La estrategia consiste en reforzar la vigilancia de los ductos que transportan combustible y resguardar las instalaciones de Petróleos Mexicanos (Pemex); en este operativo participan 15 dependencias federales entre las que están la Secretaría de Marina (Semar), la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Secretaría de Gobernación (Segob) y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
No obstante, las tomas clandestinas para el robo de combustible reportadas por Pemex durante enero de 2019 aumentaron en 49 por ciento en comparación con la cifra reportada para enero del año pasado.
Para Miriam Grunstein, investigadora del Baker Institute, “el número de tomas clandestinas iba a aumentar con el presidente que fuera en tanto no se madurara una auténtica estrategia contra el robo de combustibles, y eso no se logra en un mes a partir de la llegada a la presidencia. Detener las tomas clandestinas es muy difícil, es como detener el tráfico de drogas. Se trata de acciones concertadas de la delincuencia organizada con una estrategia bien armada”.
Y así fue: el número de tomas clandestinas aumentó a pesar de la que el presidente López Obrador presentó como la estrategia de su gobierno para terminar, de una vez por todas, con el huachicoleo (robo de combustibles).
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