Morelos: El daño de los ciruelos bajo el volcán

Por Jaime Luis Brito

En Tetela del Volcán se ha deforestado el 20 por ciento de las zonas boscosas en la última década; la mayoría se ha convertido en prósperos huertos de ciruelo. Los agricultores cultivan este fruto por necesidad, “pero también hay quien lo hace por ambición”, según los comuneros. Las autoridades federales confiesan su incapacidad operativa para evitar estos abusos.

Rescate del bosque en Tetela del Volcán, al fondo el volcán Popocatépetl. Foto: Alejandro Saldívar

TETELA DEL VOLCÁN, Mor.- A 3 mil metros sobre el nivel del mar y a unos 12 kilómetros del Popocatépetl, en un paraje conocido como San Isidro se observa que los bosques de Tetela del Volcán tienen “mordidas” de distintos tamaños que los deforestadores han dado a las zonas arbóreas.

Aunque existen algunas familias que se dedican a la tala, tanto autorizada para aprovechamiento forestal como ilegal, según los comuneros son los productores de ciruela quienes más han devorado el bosque. Algunos cultivan por necesidad, pero la mayoría “por ambición”, dicen representantes campesinos de la localidad. “Tienen cómo vivir, pero les gana la ambición; tiran árboles y luego siembran ciruela. No queremos eso”, acusa Luis Sosa Gómez, comisariado de Bienes Comunales en Tetela del Volcán.

Huertos de ciruelo en las faldas del volcán Popocatépetl. Foto: Alejandro Saldívar

En esos espacios, donde antes hubo pinos, oyameles, encinos y otras especies arbóreas, hoy hay huertos; la mayoría son de ciruela, que luego es cosechada y enviada a la Central de Abastos de la Ciudad de México. Y aunque hay algunas huertas de aguacate, lo que se ve en tierras de Tetela del Volcán es la proliferación de huertos de ciruelo, que han ido mermando 20 por ciento de las 510 hectáreas de bosque mixto que hay sólo en esta zona, según estimaciones de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

La Red de Investigadores del Parque Nacional Izta-Popo, conformada por académicos que realizan estudios en la zona aledaña a los volcanes, ha identificado casi un centenar de personas en Tetela del Volcán como “actores” que tienen un impacto en el lugar. Su investigación apunta que, aunque existen taladores, recolectores de hongos o tierra de monte, los campesinos que buscan espacio para colocar huertas de ciruela son quienes más consecuencias negativas traen al bosque.

Dentro de la zona, tan solo en el paraje San Isidro –que consta de 75 hectáreas– han sido afectadas 15 hectáreas durante la última década, en las cuales se podrían sembrar hasta 3 mil ciruelos. Ese ritmo de deforestación se extiende en todo el municipio.

Una de las “mordidas” en Tetela del Volcán, Morelos. Foto: Alejandro Saldívar

En San Isidro los campesinos no sólo cultivan huertos en medio del bosque, sino que –cobijados por anteriores comisariados de bienes comunales, explica Dalia González Pérez, asesora legal de los comuneros– han comenzado a vender parte de la zona boscosa a personas de otras comunidades, quienes construyen o siembran maíz y leguminosas.

“Vendieron algo que no es suyo, vendieron lo que es de todos; eso no se hace. Una cosa es que a escondidas talen el bosque y luego siembren y otra cosa es que vendan a quién sabe quién y luego esta persona se cree con derechos de construir o sembrar o destruir”, afirma Sosa Gómez.

En 12 horas, o menos, dos personas con motosierra pueden cercenar hasta 50 árboles y dejar un espacio de 2 mil o 3 mil metros donde se siembran 100 o 200 plantas de ciruela, que produce importantes beneficios en un año y se multiplican en los siguientes, explica Sosa Gómez. Y las afectaciones se reflejan en la disminución de la captación de agua, el aumento de la temperatura y el incremento del riesgo de deslizamiento de tierra.

En un comunicado oficial de 2017, el gobierno del estado ya presumía la producción de más de 2 mil 550 toneladas de ciruela durante los meses de marzo y abril para abastecer el mercado nacional, en un total de 463 hectáreas de siete municipios, con Tetela del Volcán como el mayor productor. El Sistema de Información Agroalimentaria y Pesquera estimó el valor de la producción de ese año en 9 millones 992 mil pesos (casi 500 mil dólares).

