar una respuesta a sus necesidades. Como explicó Paz los flujos de estas diásporas no son culpa de un país únicamente.  Igualmente, señaló que cada vez más las naciones receptoras están empezando a aplicar leyes de migraciones y a pedir ciertas exigencias para que las personas puedan entrar al país y, eventualmente, regularizarse allí. 

    También han establecido mecanismos de tránsito seguro, como lo que ocurre en Colombia con el transporte marítimo por el pacífico que evita el camino por la selva, como contó Linares. Sin embargo, es importante tener en cuenta que esta vía también tiene sus riesgos, más aún cuando se hace de manera ilegal. De todas formas, proporcionar lugares de circulación segura es una necesidad en la región, pues los habitantes están en constante movimiento por razones económicas, políticas y sociales, lo que hace evidente que las políticas migratorias deben ser no solo locales, sino transnacionales.

    A esta respuesta de las autoridades se han sumado ONGs y el sector privado, que han ayudado a fortalecer la capacidad de los gobiernos, a lograr una coordinación regional y a entender la naturaleza de la población que atraviesa el Tapón del Darién para así, dar una solución más adecuada.

    A manera de conclusión, los expertos explicaron que se debe transformar la mirada sobre esta crisis, pues los movimientos transnacionales siempre van a suceder. De esta forma, las políticas de migraciones pueden enfocar este fenómeno como una oportunidad para mejorar las condiciones de acceso a servicios de los Estados para toda la población en general y como un motor de progreso dentro de los países. 

    En esta misma línea, aseguraron que es necesario reforzar la protección a los migrantes con un enfoque diferencial, al igual que entender como sociedad que este es un problema que compete a todas los ciudadanos por lo que hay que fomentar una cultura de hospitalidad y que todas las personas merecen un trato digno sin importar cual sea su nacionalidad.

    Te recomendamos leer:

    Viajes inconcebibles en el Tapón del Darién.

    PANELISTAS

    Aliados

      REVIVE LOS EVENTOS ANTERIORES