Mejor cobertura multimedia 2019

Entrevistas

<- Regresar Zulia. Entrevista | Monseñor José Luis Azuaje, presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, arzobispo de Maracaibo y presidente de Caritas de América Latina y del Caribe.

Habla sobre los porcentajes de desnutrición en Venezuela y de las alarmas por el aumento del porcentaje de desnutrición en 10 estados del país y que Caritas tiene ese estudio. Destaca que en Venezuela “hay niños que se encuentran realmente en peligro de muerte”.

- Caritas Venezuela reportó un aumento del 100 por ciento en las cifras de desnutrición aguda en menores de 5 años. Usted decía que los porcentajes de desnutrición en Venezuela son de 8, 12 y 15 por ciento en algunos sectores. ¿Cuál es el porcentaje en el que se puede calificar que hay una emergencia?

- La emergencia se puede calificar después de 12 por ciento. Yo no soy nutricionista, pero lo que he escuchado, y es lo que nos ha alarmado y también nos ha activado mucho más en el hecho de trabajar por la infancia, es que hemos pasado del 5%. Cinco por ciento es una data que manejan los estándares nacionales y al pasar de ahí ya comienza, vamos a decir, la luz amarilla y luego la luz roja.

Ciertamente, hemos constatado, en algunos municipios y en algunos estados donde se ha hecho toda una investigación. Actualmente se está en unos 10 estados que las cifras de desnutrición han aumentado.

Eso implica, el poder nosotros activar los distintos mecanismos de servicios. En este caso el Proyecto Samán, el proyecto de ollas comunitarias, ollas solidarias, también como alimentación de la familia para darles oportunidades de vida a tantos niños que se encuentran desnutridos. Recuerden que estamos en una crisis desde hace algunos años y sobre todo el desabastecimiento, que no se encuentran alimentos y también el problema de la moneda que ya no vale nada, pues implica que familias pobres no puedan adquirir, muchas veces, ni siquiera la bolsa CLAP.

En este caso nos encontramos en situaciones bastante críticas, lamentablemente, pues quienes tienen la responsabilidad de asumir el hecho de las mediciones a través de la estadística, no lo hacen o no las entregan.

Entonces, cómo trabajar, y cómo poder, digamos una sociedad, o un Gobierno, o unas instituciones, como responsabilidad propia que tengan por ejemplo en el área de la nutrición, sin conocer qué es lo que pasa, qué es lo que sucede en la realidad.

No se puede trabajar a tientas o pensando qué, sino sencillamente con lo que explicite y dé como resultado una investigación.

- ¿Cuando Caritas hizo esta última investigación había recibido alguna estadística por parte del Gobierno o cómo fue el procedimiento o la estrategia de trabajo que Caritas utilizó? ¿Cuáles son los 10 estados? ¿Cómo llegaron a esos puntos vulnerables y cómo consiguieron la data?

- Fíjense, las estadísticas siempre se han pedido y nunca se dan y eso no solo somos nosotros, es el pueblo venezolano. Aquí los ministerios y toda institución siempre trabajaban en función de estadísticas y a través de las estadísticas se podía programar y proyectar el servicio o lo que se necesitaba para servir a las necesidades que podrían salir en esa estadística. Pero resulta que no hay, no se entregan o si se entregan o si las hay es de muchos años atrás.

Lo que hizo Caritas es proponer una metodología de trabajo, de visitar hogares. Nosotros hicimos eso hace unos 30 años, que son los centros de pesada; de poder llegar, pesar, medir a los niños, ver la piel de esos niños.

Yo recuerdo, hace ya 32 años, nosotros recibimos un entrenamiento, incluso sacerdotes que trabajamos en el área social para poder también corroborar la situación de la infancia. Especialmente en niños recién nacidos y hasta cinco años que son los más vulnerables en estos momentos.

A través de estos centros de pesada, de talla, y que eso va en conjunto con lo que es la revisión médica, pues se han generado todas estas estadísticas que nos dicen que hay niños que se encuentran realmente en peligro y en peligro de muerte. Por eso se habló en momentos determinados de peligro de muerte de hasta 300 mil niños en Venezuela.

Gracias a este trabajo que se ha consolidado, a las familias que han respondido también, y al cuidado y a la higiene que se les ha ayudado en el ámbito alimentario, los nutrialimentos. Se ha solidarizado mucha gente para poder conseguir los nutrialimentos. Es decir, en un factor de ocho semanas, podemos nosotros ayudar a rescatar niños de la desnutrición.

