Un votante participando en la primera vuelta de los comicios presidenciales del pasado domingo 11 de abril de 2021. La segunda vuelta se celebrará el próximo 6 de junio. Crédito: Agencia Andina.

Por: Elizabeth Salazar, periodista peruana y miembro de la Comunidad Periodística de CONNECTAS.

 

“C uando salieron los resultados electorales en televisión, y apareció la foto de Pedro Castillo, me dije: Ah, están presentando a los candidatos del último al primer puesto”, dijo la señora Roxana Marín, al referirse a los comicios presidenciales celebrados en Perú el pasado 12 de abril. Muchos limeños desconocían o no daban crédito al salto que dio el candidato de izquierda radical en las encuestas previas a las elecciones.

En cuestión de días, las actas oficiales confirmaron que Castillo obtuvo el voto de la sierra sur, centro y parte de la selva, y el próximo 6 de junio competirá por el sillón presidencial con la postulante de derecha, Keiko Fujimori, investigada por lavado de dinero e hija del condenado por corrupción, Alberto Fujimori. 

Ambos pasaron a segunda vuelta con la votación más baja registrada desde que el Perú recuperó su democracia: 15,5 por ciento y 10,9 por ciento de los votos emitidos, respectivamente. Un mayoritario 18,3 por ciento de personas optaron por anular o dejar en blanco su cartilla, y el resto repartió su apoyo entre los 16 postulantes que participaron en la contienda. 

En un país donde el voto es obligatorio, se creyó que el temor al coronavirus motivaría un alto ausentismo, pero si bien este alcanzó el 28 por ciento de los electores hábiles -unos 6,6 millones- el porcentaje no se distingue mucho al de años anteriores. 

Lo cierto es que ninguno de los candidatos convenció a la mayoría de los 17 millones de peruanos que acudieron a sufragar, con doble mascarilla y protector facial, en el pico más alto de una pandemia en el que hemos roto nuestro propio récord de muertes y superamos los 400 fallecidos por día.

La primera vuelta de las elecciones presidenciales ocurrió en el peor momento de la pandemia en Perú, país que al 24 de abril registra 59.724 muertes por Covid-19 y 1.761.575 contagios según el Ministerio de Salud. Crédito: Agencia Andina.

La tensión política se trasladó a las redes sociales, sobre todo grupos de WhatsApp. Los espacios virtuales, copados por información sobre compra y recarga de oxígeno, colectas de ayuda, cadenas de oración y pedidos de camas UCI, se han convertido en un canalizador de emociones y disputas políticas. 

Memes, fotos, videos de archivo y cadenas de desinformación están llenando los chats familiares y amicales para tratar de convencer al otro cuál de los escenarios posibles es, desde su punto de vista, “el mal menor”. Un concepto que se repite en cada elección de las últimas dos décadas.

La última vez que votamos bajo esa premisa fue en 2016, cuando Pedro Pablo Kuczynski ganó la presidencia. El partido de su contendora, Keiko Fujimori, pasó a ocupar la mayoría del Congreso y el país entró a un largo periodo de ingobernabilidad. Se promovieron censuras contra ministros de Estado y un pedido de vacancia que fue frustrado por el bloque opositor que lideraba su hermano, el entonces legislador Kenji Fujimori. Se indultó por un breve periodo al patriarca de la familia, Alberto Fujimori. Y Kuczynski, vinculado al caso Odebrecht y cercado por una nueva amenaza de destitución, le dejó el puesto a su vicepresidente, Martín Vizcarra. 

Cuando todo parecía volver a su cauce, se filtraron escuchas telefónicas que revelaron la existencia de una mafia judicial que alcanzó al mismo Fiscal de la Nación, Pedro Chavarry. El mismo que, en vísperas de Año Nuevo, intentó retirar al equipo de fiscales que investigaba a expresidentes de la República por sus vínculos con el Caso Lava Jato, pero las marchas ciudadanas lo evitaron. 

Como parte de estas investigaciones, hemos sido testigos del pedido de extradición del expresidente Alejandro Toledo, de la prisión preventiva de Ollanta Humala y de la misma Keiko Fujimori. Incluso, el suicidio del exmandatario Alan García, cuando se disponían a arrestarlo. Luego vendría la disolución del Congreso y la polémica juramentación de la segunda vicepresidenta, Mercedes Aráoz, como Jefa de Estado por un día. Una encargatura que no fue oficializada.

Momento en que Martín Vizcarra, por entonces presidente del Perú, anuncia la disolución del Congreso peruano. Eso ocurrió el 30 de septiembre de 2019. Crédito: Agencia Andina.

El nuevo Parlamento, más fraccionado que el anterior, no trajo consigo un periodo de estabilidad: asumió funciones en el primer mes de pandemia y cerró el año vacando a Martín Vizcarra. Su sucesor, Manuel Merino, duró menos de una semana en el cargo. Renunció tras las marchas ciudadanas que terminaron con la muerte de dos jóvenes, y Francisco Sagasti tuvo que asumir el mando.

Agotados. Así llegamos los peruanos a estos comicios. Cinco años, cuatro presidentes y un enorme descrédito a la clase política. Una imagen que se resquebrajó aún más cuando se descubrió que un grupo de funcionarios públicos, incluido el entonces presidente Vizcarra y la ministra de Salud, se vacunaron en secreto y de forma irregular contra la covid-19. “Al final todos roban” o “todos mienten” son frases comunes en los círculos familiares y amicales cuando se habla de política. 

A la fecha, todos tenemos a un familiar o conocido que fue afectado por el virus, y el desempleo que alcanzó a 2,2 millones de peruanos se refleja en los negocios con letreros de cierre, nuevos vendedores ambulantes y migrantes que tocan las puertas de las casas pidiendo comida. Para muchos la campaña electoral es lo último en que pueden pensar, hacerlo es casi un privilegio. 

