La Cumbre de las “nuevas” Américas

La reunión de mandatarios más importante en el hemisferio pasó de ser un encuentro esperanzador, a uno de incertidumbre en solo tres años

Estados Unidos y Cuba en un mismo espacio era algo impensable por décadas y se logró en la Cumbre de las Américas celebrada en Panamá en 2015. No en vano llenó de esperanza a la región. Parecía que finalmente los vientos de integración comenzaban a mover la nueva agenda latinoamericana pero, tres años después, más que buenos vientos para navegar en una dirección, enfrenta un huracán de noticias, que deja muchas dudas de hacia dónde marcha el barco.

Por un lado Perú, el país anfitrión, se encuentra en medio de una intensa tormenta política tras la solicitud de dimisión del Presidente Pedro Pablo Kuczynski, cuando se revelaron videos que daban a entender que se habría comprado el respaldo parlamentario para evitar el proceso de destitución que enfrentó el pasado diciembre. Por esto no deja de ser paradójico que el tema central de la VIII Cumbre de las Américas sea: “Gobernabilidad democrática frente a la corrupción”.


La censura que varios países han impuesto a la presencia de Venezuela en la Cumbre de las Américas ha desatado toda suerte de ironías de parte de Nicolás Maduro, quien amenaza con aparecerse en Perú aunque no esté invitado. De hecho, se mofó de la dimisión de Kuzcynski en una alocución presidencial, en la que también hizo referencia a que el expresidente de Perú quería darles clases de moral y ética: “Pensaba que él me iba a recibir. Resulta que no va a estar ahí, así que cuando yo llegue, ¿quién me va a recibir en Lima?”.


En la tarde que Kuczynski renunció, el dirigente chavista Diosdado Cabello se pronunció: “Nos acusan a nosotros de lo que ellos normalmente hacen”.

Además de estas dos variables, también está en juego el rol de Estados Unidos en la región. Esta sería la primera vez que Donald Trump visite Latinoamérica después de un año de mandato.

El viaje del Presidente de Estados Unidos a América Latina está precedido de fuertes decisiones económicas en materia arancelaria que benefician a Argentina, Brasil y México y mantiene la puerta abierta a la renegociación del NAFTA con Canadá y México. También dejan ver un juego a favor del Mercosur, ya que los gobiernos de América Latina han forjado vínculos comerciales más estrechos desde la asunción al poder de Trump.

CNN anunció que, además de Lima, Trump visitaría también Colombia. En caso de que esto se concrete, la visita del mandatario tendría como objetivo claro atender de primera mano la preocupación sobre el crecimiento de cultivos ilícitos. Hace poco hubo una tensión entre el Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y el mandatario estadounidense, que trascendió cuando se supo que incluso se pensó en decertificar a Colombia en la lucha contra las drogas. Algo que generó indignación en el país sudamericano.

Pero quizás el mayor propósito de Trump es cerrar aún más filas contra el régimen de Maduro. En febrero de 2018, el entonces Secretario de Estado, Rex Tillerson, visitó en México, Argentina, Perú, Colombia y Jamaica. En sus declaraciones evidenciaba la preocupación de Estados Unidos por Venezuela y el interés de buscar fórmulas para “abogar por aumentar la atención regional sobre las múltiples crisis en Venezuela”.

En caso de que la agenda continúe y se lleve a cabo la VIII Cumbre de las Américas a pesar de los súbitos hechos de Perú, el panorama sería muy diferente al de hace tres años cuando se dio por primera vez en 50 años un encuentro entre Cuba y Estados Unidos, la economía de Perú era la segunda de América Latina y Venezuela recién elegía a una Asamblea Nacional de oposición que ahora se desdibuja al igual que la democracia en ese país.