Las tres muertes de Marisela Escobedo: una mujer contra el sistema mexicano

El asesinato de Rubí, la hija de Marisela Escobedo, derivó en una lucha de esta madre para exigir justicia, mostrando la realidad de muchas otras en México. Hablamos al respecto con Alejandro Melgoza, miembro de nuestra Comunidad y uno de los participantes en el desarrollo del documental de Netflix sobre este caso.

Las tres muertes de Marisela Escobedo
Imagen promocional del documental. Crédito: Netflix.

El asesinato de Rubí Fraire Escobedo a los 16 años de edad a manos de su novio provocó que su madre, Marisela Escobedo, comenzara una incansable lucha en México para lograr la captura y enjuiciar al responsable del homicidio; sin embargo, a pesar de todas las pruebas presentadas, los jueces absolvieron al hombre al no considerarlas suficientes.

Pocos meses después del juicio, Marisela pasó varios días haciendo un plantón para exigir justicia al gobierno mexicano y, al igual que su hija, fue asesinada. Estas son ‘Las tres muertes de Marisela Escobedo’, el nuevo documental de Netflix que refleja la impunidad de los feminicidas en el país.

La producción, que ya está disponible en la plataforma, cuenta el peregrinar de Marisela desde agosto de 2008 hasta su asesinato frente al Palacio de Gobierno de Chihuahua a manos de un hombre que descendió de un vehículo y le disparó en la sien.

Alejandro Melgoza, miembro de nuestra Comunidad Periodística que participó en la realización de este trabajo, nos contó más detalles sobre la producción en una conversación con Valeria Durán, periodista mexicana también miembro de nuestra Comunidad y quien cuenta con una importante trayectoria en la cobertura de feminicidios y violencia de género en México.

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Valeria Durán: ¿Qué hay detrás de este documental y cómo llegan a elegir el caso de Marisela Escobedo?

Alejandro Melgoza: El caso de Marisela Escobedo se eligió gracias a un trabajo de investigación que venía haciendo el director, Carlos Pérez Osorio. Él estaba yendo constantemente al Centro de Violencia contra las Mujeres en Chihuahua y encontró que se mencionaba el caso de Marisela, se repetía continuamente. Se eligió porque era un caso que tenía todos los elementos de impunidad, de violencia de género, atropellos, estigmatización en torno a casos donde están involucrados los feminicidios y ya fue como más el aterrizaje del trabajo unos cuatro o cinco años después.

Este caso engloba una problemática sistémica en México y en América Latina. Hay muchas Rubís y muchas Mariselas Escobedo en el país viviendo esos atropellos que delatan a un sistema patriarcal también incrustrado en el Poder Judicial, en la Fiscalía y también en nuestras autoridades.

Valeria Durán: ¿En qué momento dicen “Tienen que ser tres muertes” en el título? ¿Cómo logran dar con este punto?

Alejandro Melgoza: Lo elegimos con base en un trabajo de revisar todos los documentos, diarios personales, la hemerografía, las entrevistas, las solicitudes, y todo eso lo montamos en una amplia línea de tiempo (…) algunos elementos que quizás no vieron en el documental pero que nos ayudaron a entender cómo llegó a Chihuahua, cómo conoció a este hombre, cómo se fue desenvolviendo…

Cuando estábamos construyendo estas tres partes pensábamos que no solo era una mujer con una gran fortaleza, una gran estamina y una gran inteligencia, sino estratégica, porque ella sabía a los peligros que se enfrentaba, las amenazas que ya le habían hecho y aunque no creyera como tal en la justicia, todo lo documentó, y fue gracias a eso que se pudo construir esto”.

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“Es una persona que se enfrentó contra un sistema patriarcal” – Alejandro Melgoza.

Valeria Durán: Tenemos que tomar en cuenta que ha pasado una década, ¿Crees que la historia de Marisela desencadenó este chip que hace que las madres sean las que encabecen esta lucha? ¿Marisela sirvió de ejemplo para madres que han tenido que recorrer este mismo camino?

Alejandro Melgoza: Sí fue un ejemplo importante sobre todo en esa época y en la frontera, que es de donde hemos recibido en estos últimos días bastante respuesta. Quizás en ese momento no había una mediatización a través de redes sociales tan fuerte, sin embargo, toda la hemerografía, la videografía, todo lo que estaba asentado en esos años, refleja que sí fue un símbolo y sí se convirtió en una lideresa que siguieron muchas madres en ese momento. Hay defensores y defensoras quienes se atreven a mencionar que fue, sin quererlo, una de las primeras lideresas en poner en una bandera las desapariciones con todo este ejercicio cuando va con ciudadanos y ciudadanas a las marraneras a hacer una actividad pericial amateur, con las pistas que ellas y ellos tenían, esto precisamente frente a una serie de escalones que no le permitían encontrar justicia para su hija.

