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Entrevistas

<- Regresar Lara.- Raquel Mendoza, nutricionista del equipo de la asociación civil Madres y Padres por los Niños de Venezuela (Mapani).

Sostiene que la desnutrición entre los cero y cinco años de vida compromete el futuro de esos niños porque es en ese período que se desarrolla su sistema inmunológico. ¿Por qué se clasifica la evaluación de la nutrición por grupos de edades?

La clasificación del estado nutricional se hace por edades porque precisamente por edades es que hay cambios en el físico y en el crecimiento y desarrollo de nosotros, tanto de los seres humanos como de los animales y hasta las plantas. A nosotros nos pasa igual que a las plantas. Si se tiene una planta que comienza a germinar y no la alimentas bien, no hay posibilidades de que esa planta llegue a ser un árbol y pueda dar frutos. Si la planta comenzó a crecer, pero dejaste de darle nutrientes no se va a morir, pero se va a pasmar y tampoco dará frutos. Entonces, cuando hacemos la valoración nutricional de los niños, lo hacemos por grupo de edad porque, por momentos de vida, hay características en el físico y en el desarrollo que van diciendo si va bien en esa evolución o si se está quedando atascado.

Tenemos un rango de cero a dos años de edad. En ese rango de cero a dos años de edad en lo que más hacemos hincapié es en la ganancia de peso y en el crecimiento de su cabeza, por eso medimos el perímetro cefálico. Cuando estamos entre dos y cinco años de edad, nos enfocamos en la ganancia de peso, pero también en la estatura. Entre los dos y cinco años comienza la calcificación de los huesos y, por lo tanto, si tenemos un déficit, esos huesitos no van a agarrar forma y no van a crecer. Aparte, entre los cero y cinco años es donde se da el desarrollo del sistema nervioso central. En esos primeros años de vida lo que más pesa en el organismo es el cerebro, cuando estamos ante casos de desnutrición vemos entonces que lo que menos pesa y se desarrolla es el cerebro. Cuando hacemos recuperación de niños desnutridos, algo que se observa con mucha facilidad, es que a veces la ganancia de peso no es la esperada, pero el crecimiento de la cabeza sí. Si la cabeza comienza a crecer es un indicador de que sí se está recuperando, aunque a nivel de peso la cantidad de kilos no sea la esperada. Pero si no hay ganancia de peso y no hay crecimiento a nivel de la cabeza, eso ya nos da una idea a nosotros de que la desnutrición está pasando una factura grande a ese niño y la recuperación va a ser mucho más difícil.

¿Y cuáles otras consecuencias tiene la desnutrición los primeros cinco años de vida a corto, mediano y largo plazo?

Los primeros cinco años de vida son los años críticos de salud porque son los del desarrollo del sistema inmunológico. Un niño que esté desnutrido de cero a cinco años va a ser un niño mucho más propenso a enfermedades, si logra sobrevivir. El desarrollo mental implica las habilidades cognitivas y las habilidades físicas, a largo plazo, un niño que de cero a cinco años tuvo un proceso de desnutrición muy fuerte, su recuperación después de los cinco años implique mayor cantidad de recursos económicos y de tiempo, si garantías de que la recuperación se vaya a dar de manera correcta.

Cuando hacemos la recuperación entre cero y cinco años tenemos más probabilidades de que ese niño logre entrar dentro del canal de los niños que no han tenido desnutrición, pero si de cero a cinco años la desnutrición fue muy fuerte e intentas recuperarlo con siete, ocho o nueve años de edad, puede que el proceso de recuperación no se dé o si se da igual va a quedar con ciertas deficiencias o mentales o físicas.

¿Cómo se puede revertir la desnutrición?

Para revertir la desnutrición primero hay que conseguir la causa. La desnutrición es multicausal: tiene factores que son educativos, sociales, económicos, alimentarios y de salud. Es muy conocido el caso de la desnutrición por factor económico, siempre se asocia que los estratos más bajos en la sociedad son los que tienen mayor porcentaje de desnutrición porque sino tienes dinero para comprar comida, no comes. Pero hay otra desnutrición que está asociada a problemas de salud, a culturas y a no tener educación alimentaria. ¿Qué pasa actualmente en Venezuela? Que se nos unió todo: personas que no estaban preparadas para ser madres y padres de familia que no saben cómo alimentar a los niños y para completar, no tienen cómo hacerlo. Entonces cuando uno quiere revertir el problema de la desnutrición, no es solamente dar una cierta cantidad de alimentos o enseñarle a la mamá o al familiar a dar alimento para que él recupere peso porque si el problema de fondo no se resolvió, dos o tres meses más tarde vuelve otra vez a la desnutrición. Es muy complejo porque tienes que atacar todo: la parte educativa, la conformación familiar, social, política, entonces todo está ligado al proceso de desnutrición. Como es multicausal, entonces la solución tiene que ser multisectorial, todos tienen que aportar su granito de arena para poder recuperar al niño desnutrido.

¿Cuál es el grupo de alimentos que más consumen los niños que acuden a su consulta y tienen desnutrición?

De los niños que he visto es muy variable por zonas. En la consulta, tengo padres que me refieren que lo que les dan a los niños es solamente granos, hay otros padres que le dan agua de arroz, agua de pasta; hay otros padres que refieren que les dan agua de arroz o agua de pasta con algún vegetal o alguna fruta y hay otros que dicen que están a la buena de Dios, si algún vecino o familiar les da algo. Ni siquiera podemos englobar un grupo de alimentos en eso, porque es lo que puedan conseguir, lo que tengan a la mano o lo que salga del corazón de alguien más darle.

¿La proteína suele estar ausente en la dieta?

La proteína animal es la que se ha visto más disminuida de la dieta. Cuando me ha tocado evaluar niños mayores de dos años y averiguo cuándo fue la última vez que comieron queso, carne, pollo, pescado, huevos o algún tipo de vísceras, pudo haber pasado un lapso de hasta tres o cuatro meses de la última vez que lo probaron. Muchos de ellos lo lograban consumir, a veces, a través de los programas de alimentación que recibían en las distintas instituciones educativas. La gran ausente es la proteína animal.

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