Miss Venezuela: una fábrica de la belleza donde los “santos” hacen milagros

“Por décadas ya, una suerte de nube oscura se había posado sobre el país y la realidad se había trastocado, lo que era bello se había tornado horrible, y lo moral en inmoral. Miss Venezuela (…) no podía ser una excepción, no podía salvarse de esta peste. Nada podía salvarse”.   Adiós al Miss Venezuela, novela de Francisco Suniaga

En Venezuela hay muy pocas certezas. En uno de los países más violentos del mundo, nadie sabe si llegará vivo a su casa; si conseguirá comida o encontrará el medicamento necesario para sobrevivir. Sin embargo, hay una figura que se mantiene casi inamovible, escondida detrás de escarcha y stilettos con altura de Pirineos: el Miss Venezuela.

Desde 1952, fecha de su creación, este concurso forma parte de la idiosincrasia nacional. La noche del certamen las redes sociales se inundan de comentarios y en los sueños infantiles aparece con frecuencia la corona hecha de cristales austríacos, madreperlas japonesas y circones de piedra rusa. Puedes estar de acuerdo o no, pero igual te enteras; aunque sea solo de lo que aparece frente a las cámaras.

Detrás del Miss Venezuela hay un mundo oculto para el televidente, pero también para muchas chicas que desde diferentes rincones del país llegan al certamen con la ilusión de ser protagonistas de lo que creen será una vida de princesas.

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Este es un especial de Efecto Cocuyo en el marco de un acuerdo de promoción del periodismo por parte de Organized Crime and Corruption Reporting Project y el International Center for Journalists. Esta nota es republicada por CONNECTAS gracias a un acuerdo de redifusión de contenidos.

 

Con lo primero que se encuentran, por no decir que tropiezan, es con el costo de participar en el certamen. Unos 32 mil dólares (según cálculos realizados en el mes de abril de 2017)  debe invertir una candidata que quiera estar en el cuadro de las  chicas que compiten por la corona.

Mariana tiene 22 años, mide 1,78 mts, es blanca con el pelo muy largo y negro, de cara delgada; su actitud es ligeramente tímida. Fue descubierta por su mánager y maquillador en una panadería del Estado Zulia, mientras trabajaba como cajera, para poder pagar sus estudios universitarios de administración.

Vive en un hogar modesto, sostenido económicamente por su padre que es un soldador. Desde que decidió ingresar en el certamen regional que servirá de filtro para llevarla posteriormente al concurso de Miss Venezuela, prácticamente toda la economía familiar está destinada para pagar los dos meses de intenso entrenamiento que incluyen, gimnasio, clases de nutrición, oratoria y pasarela. Pero este es apenas el primer paso.  En caso de que sea elegida para participar en el Miss Venezuela, las facturas se irán amontonando.

En un país en el que según estimaciones del Fondo Monetario Internacional la inflación excederá 2300% en 2018  y el PIB caerá en 12%  este año, la carrera por la corona es el equivalente a 924 salarios mínimos mensuales o 77 años de trabajo.

Los gastos, o la inversión en caso de que el Miss Venezuela sea trampolín para una carrera como modelo, son tan elevados pues al menos durante cuatro meses deben mantenerse impecables 24 horas al día, siete días a la semana. Lea el especial en Efecto Cocuyo AQUÍ

“La persona que participa en el Miss Venezuela rápidamente se convierte en figura pública y si son modelos después de participar en el certamen cobran diez veces más”, asegura Diego Montaldo, periodista de espectáculo con más de 30 años de experiencia en la cobertura del Miss Venezuela y profesor de oratoria.

Viviana Valente, Miss Portuguesa 2016, lo corrobora. Dice que en menos de dos meses ha logrado recuperar su inversión luego de participar en castings y campañas publicitarias.

La cifra por participar podría parecer demasiado alta para una trabajadora clase media, pero no para Osmel Sousa, el zar de la belleza y quien lleva la batuta del concurso a principios de los ochenta. Deslenguado, extravagante y controlador, en el certamen no se mueve una pluma sin su consentimiento.

Sousa no tiene complejos en admitir que busca un resultado óptimo -que a sus ojos es la “fabricación” de una Barbie en vida con medidas 90-60-90- y que hará uso de cualquier artimaña estética para alcanzarlo. “Si hay que hacerle a una niña una cirugía en la nariz, se hace. Esto es una industria y como industria debemos apuntar a la perfección. No podemos quedarnos en la mediocridad”, señaló en un documental que hiciera la BBC en el año 2014. Lea el especial en Efecto Cocuyo AQUÍ

 

Y para él, la perfección tiene un precio.