Valeria Durán: Y Chihuahua pese a todo este contexto de violencia se convirtió en el último estado de la República mexicana en reconocer la figura del feminicidio, lo reconoce hasta 2017, el Estado ni siquiera estaba preparado para dar la justicia que ella pedía porque la figura no existía.

Alejandro Melgoza: Y además de todo es increíble ver cómo se va dando no solo esta cadena de absurdos, sino cómo no estaba preparada la autoridad en ese momento, cómo no existía una tipificación, y ya todavía entendiendo que no estaba la tipificación, ni siquiera tuvieron un ejercicio judicial con perspectiva de género, de criterio, que eso a mí es lo que me parece muy debatible con los jueces, que por cierto buscamos a dos de ellos y no accedieron [a declarar]. ¿Cómo es que existían indicidios para otros delitos de alto impacto y había prisión preventiva, pero en ese momento tantos elementos no alcanzaron ni siquiera para que los jueces le dieran una prisión preventiva?

Además, ¿Cómo era posible que ni un solo juez de los tres haya ido en contra de esa decisión? También está lo que planteaba la defensa del feminicida, que era un explícito discurso misógino y patriarcal, y cuando uno lee el libro de Joel Meneses, de la defensa, es peor. Era un muy buen abogado, muy preparado, de los pocos que entendía el nuevo sistema penal acusatorio, pero enraizado en ese esquema de misoginia y se puede detectar a lo largo de sus cargas subjetivas en su libro.

Valeria Durán: ¿Cuál ha sido alguna de esas cargas que recuerdes que digas, “esta fue increíble”?

Alejandro Melgoza: Hay una increíble, él en un momento dice que hay casos más importantes que atender en Chihuahua y habla del secuestro, del homicidio y hasta del robo de automóviles. Para nosotros fue indignante e increíble, no puede uno sino entender que todo ese sistema está enraizado de principio a fin en un sistema patriarcal.

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Valeria Durán: Uno podría abrir el periódico mañana y podría aparecer otra Marisela Escobedo sin problema, lo cual asusta. ¿Fue para ti impactante darte cuenta, conforme te ibas sumergiendo en la historia, reconocer que esto pese a haber pasado hace años atrás, es algo que podríamos ver nuevamente y que parece que no dejó una lección?

Alejandro Melgoza: Sí, es impactante porque verlo con una lupa a diez años le permite a uno entender que continúa un sistema feminicida, continúan criterios machistas y misóginos dentro de las autoridades en todas las escalas, y también hay que decirlo, hay una suerte de adormecimiento gradual que se ha dado también desde la sociedad civil desde este lado de entender todo este camino difícil que recorren las mamás.

Valeria Durán: Nosotros como periodistas tenemos la gran labor de contar sin revictimizar, de capacitarnos para aprender a abordar este tipo de historias de violencia de género que cada vez son más comunes, lamentablemente. ¿Qué crees que hace falta? ¿En qué crees que podemos ayudar como periodistas para poder despertar a esta audiencia que ahorita está dormida ante el dolor de estos familiares que pierden a las mujeres por culpa de la violencia de género?

Alejandro Melgoza: Tenemos que dejar de creer en ese falso canon de que por ser periodistas debemos limitarnos o alejarnos completamente de lo que creemos o de nuestras posiciones subjetivas.

Valeria Durán: Para finalizar me gustaría que le enviaras un mensaje a la gente que no ha visto el documental.

Alejandro Melgoza: Los invitaría a que observen todo este esfuerzo amoroso que dejó una de las tantas miles de mujeres en México que peleó sola con el sistema. Creo que fue un trabajo en el que se respetó completamente toda la parte de la memoria de Marisela, de su hija, y que también tiene un objetivo de no revictimizar y no estigmatizar nada sobre esta problemática que es sistémica. Si bien es uno más de los miles de casos que son una herida en México, me parece que al verlo uno puede sentir no solo coraje, sino también esta lección muy amorosa, este gran ejemplo de amor que pudo más contra un sistema que intentó sepultarla, ensuciarla, y que hasta la fecha pretende que quede en silencio.

Ve la entrevista completa:

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