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    EL EVENTO

    La justicia transicional está concebida para atravesar periodos de conflictos orientados a una reconciliación en la sociedad, recobrar la confianza en las instituciones, reconocer a los diferentes actores en marco del conflicto y garantizar un acceso real a la justicia.

    América Latina ha sido espectador de algunos de los procesos de paz más emblemáticos en el mundo, como los Acuerdos de Chapultepec de 1992 (El Salvador), el Acuerdo de Paz firme y duradera de 1996 (Guatemala) o el Acuerdo de La Habana de 2016 (Colombia). Estos han necesitado de herramientas jurídicas y políticas diferentes a las tradicionales, puesto que deben entregar a la población una verdad, deben reparar a las víctimas y deben considerar los factores de rompimiento social que llevaron al origen del conflicto, lo cual termina por dar un sentido de justicia al proceso de paz.

    De acuerdo con el International Center for Transitional Justice (ICTJ), esta serie de procesos durante y después de un acuerdo de paz son conocidos como justicia transicional, que está concebida para atravesar periodos de conflictos para lograr una reconciliación en la sociedad, recobrar la confianza en las instituciones, reconocer a los diferentes actores en marco del conflicto y garantizar un acceso real a la justicia, la cual el sistema tradicional no pueden ofrecer.

    Para entender la importancia de los mecanismos de justicia transicional en la región latinoamericana, CONNECTAS organizó un panel con expertos en esta materia que dieron luz sobre qué enseñanzas ha dejado en el continente. Algunas de las preguntas que se discutieron fueron ¿Qué nos ha dejado la puesta en marcha de justicias transicionales en América Latina y el Caribe? ¿En qué medida ha servido para la construcción de escenarios de fortalecimiento para los sistemas democráticos en la región? Y a cada panelista ¿cómo le han aportado a la construcción de paz en la región?

    Durante este Diálogos CONNECTAS participaron Valeria Vegh, abogada y profesora de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Cath Collins, directora del Observatorio de Justicia Transicional de la Universidad Diego Portales en Chile y Gwen Burnyeat, investigadora junior en Merton College Oxford.

    Recobrar la confianza

    La justicia transicional está concebida para recobrar la confianza, garantizar la verdad para las víctimas y reconocer a diferentes actores dentro del marco del conflicto, lo cual ha contribuido a la construcción de verdad en toda América Latina. Esto ha sido notorio y visible en la Argentina, donde sucedió el primer proceso de paz exitoso de la región. Valeria Vegh explica que a pesar de haber sido una realidad, la divulgación de la investigación alrededor del conflicto fue muy baja y por tanto, y la consigna de “verdad” no estuvo cumplida a cabalidad, a pesar de que históricamente ha sido una necesidad exigida por la sociedad en el marco del conflicto de Estado.

    Sin embargo, según Valeria Vegh, este proceso fue controvertido en América Latina, pues aunque la consigna “ni olvido ni perdón” ha sido importante, la reconciliación no ha hecho parte de todo el proceso, ni ha sido un objeto necesario. De igual forma, Vegh explica que la reconciliación es una realidad siempre y cuando todas las personas estén en condiciones de igualdad, es decir que perpetradores y perpetrados sean considerados como víctimas.

    En el caso chileno, Cath Collins explicó que, según ella, el posconflicto en ese país fue desafortunado, pues no se le entregó a las víctimas una justicia completa, entonces hubo personas que pudieron defender su impunidad a nombre de la paz social y la consecución de democracia.

    Igualmente, en el reciente proceso de paz colombiano, Gwen Burnyeat anotó que antes del fin del conflicto, ya se venían recopilando diferentes estrategias de justicia transicional, a pesar de esto cuenta que el país “aún hoy en día está en conflicto”. Ahora bien, el acuerdo de paz firmado en 2016 abrió tres instituciones para contribuir a la justicia transicional: una Unidad de búsqueda, una Comisión de la verdad y la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). Sin embargo, la experta contó que el acuerdo de paz tiene muchos desafíos, principalmente por el gobierno electo y la poca legitimidad que le ha dado a las instituciones, además a nivel territorial hay una polarización muy fuerte y una amenaza abierta a las instituciones que trabajan en pro de la paz.

    Por el buen camino

    Aunque todos los procesos de paz han tenido desafíos evidentes, ha habido casos de éxito que demuestran que los acuerdos sí son posibles. Por ejemplo, Vegh cuenta que la memoria ha sido un elemento fundamental, pues aunque no basta para la no repetición, si es un requisito necesario. Ahora bien, la memoria pública, de las instituciones, debe tener una memoria muy fuerte, al igual que la ciudadanía, algo muy presente en las nuevas generaciones en Argentina.

    De igual forma, para Collins en el caso chileno hubo una explosión de dos reivindicaciones que no habían quedado completas: la de la justicia y la explicación de qué es la memoria para crear verdad, pues la memoria institucional no podía ser la única que fuera legítima en el país y aún hoy hay mucho “terrenos en disputa”.

    A todas luces el caso colombiano lleva construyendo la paz desde muchas formas desde antes del acuerdo, entonces es claro que la justicia transicional y la memoria han sido procesos netamente políticos desde 2016. Así pues, hay ejercicios de memoria oficial que tienen alta legitimidad, que estuvo acompañada de publicaciones de sucesos importantes durante el conflicto. Por ende, hubo una confianza incipiente hacia el Estado, que a su vez ha sido perpetrado. Finalmente, esto ha significado tener “una polifonía de voces” dentro del conflicto armado que viene desde la memoria oficial.

    A manera de conclusión, todas las participantes remarcaron la importancia del Estado y de la ciudadanía en los procesos de justicia transicional y de construcción de paz. Igualmente, se resaltó el coraje y creatividad para movilizarse alrededor de estos procesos que incluso en la actualidad, pone en riesgo la vida de las personas que defienden la búsqueda de paz. Por otro lado, se hizo énfasis en el pesimismo de la ciudadanía y la dificultad que tiene la institucionalidad para recobrar la confianza de las personas en el marco del posconflicto, pues es la Estado quien tiene que cambiar, ganar ese espacio en la sociedad y dar continuación a los procesos en el mediano y largo plazo.

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