Cambio de uso de suelo en Tetela del Volcán. Fotos: Alejandro Saldívar

Sosa Gómez dice que las temperaturas eran de 26 grados Celsius en promedio y ahora han llegado hasta los 36 grados. Esto ha tenido consecuencias negativas para los ecosistemas, que han sido afectados por el desplazamiento de especies endémicas como el teporingo, el gato montés, entre otros.

Los ciruelos, no obstante, son árboles frutales de baja estatura que, a diferencia de los bosques mixtos de pinos, oyameles y encinos de la zona, soportan mejor la sequía, pero retienen menos humedad en el suelo.

En cuanto al agua potable, el flujo de los ríos de la zona disminuyó de manera considerable en temporada de estiaje. El propio Sosa Gómez cuenta que, por primera vez, unas 50 familias de la zona noroeste dejaron de recibir agua durante varias semanas en abril pasado.

Shirley Reyes Quintero, académica de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), afirma que las hectáreas taladas han puesto en riesgo a la población de Tetela del Volcán, pues al combinarse con los efectos de los sismos de 2017, “cada temporada de lluvias existe el riesgo de deslizamientos de tierra que afectarían gravemente a la gente del municipio”.

Cambio de uso de suelo en Tetela del Volcán. Fotos: Alejandro Saldívar

Reforestación en curso

El 17 de julio pasado, comuneros y activistas llevaron a cabo una de varias jornadas de reforestación en San Isidro. La jornada es parte de un acuerdo con las autoridades federales. La Semarnat acordó con los campesinos plantar 100 mil arboles en la zona, con el objetivo de reparar los daños hechos al bosque.

“Si no eres de aquí, no notas la diferencia, pero para quienes nacimos en esta tierra, es fácil encontrar las zonas donde más bosque se ha perdido. Los árboles endémicos se han ido cambiando por árboles frutales, porque la gente no ha tenido de otra”, dice Reyes Quintero.

Frente a esta situación, desde 2019, la Semarnat, acordó con los comuneros la siembra de casi 100 mil árboles en San Isidro, en los bosques de Tetela del Volcán. Durante ese año, se hicieron recorridos para determinar las zonas que deben reforestarse. En tanto, los propios comuneros han negado permisos para deforestar y han clausurado una decena de nuevas huertas.

Luis Sosa Gómez, comisariado de Bienes Comunales en Tetela del Volcán. Foto: Alejandro Saldívar

El ayuntamiento de Tetela del Volcán ha colocado un retén para evitar que se extraiga la madera de los árboles que se talan sin permiso. Está instalado en el único camino por el que se la pueden llevar. Media docena de policías revisan todas las camionetas que pasan por ahí. Sin embargo, uno de los campesinos que participó en la jornada de reforestación, que pide no publicar su nombre por su seguridad, dijo que ha sido testigo de que se corrompe a los agentes para que se hagan “de la vista gorda”.

La delegada de la Profepa en Morelos, Ana Margarita Romo Ortega, dijo que dependen mucho del trabajo de las autoridades estatales y municipales, pues no tienen la suficiente capacidad operativa para poder realizar una mejor vigilancia en las zonas de tala. “Existen programas de coordinación, pero es complejo abatir el problema, aunque continúan mejorando las acciones coordinadas”, expresa.

El comisariado de Bienes Comunales de Tetela Luis Sosa Gómez expresa: “Nosotros terminamos nuestra gestión en febrero de 2022, lo que queremos es detener el crecimiento de las huertas, buscar algunos proyectos productivos para la gente que realmente lo necesita y pedir al gobierno federal mayor vigilancia, mientras que nosotros mismos seguimos sembrando árboles. Porque esto es para nuestros nietos, es nuestro bosque y tenemos que cuidarlo”.

Una advertencia contra los desmontes en Tetela del Volcán, Morelos. Foto: Alejandro Saldívar

Este trabajo fue realizado por Patricia Mayorga para Proceso y CONNECTAS dentro de ARCO, con el apoyo del International Center for Journalists (ICFJ) en el marco de la iniciativa para el Periodismo de Investigación de las Américas.