El escenario planteado tras los resultados de la jornada electoral del domingo 2 de octubre en Brasil deja algunas reflexiones sobre los dos candidatos que irán al balotaje: Lula sigue siendo el más opcionado, pero no la va a tener tan fácil como parecía en las encuestas. En especial si llega a la presidencia, porque el Congreso estará dominado por la derecha.
En cuanto a Bolsonaro, quedó demostrado que lo suyo no es una moda, sino toda una fuerza política compuesta de tres bases sólidas: el militarismo, el conservadurismo religioso y la alianza con las oligarquías regionales.
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Con la presión del tiempo (la segunda vuelta será el 30 de octubre), ambas campañas buscarán consolidar el respaldo que tienen y seducir a los indecisos y a quienes votaron por otros candidatos, indispensables para asegurarse el triunfo en el balotaje. “Hay que tomar en cuenta que el porcentaje de abstención en las urnas fue el más alto de todas las elecciones, con un 20,9 %, lo que significa que más de 32 millones de brasileños no acudieron a votar. Son personas indecisas o que no creen en el panorama político actual, por eso las campañas deberían estar orientadas a ellos”, explica Juliana A. F. Gonçalves, investigadora de la UNAM. ¿Qué viene ahora en la carrera política para llegar al Palacio de Planalto?
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