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Entrevistas

<- Regresar Lara.- Gretna El Halabi, abogada, preside la asociación civil Madres y Padres por los Niños de Venezuela (Mapani), que se encarga de rescatar a los niños de la desnutrición en el estado Lara.

Advierte que el hambre en los hogares no solo desencadena la desnutrición infantil, también el maltrato y las rupturas. ¿Cuáles son sus hallazgos con respecto a la desnutrición en Lara?

Los niños que vienen a nuestra organización vienen con distintos parámetros. Por lo menos hay desnutrición severa y también desnutrición aguda, pero también hay niños que no podemos meterlos en esta estadística de desnutrición, sino que son niños que vienen con cierto déficit en el percentil. Son contados con las manos los niños que vienen saludables. Siempre la organización se ha destacado por llevar a cuestas a los niños desnutridos del estado Lara.

La FAO reportó que Venezuela tenía un terrible desempeño en cuanto a seguridad alimentaria. ¿Cuál es su opinión como defensora de derechos humanos de esta advertencia?

Consideramos que la FAO no se equivoca, más bien no ha sido tan frontal como debería ser para la compleja emergencia humanitaria compleja que estamos viviendo. Es algo bastante preocupante porque tú dices, bueno, ahorita son niños, pero mañana van a ser los que operen las máquinas, los que quieren ser médicos, si es que van a poder ser médicos. Va a ser una generación completa y ese es el costo más grande que tiene la emergencia humanitaria, porque es que nosotros como personas adultas vamos a llevar los niños de esta generación a cuestas porque muchos ya tienen un estado mental comprometido. Como organización desde que nacimos hace tres años hemos tratado de visibilizar esto que nos preocupa demasiado que desde que comenzó la crisis pidan el terminal de cédula para comer y lo aguantamos. Como organización siempre denunciamos eso. Nos preocupamos porque no puede existir ningún tipo de condicionante para tener un derecho tan fundamental como es el derecho a la alimentación. Por eso nosotros hicimos un amparo constitucional contra las medidas de los terminales de cédula para comer que, hasta el sol de hoy, tienen un año y medio sin pronunciamiento alguno del Tribunal Supremo de Justicia.

Cuando los niños vienen a la ONG, los padres que manifiestan que comen. ¿Cómo se están alimentando?

Muchos te dicen: “doctora estoy comiendo yuca, ¿En qué nos puede ayudar?”. Es solo yuca mañana, tarde y noche. Nosotros también hacemos una defensa de los niños hospitalizados en el estado Lara. En el Hospital Pediátrico Agustín Zubillaga nos reportan que hay lentejas en la mañana, lentejas al mediodía y lentejas en la noche. No hay una alimentación balanceada y menos para un niño que está comprometido en su parte oncológica. Eso nos preocupa mucho, nosotros lo hemos denunciado y hemos tratado de hablar con organizaciones para poder apoyar el hospital, pero cabe destacar que ninguna organización, ningún ente privado tiene el poder como un Estado para poder sobrellevar esta situación. Es una situación que ya marca en la banalidad del mal.

En sus consultas de pediatría, ¿cuál es el porcentaje de pacientes que presentan desnutrición en distintos grados?

Aquí hemos atendido 144 niños en un rango de dos meses. De esos 144 niños, 62 están en desnutrición, de los cuales 35 son niñas y 27 niños, un porcentaje de desnutrición de 43 %. Lo de las niñas nos preocupa más porque en las crisis, las niñas son las que más sufren la parte que afecta su organismo porque siempre son más niñas las que están desnutridas. No sé si en casa hay alguna segregación de que las niñas comen menos y varón más. No sé la razón, pero en todas nuestras estadísticas las niñas tienen mayor vulnerabilidad.

Han denunciado que desde hospitales e instituciones del Estado refieren a pacientes desnutridos que ellos deberían atender a su ONG. ¿Qué está ocurriendo?

Estamos viendo un fenómeno bastante impresionante: los entes públicos (Hospital Universitario de Pediatría Agustín Zubillaga, Hospital Juan Daza Pereira, Fundación del Niño) están enviándonos a sus niños. Son niños que vienen referidos con el informe médico de la Fundación del Niño. Como organización nos preocupa mucho porque no podemos soportar toda esa carga del Estado. En una semana atendimos 24 niños que venían Fundación del Niño, todos buscando leche o algo. Aquí se donan fórmulas lácteas, pero desde hace un mes y medio no tenemos y nos preocupa mucho porque el programa que estamos llevando con los niños que ya tenemos está comprometido porque cada día llegan más y más. Es bien duro, estirar los recursos hasta dónde más se pueda.

¿Cómo hace una ONG que trata de combatir la desnutrición infantil en estos momentos?

Eso es bien duro. Hay que decidir y en realidad es muy duro porque tienes que decidir quién es el que está peor y es a quien le vamos a dejar el recurso, entonces van llegando más y más. Y encima te mandan la responsabilidad del Estado y siempre lo he dicho. Se lo dije hasta a la Gobernadora del estado en una marcha por la salud: si usted considera que ustedes no pueden llevar la desnutrición infantil en el estado Lara, déjenos administrar los recursos y nosotros lo llevamos. Esta organización se lleva con 40 dólares al mes y con 40 dólares hacemos maravillas. Aquí estiramos el recurso lo más que se pueda, trabajamos con voluntariado, con personas que están comprometidas con la causa, que se enamoran de Mapani, que se enamoran de lo que aquí llega. Quisiéramos tener nuestros equipos, por lo menos tenemos infantómetro, pero peso con tallímetro para niños grandes no tenemos y tenemos es un peso de baño con una cita métrica pegada a la pared. La computadora no funciona, quisiéramos pasar estas historias a la computadora, pero no tenemos y esto no es un motivo para sacar un niño del programa, no. Siempre trabajamos, trabajamos y estiramos lo que sea necesario para no cerrar esta organización. Tenemos carencias y a pesar de todo no nos detenemos.

¿Cuáles son los derechos que está violando el Estado al no atender este problema?

Viola el derecho a la vida. Si tú no tienes alimentacion, tú no vives. Después acarrea otros derechos: a la salud, el derecho a una libertad plena porque ni siquiera puedo escoger lo que voy a comer y si es que puedo comprar o lo que puedo sembrar. Raya en las libertades personales. El hecho de que no haya comida en la casa genera estrés entre la familia y lo vemos en nuestra organización, las familias se están peleando por la situación al país, también hay maltrato, es la destrucción sistemática de la niñez, que no lo puedo llevar al parque. Es tan complejo.

El Estado viola el derecho a la salud, a la alimentación, a la vida, a la libertad personal, al bienestar de la familia. Son muchas cosas.

Hablas de las aristas del problema como el maltrato infantil cuando los padres no tienen cómo alimentar a sus hijos. ¿Han tenido reportes de maltrato infantil?

Maltrato sí. Hay situaciones en las que los padres se tienen que ir del país y dejan a los niños con los abuelos, con los tíos. El niño está rebelde, no se comporta, no se adapta. Es por el simple hecho de que el niño no ve a sus padres y les duele. En Venezuela se está vulnerando el derecho a una vida plena, no hay normalidad y lo peor es que estamos viendo familias completas, padres completos que aceptan esta situación y lo ven como normal. Entonces, en eso es lo que nosotros como organización de defensa de derechos humanos consideramos que trabajamos más porque Mapani no es una organización de caridad. Es una organización de defensa de derechos humanos que a través de la acción humanitaria recolecta datos para saber la situación y el impacto de las políticas públicas.

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