Un vestido de gala puede costar entre 5 y 10 mil dólares dependiendo del diseñador. No obstante, en la mayoría de los casos, hay un acuerdo con la aspirante, que lo desfila, lo muestra y luego lo devuelve.

Lo más costoso es mantenerse regia cada día durante los cuatro meses que dura la preparación. Durante este lapso las chicas gastan unos 10 mil dólares en prendas de vestir, zapatos y accesorios, preferiblemente de marca. Los Dolce & Gabbana, Louis Vuitton, Armani, Rayban y Louboutin se pasean por la Quinta (sede de la Organización Miss Venezuela) como en cualquier pasarela de París o Milán.

Las extensiones de cabello natural han pasado a ser tan importantes como la vestimenta. Comprarlas y colocarlas está por el orden de los 550 dólares.

“Al principio yo vivía con una amiga en Caracas y luego un amigo de mi papá, me dio un apartamento alquilado. Todos los días yo compraba ropa nueva, siempre uno tiene que estar de punta en blanco”, asegura Miss Bolívar 2015, Alvany Goncalves, quien deja en claro que los gastos del concurso se los cubrió su papá.

Ante los altos costos de participación, algunas chicas desisten de participar, otras hacen recolectas y rifas en sus barrios o parroquias, una especie de “crowdfunding” analógico y otras apelan a los “santos”: empresarios y funcionarios que se mueven en el mundo de la belleza, siempre prestos a ayudar a cambio de compañía y/o favores sexuales.

El patrocinio oscuro no le resulta desconocido a Goncalves, aunque aclara que muy probablemente cualquiera que haya accedido a este trato lo mantendrá en secreto. “Si les ofrecen algo, ellas se quedan calladas, nadie va a decir ‘me está pagando tal persona a cambio de que yo sea su acompañante’. Eso es algo que todo el mundo se reserva”.

El gimnasio se convierte en un elemento tan importante como el agua para las futuras candidatas, que pueden gastar hasta 90 dólares mensuales que incluyen un entrenador personal. Eso, en una economía como la venezolana es un verdadero lujo.

Una vez que son elegidas candidatas el costo del gimnasio corre por cuenta de la Organización Miss Venezuela. En otros casos se hacen intercambios publicitarios como por ejemplo con las carillas o prótesis dentales que hacen ver la dentadura “perfecta”, es una intervención conocida como “diseño de la sonrisa”.

Las cirugías plásticas son caso aparte. Lea el especial en Efecto Cocuyo AQUÍ

Transformación con bisturí

Si tocara describir a Pina rápidamente uno de sus principales rasgos sería la delgadez. Tiene 25 años, mide 1,62 metros y pesa 50 kilos.  Para este trabajo acudió a la consulta de Peter Romer, reconocido como uno de los cirujanos plásticos de las mises. El consultorio asemeja la sala de una casa con detalles de madera y cuadros coloridos. Por supuesto, una revista Cosmopolitan descansa en una de las mesas de la esquina.  En la decoración no hay alusión alguna al concurso.

Ya en la oficina, un cuadro en blanco y negro del Salto Ángel se roba la atención. Eso y un implante de glúteos que descansa en el escritorio.

Romer halaga la figura de Pina y le pregunta qué le gustaría hacerse. Trata de que se sienta confortable y le asegura que no le gusta que sus pacientes critiquen sus cuerpos.

Ella le dice que quiere parecerse a Edymar Martínez, Miss Internacional 2015.

El cirujano sabe perfectamente qué es lo que ella necesita. Le sugiere una rinoplastia (nariz), una mamoplastia (senos), una cirugía de orejas y una liposucción para quitarte un poco de grasa de las caderas.

Durante la consulta, no hablan de dinero, solo al salir, la secretaria le entrega el presupuesto. Estos procedimientos descritos por el médico tendrían un costo total de 13.800 dólares. Además habría que sumarle los 50 dólares de la consulta. Pina gana un promedio de 60 dólares mensuales como diseñadora. Para costear las operaciones tendría que disponer de su sueldo intacto durante casi 20 años.