Recuerden que la desnutrición es algo que afecta, y afecta no solo el presente, sino también el futuro, pero a esa edad se puede recuperar un niño.

Esto nos ha estimulado a seguir trabajando y sobre todo en algunos estados, por ejemplo el estado Vargas, el mismo Distrito Capital en muchos de los barrios. En el mismo Barinas, aquí en Zulia, también en Bolívar, en fin, en una cantidad de estados donde se hace presente Caritas a través de este proyecto Samán que es la atención inmediata a los niños en el ámbito de salud y en el ámbito nutricional.

- ¿Cuáles son los males que vieron principalmente? Por ejemplo: ¿En cuáles sectores están en 12%, en cuáles están en 15%?

Las estadísticas ahorita no las manejo directamente, esas las maneja Caritas de Venezuela, pero ciertamente lo que han reportado y quienes han estado directamente al frente están pendientes de la familia en su totalidad. Es decir, de qué vives, dónde vives, de qué te alimentas. Se hace un estudio general familiar que implica que si no hay alimentos, el niño sufre y no solamente es la madre. Incluso en el tiempo de lactancia, si la madre no se nutre, el niño tampoco se va a nutrir. Se van tomando todos estos reportes.

Les doy un ejemplo que nos pasó en Barinas cuando yo era Obispo allá, que visitando algunas comunidades nos reportan cuatro niñas solas, pequeñitas, una como de un año, otra como de año y medio, la más grandecita tenía siete años, y cuando los miembros de Caritas llegan a su casa ellas lo que tenían ahí era como una costilla y le estaban sacando con un cuchillo la carnita a la costilla para poder comer ese día.

-”¿Dónde está su mamá?”

- “Mi mamá tuvo que salir a buscar algo”

Y eran cuatro niñas y cuando se pesaron, y cuando realmente se miró la situación de ellas, todas estaban desnutridas.

¿Qué se hizo? Se les llevó a la parroquia más cercana y a través de estas personas que conocen como nutricionistas, médicos, hicieron una revisión general, se empezó todo un proceso de rescate en función nutricional y también de vitaminas y gracias a Dios se logró salvar la vida de esas niñas.

Se habló con su mamá, se le dio también una formación a la madre, se le apoyó desde la parroquia con alimentos, evitando que venda los alimentos, evitando... etc.

Se hizo una supervisión permanente para que en un tiempo determinado ellas pudieran realmente nutrirse. Y se quedó con el compromiso de ayudarlas especialmente en etapas críticas.

Entonces, el trabajo que se hace es un trabajo in situ, en el sitio, no es un trabajo de escritorio, sino un trabajo allí donde está y se ha encontrado. Pero, vuelvo y repito, las Caritas diocesanas, como las Caritas parroquiales, están activando mecanismos hasta donde podemos, hasta donde los recursos nos permiten. Mecanismos para que niños y niñas puedan tener los nutrientes necesarios, para poder entonces, no sufrir en el presente, y mucho menos en el futuro, porque necesitamos también en el futuro una juventud que vaya diciendo por dónde va el país, que vaya diciendo por dónde van las instituciones.

- ¿El acompañamiento de Caritas cuánto tiempo dura?

- Nosotros lo que asumimos son proyectos diocesanos que pasan a proyectos parroquiales en Caritas. Por ejemplo, donde está el Proyecto Samán, cuando se detecta la desnutrición, que el niño tiene problemas, todo esto se hace médicamente y nutricionalmente, se empieza el acompañamiento familiar, no solamente del niño, sino también del entorno familiar y se comienza a dar los nutrientes necesarios acorde a la indicación de la pediatra o del pediatra y también del nutricionista.

Eso recorre un tiempo, como dije, de unas ocho semanas, unos dos meses, pero queda siempre focalizado esa persona como atención permanente de la Caritas parroquial. O sea, al salir no es que se deja de una vez, sino que siempre hay una supervisión, a lo mejor no diaria, pero sí de contexto semanal, de cómo está la familia, de cómo es la alimentación que se está teniendo.

En algunos casos, participan esas familias de las ollas comunitarias que se hacen en las parroquias y depende de la cantidad de ollas que se hagan. Unas parroquias las tienen diarias, otras parroquias las tienen tres veces a la semana y se invita permanentemente a que vengan también ellos a nutrirse.