No se sabe lo que ocurrirá con la segunda vuelta. La campaña electoral ha vuelto a iniciar, con discursos polarizados, racistas y desinformación entre los electores de Castillo, que plantea estatizar las empresas y poner la mirada en las regiones; y de Fujimori, que promete mantener el modelo económico actual. Pero el principal contendor de ambos es el antivoto: según la última encuesta de IPSOS, Castillo suma un rechazo de 33 por ciento, mientras que un 55 por ciento dice que nunca apoyará a Fujimori; lo cual explica que el primero vaya liderando la intención de voto con un 41.5 por ciento, según el último sondeo.

Entre Keiko Fujimori y Pedro Castillo saldrá el próximo primer mandatario o la próxima primera mandataria de los peruanos. Sin embargo, ambos se enfrentan al antivoto. Fotos: Agencia Andina.

Lo cierto es que no solo el próximo Parlamento será más fraccionado que el anterior, con una decena de agrupaciones políticas ocupando los escaños, sino que siete de cada diez electores hábiles no votó por ninguno de ellos. Así las cosas, los nuevos integrantes de los dos poderes del Estado juramentarán a sus cargos con una representatividad mínima. De no lograr consensos para la toma de decisiones, se avizora un nuevo ciclo de ingobernabilidad, pues el Congreso ha aprendido a usar la vacancia y la censura como armas de negociación política.

“Lo único que queremos es que nos dejen trabajar. Que pongan más plantas de oxígeno y que piensen en el pueblo“, me dice Rogelio Angulo, uno de los nuevos vendedores ambulantes de frutas que rodean el mercado de Jesús María, en Lima. Hasta el año pasado se dedicaba al taxi, pero en enero tuvo que vender su vehículo para costear el tratamiento de su esposa que contrajo la covid-19. Para quienes cuidan a sus enfermos y luchan contra el desempleo, una una nueva crisis política significa la pérdida de más vidas.

La continuación del proceso de vacunación y la recuperación económica están en manos del próximo gobierno, pero ninguno de los dos candidatos se ha enfocado en proponer soluciones de corto plazo para estas urgencias. Ni siquiera garantizan una gestión democrática. El entorno de Castillo y Fujimori ha buscado reducir el debate a una confrontación entre ricos y pobres, terroristas y corruptos.

El pasado 11 de abril también se llevaron a cabo las elecciones para el Congreso peruano. Así quedó conformado: el partido de Castillo es la mayoría, luego le sigue el de Fujimori. Crédito: gráfico de Ojo Público con datos de la Oficina Nacional de Procesos Electorales de Perú.

Los videos de Facebook y publicaciones en TikTok se han sumado a esta polarización. Hemos visto a influencers exponer en un minuto los prejuicios y discriminación que están interiorizados en un sector de la población, pero también a ciudadanos de regiones en pobreza extrema que exigen reformas para reducir la desigualdad y la falta de oportunidades.

Por el momento, la atención está puesta en ambos candidatos. Las novedades que nos trae el próximo Congreso aún no forman parte de la discusión ciudadana, pero se sabe que cuatro de los partidos que promovieron la vacancia de Vizcarra están de vuelta: Acción Popular, Alianza para el Progreso, Podemos Perú y Fuerza Popular; y tendremos la primera bancada de ultraderecha católica con Renovación Popular. Además, del ingreso de figuras políticas con investigaciones penales en curso y otros que manejan discursos de odio, antiderechos y antivacunas. 

Aquí encontramos a la pastora evangélica Milagros Aguayo, líder de la iglesia La Casa del Padre y fundadora de colectivos donde se refuerzan estereotipos sobre el rol de las mujeres. También encontramos al líder de Podemos Perú, José Luna Gálvez, investigado como presunto líder de la red criminal Los gánsteres de la política; al médico personal de Alberto Fujimori, Alejandro Aguinaga, actualmente procesado por participar de las esterilizaciones forzadas a mujeres en la década de los 90; y al biólogo Ernesto Bustamante, quien cuestionó el nivel de eficacia de la vacuna de Sinopharm y dijo que esta “produce más Covid-19 que el placebo”, entre otros.

Resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Perú. Crédito: gráfico de la Oficina Nacional de Procesos Electorales de Perú.

Todos ellos, junto al nuevo presidente o presidenta, tomarán juramento en julio próximo, el mismo mes en que Perú celebrará sus 200 años de independencia.

Autor

Periodista freelance y analista de datos en Perú, especializada en reportajes sobre género, desigualdad y grupos de poder. Es miembro de #CONNECTASHub, grantee del Pulitzer Center y colaboradora de Mongabay Latam. Ha trabajado en Ojo Público, El Comercio, y escribe para medios internacionales. Recibió el Premio Excelencia Periodística 2021, de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), y el Premio Suramericano de Periodismo 2018, de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Formó parte del proyecto Fondos de Papel, nominado al Premio Gabo 2018, y de la investigación Dueños del Agua, nominado a los Premios SDG 2019 de Naciones Unidas.

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Periodista freelance y analista de datos en Perú, especializada en reportajes sobre género, desigualdad y grupos de poder. Es miembro de #CONNECTASHub, grantee del Pulitzer Center y colaboradora de Mongabay Latam. Ha trabajado en Ojo Público, El Comercio, y escribe para medios internacionales. Recibió el Premio Excelencia Periodística 2021, de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), y el Premio Suramericano de Periodismo 2018, de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Formó parte del proyecto Fondos de Papel, nominado al Premio Gabo 2018, y de la investigación Dueños del Agua, nominado a los Premios SDG 2019 de Naciones Unidas.