La mayoría de las jóvenes que participan en el concurso pasan por el bisturí. Lea el especial en Efecto Cocuyo AQUÍ

Secreto maquillado

Cinco muchachas esperan entre inquietas y apuradas que mencionen su nombre. Se mueven en las sillas. El asfixiante calor de Maracaibo (estado Zulia, a unos 700 kilómetros al occidente de Caracas),  no les afecta porque están bajo el aire acondicionado del hotel más lujoso de la capital zuliana. Solo quieren que las mencionen para poder mostrar en el casting que sí poseen lo que se necesita para llegar a ser mises. ¿Y el dinero, lo tienen? Al preguntarles cómo piensan costear su participación en caso de ser electas, cinco de las muchachas responden al unísono: “Con patrocinantes”. Lea el especial en Efecto Cocuyo AQUÍ

Listas para el desfile.Foto: Ana Griffin

 

Listas para el desfile. Foto: Ana Griffin
De las 90 que participaron sólo 8 quedarán en la selección que irá a Caracas/ Foto: Ana Griffin
De las 90 que participaron sólo 8 quedarán en la selección que irá a Caracas/ Foto: Ana Griffin

La figura del patrocinante no es una novedad en el certamen. Desde los inicios del Miss Venezuela, algunos diseñadores cedían sus confecciones para que las chicas desfilaran en traje de gala. En otros casos, algunos maquilladores y estilistas preparaban a las participantes a cambio de que se hiciera mención a su trabajo, práctica que aún se mantiene. Incluso se ha repotenciado gracias a las redes sociales. Este, se conoce como un patrocinio transparente.

Pero en los últimos cuatro años precisamente cuando se ha profundizado la crisis económica,  se fortaleció la figura del patrocinante oculto o la participación de “el santo”, un personaje que no busca publicidad por su trabajo, por el contrario, prefiere permanecer bajo las sombras y actúa como un mecenas clandestino.

José Rafael Briceño fue profesor de oratoria de tres Miss Universo, una Miss Mundo, dos Reinas hispanoamericanas, dos Miss International, una Miss Tierra y una Reina del Café. Asegura que cuando se fue del Miss Venezuela  (2014) el patrocinio oscuro o los “santos” era algo excepcional. “Lo que sí me han dicho es que ahora se ha extendido”.

Leoncio Barrios, psicólogo social y estudioso del Miss Venezuela, sostiene que  “por tradición, la política del colchón forma parte del mundo del espectáculo” por lo que estas situaciones no les son ajenas al Miss Venezuela, pero tampoco son exclusivas.

De acuerdo con las fuentes consultadas, los “santos” no obligan a las muchachas a aceptar estos acuerdos. Por lo general, se organizan fiestas o cenas en donde son presentadas a los posibles patrocinantes. De la joven queda decidir si acepta o no.

De acuerdo con cifras tentativas, un 30% de las candidatas cada año acceden a este tipo de mecenazgo, según una “missóloga” que prefiere mantener el anonimato.

En el país de las mises, la missología es una disciplina:  hay expertos en el certamen, se hacen tesis doctorales, se discuten ganadoras y perdedoras, se crean páginas web y blogs para describir hasta el último detalle de la pasarela.

Anyely Stewart conoce los intríngulis del concurso pues ha intentado participar un par de veces en el certamen. Cuando se hizo esta entrevista, en marzo de 2017, estaba convencida de que este sí era su año para portar la banda. Sin embargo, no figuró entre las 24 candidatas nacionales.

“Yo no he tenido oportunidad de que me suceda algo así, pero sí tengo conocidas que han participado -incluso han ganado- y  pasa mucho eso. Obviamente lo hacen porque no tienen cómo pagar los costos, quieren ganar, quieren verse bien. Ya después yo me imagino que se saldrán o se terminarán casando con esa persona. Pero hay otras que lo agarran como vicio”.

-¿Y se ha planteado que esto podría pasarle a usted?

-Sí, muchas veces. Pero yo pienso que todo está en la inteligencia y en ser astuta. Tú puedes tener ese contacto allí y decirle: “¡ayyy, qué lindo detalle!”, pero no porque me mandes esto, tengo que ir a tu casa. En mi  caso yo optaría por jugar vivo.

Por su parte, otra chica que prefirió mantener su identidad en resguardo decidió que ella no. Que eso no era lo suyo. Sin embargo, el hombre al que rechazó no lo tomó muy bien. “Maldita, te voy a mandar a matar.  Voy a inventar todo lo que sea necesario para destruirte. Maldita, ni se te ocurra salir si no quieres que te desfiguren la cara” fueron algunas de las advertencias que recibió a través de la vía telefónica y personalmente.