La olla solidaria no es cualquier sopa, es una sopa con todo lo necesario para la nutrición, para el rescate de una desnutrición y en esto nos ayudan muchas personas, tanto internas como también fuera del país. Entonces, el acompañamiento es permanente porque en nuestras parroquias está lo que es la Pastoral Social.

Hemos visto el resurgir de muchísimas Caritas parroquiales, o Pastorales Sociales parroquiales que antes no estaban funcionando. Ahora, se han integrado a este y a otros proyectos, porque esto es acompañado también con un proceso de organización comunitaria. Es decir, no solamente dar de comer, sino organizar a la comunidad para la búsqueda de recursos y también hay mucha gente, que desde la fe, están siempre acompañando a familias necesitadas.

Es decir, que en primera instancia hay gente que viene de fuera, médicos, etc, pero el acompañamiento se hace con la misma gente de la comunidad. Y ese es el que va reportando si se ha regresado o si hay un regreso a situaciones adversas o bien si realmente se ha mantenido la familia, el niño, en un contexto de salud, de salud integral.

- Entendemos que la Iglesia, o parte de la labor de la Iglesia es acompañar al que necesita, al que tiene hambre. Pero ¿qué piensa usted del Gobierno? ¿Qué hace el Gobierno o qué debería hacer el Gobierno para atender este punto tan vulnerable con cifras tan alarmantes como que haya al menos 300 mil niños en Venezuela que estén en peligro de muerte?

- Esa es siempre la pregunta que nos hemos hecho: Qué está haciendo el Gobierno. Y hay un punto de honor, nosotros atendemos a quien sea. Es decir, solo el hecho de ser humano merece la atención. No pedimos absolutamente ningún tipo de identificación, es decir, como un carnet de la patria, o si tu traes un carnet yo te atiendo, o si no lo traes pues te vas, etc.

No, nosotros atendemos a toda persona, a todo niño. Para nosotros, toda persona y todo niño, pues es imagen y semejanza de Dios desde la fe. Por eso la atención siempre será la inclusión de toda persona a estos programas.

Es más, algo muy hermoso que vemos nosotros en la comunidad, personas que han llegado siendo beneficiarias son personas que se han integrado a ser voluntarios.

Lo estamos viendo aquí en Maracaibo con algunos programas alimentarios que dan algunas parroquias. Antes ellos venían, hacían su cola, pedían comida y se iban. Ahora resulta que hay un número de personas que dijeron: Nosotros queremos colaborar.

Desde organizar la mesa, desde barrer, desde qué sé yo, llevar a la gente, pero hacen su servicio. Es decir, nosotros nunca exigimos ningún tipo de carnet, ni nada de eso. Eso es abierto. Al que necesite, se le atiende.

Lo que nosotros tratamos de buscar es que cada uno asuma su responsabilidad. Que el Gobierno con su programa asuma su responsabilidad, pero no una responsabilidad para unos sí y otros no por cuestiones ideológicas, sino que todos somos venezolanos y merecemos por ende, y tenemos derecho a participar.

Si hay un niño que participa y sea de lo que sea, del pensamiento que sea, se necesita también ser atendido. Eso es lo que nosotros tratamos de hacer.

Siempre incentivamos, especialmente al área gubernamental diciéndoles, miren esto es lo que arrojaron nuestras investigaciones y si ustedes tiene proyectos o programas, pues aténganse un poco en función de estos resultados. Si quieren corroboren estos resultados con análisis que ustedes puedan hacer, pero atiendan a la gente. Es lo que único que nosotros pedimos, sin ningún tipo de distinción.

- ¿Ustedes han tenido algunas reuniones o acercamientos con el Gobierno para hacerles este tipo de advertencias de lo que está pasando en el país con los niños?

- Siempre se hace porque nosotros no hacemos nada oculto. Siempre se hace en la comunidad y se les ofrece, por ejemplo, las investigaciones que están en la página web. Es decir, están al día, están allí con mucha responsabilidad.

Incluso, esas investigaciones, la Unicef y muchos otros organismos internacionales, pues la han asumido y a algunos les hemos pedido que corroboren eso haciendo también ellos unas investigaciones a ver si es o no es y resulta que sí es. Por ende, pues son digamos un algo que desde la Iglesia le ofrece al mismo Gobierno de obrar: Ya tienes allí una investigación, ahora plantea tú los proyectos y podemos trabajar incluso juntos.

