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    EL EVENTO

    Las dos periodistas e investigadoras pidieron a sus colegas dejar de lado las excusas para hacer periodismo de investigación, y explotar las ventajas del trabajo colaborativo y trasnacional.

    Las oportunidades de hacer periodismo de investigación no caen del cielo, pero están ahí. Hay que buscarlas. Es uno de los consejos de Giannina Segnini, directora del Master en Science Data Concentration en la escuela de periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York, y de Marina Walker, directora adjunta del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, en este encuentro virtual con el director de CONNECTAS, Carlos Eduardo Huertas. La conversación forma parte de la actividad de actualización en investigación periodística que se realiza en conjunto entre el ICFJ y CONNECTAS.

    “Investigar no es un regalo que cae del cielo. Si alguien está esperando que el editor le diga tómese su tiempo y aquí tiene todos los recursos, eso no va a ocurrir. Mi experiencia es que se va sumando evidencia, datos, y luego es cuando se plantea un trabajo de investigación al editor. Esta labor se va haciendo de a poco, sin prisas”, afirma Segnini. Al final, sostienen, el periodista podrá entregar una pieza que va a generar impacto, en varias entregas, y va a lograr que el editor pregunte si tiene más de ese material.

    El espacio para la investigación se gana

    Walker añade que cuando el Consorcio tiene una investigación entre manos, se toma tres meses para interrogar la data, ver si hay historia, y con esos insumos se acerca a los editores y aliados para “venderles” esa historia.

    Segnini y Walker también se refirieron a los obstáculos que los periodistas esgrimen, con frecuencia, como impedimentos para no desarrollar una investigación.

    Walker aseguró que: “Esa condición nos lleva a ser más efectivos en el uso de los recursos. A organizaciones pequeñas les pone un poco más de presión. A los medios chicos más que a nadie les conviene el periodismo colaborativo y en alianza, apoyarse en colegas de otros medios. No tienen que hacer todo ellos solos”.ser un medio o equipo pequeño de trabajo no debe frenar de por sí la producción de piezas periodísticas de largo aliento

    Segnini señala que, más allá de un buen computador, volverse experto en el tema y tener la disposición, y que si se trata de un trabajo colaborativo no hace falta pasaporte para poder llevarlo adelante. La colaboración con otras disciplinas, añade, es otra posibilidad. “Hay profesionales dispuestos a colaborar, hasta gratis, en nuestras investigacionestampoco son necesarios grandes recursos para hacer investigación“.

    Segnini también desmontó la premisa de que es una condición para investigar que el derecho a la información pública esté consagrado en la Constitución de cada país. “Es muy fácil quejarse de que se vive en un sistema represivo (y ponerlo como excusa para no hacer periodismo de investigación), pero hay que retar al sistema, conocer la legislación para hacerlo”. Refirió que en Costa Rica no existe una ley de acceso a la información pública pero sí un artículo de la Constitución que permite, previa demanda en la Corte, solicitar dicha información. Un ejercicio que Segnini y su equipo en La Nación realizó por 20 años.

    Colaboración y coordinación

    Sobre los trabajos colaborativos, Walker apunta que hay que recordar que toman tiempo, “un tercio más de lo que se tomaría un trabajo que se hace en solitario o con un grupo de dos o tres personas”, pero que la investigación se vuelve más eficiente. “Podemos hacer cosas insospechadas y obtener documentos a los que ni soñábamos con tener acceso”.

    Si se trabaja bajo esta modalidad, la coordinadora del equipo que investigó los Panama Papers recomienda que un periodista ejerza el rol de aglutinador o coordinador, para ver cómo están trabajando los demás y reunir a las personas, así como entender los hallazgos que se van compartiendo. Sugiere, asimismo, que ese coordinador envíe al equipo memos semanales que detallen los avances de la investigación.

    Segnini, quien hasta febrero de 2014 encabezó el equipo multidisciplinario de datos de La Nación de Costa Rica y también formó parte del equipo de Panama Papers, compartió su forma de “interrogar la data”: “Antes de preguntarle a la data debe hacerse un estudio de legitimidad y de consistencia. La data puede ser legítima pero inconsistente. Hay que ordenarla y hacerse preguntas, ver si hay errores. También tomar un conjunto de datos y verificarlos en la realidad. Al enfrentar la data busco patrones y casos atípicos”.

    Walker considera fundamental ver si la data es legítima porque ese banco de datos puede ser una trampa. “Es crucial ver cuál es el estándar, qué es lo que debe ser, y cuáles patrones muestra la data. En el caso de Panama Papers nos preguntamos cuáles son las cosas más terribles que pueden hacer estas proveedoras de empresas offshore: tener clientes que figuren en listas negras del Departamento del Tesoro de Estados Unidos o de la Unión Europea. Cruzamos Panama Papers con esta lista y encontramos 33 coincidencias”.

    El ciclo de conversaciones continúa con un video a partir de una plática con Jorge Luis Sierra, ICFJ Knight Fellow y experto en ciberseguridad. Podrás acceder a ella a partir del miércoles en un enlace que te compartiremos.

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