La joven tuvo que abandonar el concurso y el país.

“Lo ideal para ellas es conseguir el apoyo de banqueros o alguien del gobierno, son los que prestan la ayuda más fuerte y así no tienen que salir con varios. Estos padrinos, por así decirlo, generalmente son hombres casados. Es obvio que sus familias no están al tanto, así que todo se maneja de manera muy cautelosa”, asegura la aspirante.

“Existen otros patrocinadores –santos- que ya tienen un trato con esos famosos managers. Cada año les buscan una o más niñas (jóvenes), se las presentan y las envuelven de tal manera que ellas no sientan que se prostituyen”, agrega.

Aclara que en otras situaciones, “Osmel mismo es quien consigue a los patrocinadores más fuertes cuando la candidata es de su agrado”.

El tema del financiamiento oculto o el patrocinio de los “santos”  dejó de ser un secreto a voces, luego de que la exmiss venezolana y hoy actriz y top-model, Patricia Velásquez, narrara en su autobiografía: Sin tacones, sin Reservas (2014) que había tenido que “prostituirse” para costearse su participación en el certamen Miss Venezuela en 1989. Lea el especial en Efecto Cocuyo AQUÍ

“Muy pronto entendí que para poder pagar los gastos del concurso del Miss Venezuela tendría que usar mis dones con el fin de encontrar un patrocinador. No todo el mundo tenía que ir tan lejos, pero, erradamente, pensé que esa sería mi única posibilidad”, afirma Velásquez.

Describe al individuo con un rostro grande y un enorme bigote. “Hice lo posible por simpatizarle mucho y lo logré. Me buscó un apartamento en Caracas y pagó todo lo necesario para el certamen”, cuenta Velásquez al tiempo que detalla que los encuentros con su patrocinante, al que describe como una persona 15 o 20 años mayor que ella y de trato amable, se producían semanalmente.

En mayo de 2017,  tres años después de la revelación de Patricia Velásquez, en una sala de teatro de Miami, Estados Unidos,  la ex-miss Venezuela 2013, Migbelis Castellanos, vuelve a encender las redes con el tema del mundo oculto del Miss Venezuela con la obra “Todo por una arepa” .

Castellanos, hace referencia en su monólogo, que ella misma califica de autobiográfico, de las “sutiles” sugerencias que le hizo su jefe, indirectamente refiriéndose a Sousa, para que agradeciera a una persona externa a la organización el pago del costoso ajuar que llevaría al Miss Universo.

“ “Aquí están tus 7 maletas con la ropa que debes usar durante el certamen” yo de inmediato pensé ¿Y quién pagó todo eso? porque hasta donde yo sabía la organización solo había aprobado 300 mil bolívares que solo alcanzó para una chaqueta y un pantalón… Acto seguido me dijo: “Y esta es una cartera carísima que te mandó un querido amigo mío que te quiere conocer”. Ahí me paralicé… porque de inmediato se me vino a la mente la imagen clarita de que me tocaría cenar con el supuesto fan y así de algún modo agradecerle el regalo. ¡No que va! ni yo ni mi primera finalista vamos a pagar regalitos de desconocidos”, dijo la exmiss ante su público en Miami.

Las alarmas en la Organización Miss Venezuela se encendieron y Sousa respondió a la acusación de proxeneta que le hacía Castellanos en su obra teatral.

“En una obra de teatro en Miami  dijo que yo le había mandado a hablar con hombres. Todo el que me conoce sabe que no me dedico a eso. Si me dedicara a eso sería multimillonario porque tengo a las mejores. El único hombre con quien la mandé a hablar fue con el psiquiatra porque tenía varios tornillos flojos. Y no creo que haya ido”, dijo el hacedor de misses durante un desfile de moda organizado por Raenrra, en el que participaron los 14 concursantes del Míster Venezuela 2017.

La historia de la top-model, Patricia Velásquez no le es ajena a uno de los principales preparadores  de jóvenes del Miss Venezuela. Esteban Velásquez tiene 17 años viviendo en las entrañas de la organización. Ha sido manager de muchachas que se han llevado varios premios.