- ¿Cifra de niños rescatados y que luego hayan caído nuevamente en estado de desnutrición?

- En cuanto a cifras, eso lo maneja ya Caritas Venezuela. En Caracas manejan todo tipo de cifras. Puedo hablar de lo que yo vi antes de llegar a Maracaibo en Barinas. En algunos barrios se planteaba este programa Samán, junto con este programa de Olla Comunitaria, junto con las jornadas médicas de atención y ciertamente nosotros creemos y hemos verificado, porque nos lo dicen las parroquias, un 80 por ciento, 85 por ciento, prevalecen siempre en el programa, es decir, que se han salvado y han sanado.

Hay otros, porque es muy variable, porque la gente se va, la gente camina, hay otros que se fueron del país. Es decir, que no tenemos un dominio de poder decir una cifra exacta de quienes son, pero al menos, de los que permanecen, siempre hay alrededor de un 85 por ciento que están todavía encaminados y que siguen participando de alguna u otra manera, no solamente como personas que hacen uso de un servicio, sino también como personas que apoyan y que se meten en ese servicio como voluntarios.

Esa es una realidad muy bonita y que ellos dicen que así como ustedes ayudaron a que mi familia y mis niños estén bien, yo también quiero que otros estén bien. Esto nos anima a nosotros a seguir, pero como la movilidad es tan grande, no sabemos muchas veces de una familia que está y luego no está porque se han mudado, se han ido a otros sitios, etcétera. Es difícil llevar un control, a menos lo estoy hablando como sacerdote.

- ¿Qué piensa del programa de alimentación que tiene el Gobierno a través del CLAP?

- Yo lo que diría es que tiene que seguirlo dando como algo coyuntural y no estructural. Lo que tiene que arreglarse aquí es la economía. Es decir, si nos mantiene y nos ha mantenido por una crisis que no la hemos dado nosotros como realidad, sino sencillamente es el manejo de toda la economía ha estado muy vulnerable.

Estos programas, que son programas sociales, deberían ser de una coyuntura, pero no plantearlos como una cuestión estructural y mucho menos como una cuestión política. Porque yo creo que todo ser humano merece ser tratado bien y no a través de una ideología, pero cuando a mí me plantean que para poder obtener esto, yo tengo que ser esto, pues ya te están esclavizando. Por eso digo que ese es un programa como lo han tenido muchos gobiernos.

Antiguamente había otros programas. Todos los gobiernos han tenido siempre un programa de compensación social, pero lo que estamos viendo es que esto está más ligado al ámbito de la política y no a ámbito de la dignidad del ser humano.

Que eso espero, son programas que ayudan a paliar una crisis, pero que no hacen un ámbito de lo que necesita totalmente el ser humano para su nutrición.

Uno habla con la gente y dicen, es que me vino esto, es que no me vino esto, es que me vino lo otro. Son ámbitos complementarios y lo otro que está detrás es cómo se manejan estos programas.

Yo creo que los venezolanos necesitamos escuchar bien cómo se manejan estos programas, con qué dinero se manejan estos programas porque al fin y al cabo son dineros de los venezolanos.

- ¿Los venezolanos nos hemos vuelto más misericordiosos en medio de la crisis para paliar el hambre?

- Sí, muchísimo. Yo creo que sí, yo creo que antes el venezolano pensaba mucho en sí mismo y hoy en día ha abierto esa posibilidad de pensar en el otro.

Hemos visto, en muchas de nuestras parroquias, de nuestros programas, como hay gente que hasta desde su propia pobreza ofrecen cualquier cosa y sobre todo el tiempo, el voluntariado. Todo esto no solamente en lo económico sino en entregar su vida. En ayudar, en apoyar, en fin.

Yo creo que esto ha sido también una lección muy grande, como un aprendizaje para nosotros. Como dice el Papa: Saber tocar también las heridas y los sufrimientos de la gente y en América Latina y en Venezuela hay todo un historial que dice: los pobres ayudan a los pobres.

¿Quién es el pobre? Aquel que siempre se siente necesitado de alguien, de algo y que también tiene el valor de compartirlo desde su propia pobreza, ese es el pobre. Aquí no se descarta nadie para lo que es el sentido de compartir y el sentido de la misericordia.

<- Regresar