De entrada admite que el patrocinio oculto es común y se refiere a esta práctica sin nombrarla,  tomando distancia de ella. “Eso pasa en todas partes… Pero yo les digo – a las chicas-  que yo no trabajo con putas. Yo sé que detrás de todo esto siempre va a venir una situación que las va a perjudicar.  Eso es inevitable. Estamos viviendo en un país donde la gente se vende por un jabón. Eso ni siquiera está pasando solo en el Miss Venezuela, está pasando en la universidad, en el supermercado”, confiesa. Lea el especial en Efecto Cocuyo AQUÍ

El primer contacto

Los casting regionales han proliferado. De uno que existía hace 15 años -Miss Aragua-hoy  hay nueve que funcionan como franquicias: Aragua, Bolívar, Zulia, Carabobo, Centro-Occidental, Miranda, Anzoátegui, Mérida y Táchira.

De cada casting regional se seleccionan entre 5 y 10 muchachas que posteriormente son escogidas por Osmel Sousa y su equipo, en un gran concurso nacional que se realiza en Caracas.

El mánager Velásquez comenta que él anteriormente iba a los centros comerciales, gimnasios y liceos para buscar a las chicas; hoy lo hace directamente a través del Miss Miranda, casting regional del cual es organizador.

Ibrahim Rivas es otro manager y al igual que Velásquez admite la existencia de los “santos”, aunque niega que él tenga algo que ver con esto.

Asegura que les habla claro a las participantes. Les hace saber que no están solas y que cuentan con un representante que puede apoyarlas ante cualquier situación que lesione su integridad. “Yo no voy a llevar a ninguna de mis niñas donde un patrocinante –santo-  y que yo sepa que lo que quiere es una noche de pasión”. Según él, les dice que “no están obligadas a hacer nada que vaya en contra de su voluntad”.

“Yo siempre fui muy claro y directo (con alumnas) en advertirles el riesgo que existe en este mundo del modelaje y más ahora en Venezuela que está pasando por una situación y crisis económica”, agrega el missólogo Montaldo.

Ronald Perozo, maquillador de misses, considera que el gran problema es social y ante la crisis y el deseo de participar de chicas que no tiene recursos, la realidad se impone. “Es un tema país. Yo te voy a decir algo si yo fuese mujer y tuviera 19 años, esta misma estatura (más de 1,80 mts)  y  me dicen: ‘este es el portugués que tiene todos los frigoríficos del Estado Miranda y está interesado en ti’;  entonces yo vengo y me siento a negociar. Tú te pones a pensar, en tu mamá, tu papá, tu  hermanito, la educación.. y entonces, allí, no me vengan a hablar de valores”.

El periodista Montaldo insiste en que el patrocinio oscuro ocurre en casos aislados, que no es lo que prevalece en el Miss Venezuela por donde han pasado más de 1.400 muchachas desde 1952.

“Ahora llegan muchas de clase media baja, la clase media alta se fue del país. Estas muchachas tienen el sueño de ser Miss Venezuela, pero ellas no se imaginan los intríngulis que se esconden detrás del concurso”, dice el comunicador social.

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El zar del 90-60-90

Osmel Sousa  ha configurado unos cánones de belleza que, para algunos convierten a las aspirantes del Miss Venezuela en un producto o mercancía. Cubano de nacimiento, su nombre está indefectiblemente unido al certamen, al punto de haber entrado al libro de récord Guiness, por ser el responsable de obtener dos coronas de Miss Universo seguidas. Todo lo que ocurre en el Miss Venezuela pasa por su mirada escrutadora. Todo.

Quienes lo conocen de cerca aseguran que en la intimidad está lejos de esa imagen rocambolesca que presenta en los programas de televisión, en los que critica los cuerpos de las aspirantes con frases concebidas para desarmar la autoestima. “No niña, tú no tienes curvas; tú lo que tienes son montañas”, le suelta a las muchachas de 18 o 19 años promedio en un programa de talentos llamado “Nuestra belleza latina”. Lo describen como un hombre profesional y discreto, que se siente a sus anchas con el poder.

Su historia de lentejuelas y triunfos funcionó muy bien mientras existían los recursos. Pero a partir del 2013, cuando Adriana Cisneros, hija de Gustavo Cisneros,  asumió el cargo de CEO del grupo empresarial propietario de la Organización Miss Venezuela (OMV),  el zar de la belleza perdió el monopolio que detentaba. Desde ese entonces, Sousa comparte la elección del jurado con la casa matriz del certamen, Venevisión. Antes era una prerrogativa que le correspondía exclusivamente.

El grupo Cisneros es un conglomerado empresarial que maneja telecomunicaciones, medios de comunicación, equipos deportivos e inmobiliarias. De acuerdo con la lista Forbes, Gustavo Cisneros, quien está al frente, tiene una fortuna valorada en 1.38 billones de dólares.

Una de las fuentes explicó que esa decisión obedece a intereses empresariales, pues desde que Jonathan Blum está al frente de Cisneros Media (2013), ha intentado que en el jurado se incluyan figuras del mundo del espectáculo que tienen contratos con Venevisión, como una forma de promocionar el talento de la empresa.

Sin embargo, hay otra versión menos despampanante sobre la pérdida de poder de Sousa y está relacionada justamente con señalamientos que ya apuntaban hacia el manejo del patrocinio oscuro.

En una declaración oficial del 2 de octubre de 2015, publicada en www.missvenezuela.com , Sousa rechazó las acusaciones que lo ligaban con patronazgos oscuros  y señaló que durante sus 40 años de trayectoria, solo había tenido un fin: “Mi objetivo dentro del mundo de la belleza, ha sido siempre el de brindar a las participantes una preparación integral, que les permita formarse y concursar con éxito en el ámbito internacional. No conozco a ninguno de los personajes vinculados con las difamaciones hechas en mi contra; ni al periodista que dio inicio a los rumores, ni a los personajes que señalan dentro de los mismos”.

Osmel se refería a las declaraciones del periodista Manuel Isidro Molina, publicadas en septiembre de 2015 en el diario La Razón, en las cuales se acusa a Sousa de estar directamente relacionado con el patrocinio oscuro.

Las puertas de la OMV han permanecido cerradas para esta investigación.  En dos oportunidades se solicitó por la vía formal una entrevista con algún representante, lo cual fue negado alegando razones de agenda. Lea el especial en Efecto Cocuyo AQUÍ

Enganchado con Traki

Una ex candidata del Miss Venezuela, que prefiere mantener el anonimato, describe un incidente que ilustra una  situación que le tocó experimentar.

Ella estaba en un almuerzo familiar en un exclusivo restaurante de Caracas y según su versión Sousa estaba en una mesa cercana acompañado de  otros, entre ellos sus ex asistentes, Ela Ávalos, Harry Levy y el empresario Antonio Chambra junto a  su secretario.

“Me les acerqué. Saludé a Osmel y me presentó a los señores que lo acompañaban. Me despedí y me regresé a mi mesa”, explica la joven que a los pocos días mostró sorpresa al recibir un mensaje del asistente de Chambra en el que la invitaban a la oficina de su jefe y se ponían a la orden “para ver en qué nos podemos ayudar”. Ella, comentó que agradeció el gesto, pero declinó el ofrecimiento.

Inmediatamente, llamó a Ela Ávalos para reclamarle por haber facilitado sus datos a desconocidos. De acuerdo con su versión, Ávalos le respondió: “tú verás si aprovechas o no las oportunidades. Ya tú eres adulta”.

Para este reportaje contactamos a Ávalos, pero no respondió a la solicitud.

Antonio Chambra (53) es un empresario venezolano, presidente de las tiendas por departamento, Traki CCB Plus, Ca.

La cadena de tiendas de Chambra, que inicialmente vendía  ropa, muebles y juguetes, recientemente ha diversificado su oferta incluyendo alimentos; justo cuando Venezuela sufre una de las peores crisis de escasez de su historia.

Chambra y Sousa son amigos y no lo ocultan. A pesar de que la tienda por departamentos es corte popular, el exquisito hacedor de misses no dudó en hacer alianzas y convertirse en imagen de las mismas.

Asimismo, en una entrevista que le hicieron en 2011 en el diario El Universal, al ser consultado sobre  si tenía algún objeto de Traki en su casa, respondió: “En la sala, en el comedor, en la cocina, en el cuarto, en la terraza, en la entrada, en todas partes”.

El poder de la corona

Pero no es Chambra el único amigo poderoso que tiene Sousa. Octavio Maza, presidente suplente del Banco Caroní también suele tomarse fotos con el zar del Miss Venezuela.

Su cuenta de Twitter tiene otras gráficas en las que da cuenta su relación con el concurso de Miss Venezuela, como por ejemplo en la que aparece con la ex-asistente de Sousa, Ela Ávalos:

No solo el banquero encontró su media naranja en una pasarela. Hay otros personajes del gobierno venezolano que cayeron rendidos ante las largas piernas de las concursantes.

El Gobernador del estado Nueva Esparta, Carlos Mata Figueroa (60), general y ex ministro de la Defensa durante el gobierno de Hugo Chávez (2007-20013)  se casó con Alejandra Margoth Mora (27), una exconcursante de un certamen de belleza regional.

Al expresidente del Banco Central de Venezuela, Nelson Merentes, se le relaciona con una joven  la cual estaba en preparación para un concurso internacional de belleza;  luego de que la chica, través de su cuenta en Instagram, responsabilizara a una prima del supuesto robo de dinero y joyas en casa del ex alto funcionario de las finanzas venezolanas. De acuerdo con medios locales, en otras ocasiones  al matemático se le ha visto compartiendo con misses.

El actual presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Maikel Moreno (51) se casó con una exreina de belleza, la Miss Venezuela Mundo 2014, Debora Menicucci (26) y exhiben su romance a través de las redes sociales; al igual que su cercanía con Osmel.

Sousa pasó la víspera de Año Nuevo de 2017 en compañía de la pareja en el hotel George V de París. Ella comentó en sus redes sociales que él hacía las veces de niñero.

Pero, no sólo representantes del Gobierno han encontrado en algunas misses su media naranja, en la oposición el alcalde de la popular zona del municipio Sucre, Carlos Ocariz mantiene una relación sentimental con la Miss Venezuela 2002, Mariángel Ruiz.

Igualmente, el diputado por Primero Justicia, Carlos Paparoni, acaba de finalizar un romance con la Miss Vargas 2016, Antonella Massaro y el Concejal por Chacao, Diego Scharifker, también del partido opositor Primero Justicia contrajo matrimonio  con Miss Cojedes 2016, Sarah Dávila, luego de 4 años de noviazgo.

Desde hace más de una década, Sousa se exhibe con personajes cercanos al gobierno. En años anteriores, la política solía estar excluida del concurso. Por lo menos de las puertas hacia afuera. Ahora eso ha cambiado.

El zar celebró el triunfo del presidente estadounidense Donald Trump: “él y su esposa siempre han sido muy especiales conmigo”, comentó al ser consultado sobre este particular. Pero esta alegría no fue universal. Cuando el entonces candidato anunció que se lanzaría las elecciones de su país; los comentarios en contra de inmigrantes mexicanos fueron rechazados por varios países.

Trump fue propietario de los derechos del Miss Universo hasta septiembre de 2015 cuando los vende a la empresa WME/IMG. Solo así los países participantes, incluyendo a Venezuela, accedieron a asistir al evento. La celebración del evento estuvo en peligro por los comentarios xenófobos del entonces candidato.

“Había una amistad y siempre es agradable cuando un amigo de uno tiene éxito”, dijo Sousa y acto seguido mostró el protector de pantalla de su teléfono en el que tiene una foto con el mandatario del país norteamericano.

 

La estrecha relación entre el Miss Venezuela y el mundo político se hace solo evidente cuando se empiezan a sumar las piezas. Hay relaciones menos visibles como “los milagros” que hacen los “santos”  que forman parte de lo que pasa tras bastidores  en el certamen.

A la par, la Organización Miss Venezuela trata de sortear la crisis económica que afecta a todas las empresas del país y  niega la profundización de eventuales vicios en el certamen, con el propósito fundamental de mantenerse en el imaginario colectivo de los venezolanos y proyectarse en el exterior del país, simplemente, como una mágica fábrica de mujeres 90-60-90. Lea el especial en Efecto Cocuyo AQUÍ

 

FOTOGALERÍA

Osmel y sus amigos

Antonio Chambra, Osmel Sousa y Ana Carolina Ugarte (Miss Monagas 2013)

 

En la foto aparecen Richard Linares, entrenador de las misses, Octavio Maza y Sousa.

 

Y más recientemente muestra su relación amorosa con Valeria Véspoli (Miss Monagas 2015)
Octavio Maza en el centro y Ella Ávalos, ex asistente de Osmel Sousa en el Miss Venezuela a la derecha
Maikel Moreno y Débora Menicucci, París 2016
Osmel Sousa y el hijo de Moreno y Menicucci

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