HONDURAS

Pagan la deuda con sus mujeres o hijas

Media hora después de que el diario El País de Cali, en Colombia, publicara en su página web la noticia, la esposa de uno de los dos colombianos recién asesinados en una plaza de mercado en Tegucigalpa, capital hondureña, llamó a la redacción suplicando que retiraran sus declaraciones y su nombre del portal.

Las razones nunca fueron conocidas, pero las autoridades intuyen que pudo tratarse de amenazas. Cristian Eduardo Escobar Prado, de 26 años, y Yeferson Nebrijo Salazar, de 33, eran oriundos del Valle del Cauca. Uno de Pradera y el otro del municipio de Tuluá y desde hace varios días estaban en ese país laborando como cobradores ‘gota a gota’.

El doble homicidio fue el 11 de junio cuando acababan de salir del mercado de Comayagüela, una de las plazas donde las autoridades hondureñas tienen detectada fuerte actividad de este delito.

En ese sector, junto a otros mercados como La Kennedy, La Quezada, Mayoreo y el centro de la ciudad de Tegucigalpa, se ha concentrado la presencia de colombianos que desde el 2014, según un estimativo de las autoridades hondureñas, empezaron a operar este modelo ilegal de préstamos que termina convertido casi siempre en casos de extorsión.

Los dos vallecaucanos fueron asesinados hacia las 4:30 p.m. del pasado 11 de junio en la Tercera Avenida, cerca del Instituto Mixto Hibueras, en Tegucigalpa.

Foto: cortesía Qhubo Cali

En un país tan pequeño, que apenas alcanza los nueve millones de habitantes, el impacto se siente con mayor fuerza. Por eso, el pasado 6 de marzo el presidente de la República, Juan Orlando Hernández, solicitó a la Fuerza Nacional Anti Maras y Pandillas (FNAMP) que investigue a los extranjeros y algunas asociaciones ilegales que están detrás de estos créditos.

De acuerdo con el mandatario, “se ha detectado en varios sectores del país la presencia de extranjeros, algunos colombianos, mexicanos y guatemaltecos, así como maras y pandillas, que se dedican a esa actividad a la que le aplican altas tasas de interés”.

El Presidente Hernández explicó que según el servicio de inteligencia de Honduras, esos extranjeros están prestando dinero a un altísimo interés diario, que se vuelve un enorme problema porque luego se convierten en extorsión”.

Así ha sido desde el 2012 que llegó ese delito a Tegucigalpa, Santa Cruz, Campamento y San Pedro Sula, que se extendió luego por El Progreso y Marcala hasta alcanzar departamentos como La Paz, en La Ceiba, Santa Rosa de Copán y Choluteca. El ‘gota a gota’ logra su mayor auge en Honduras a partir del 2018.

Pero no es mucha la información que las autoridades catrachas tienen al respecto, pese a que hace siete u ocho años habrían llegado los primeros colombianos con dinero en efectivo en búsqueda de vendedores ambulantes, pequeños comerciantes, taxistas, pulperos, amas de casa, salones de belleza, tortilleros y tenderos, entre otros.

A través de una fuerza especial de lucha contra el crimen, el gobierno de Honduras trata de cotrarrestar el accionar de los prestamistas ‘gota a gota’.

Hubo un factor esencial en el surgimiento de estas bandas de colombianos prestamistas en este país, y es la informalidad. Al otro lado de la línea telefónica, Ismael Zepeda, economista del Foro Social de Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (Fosdeh), nos asegura que estos comerciantes están desprotegidos social, política y económicamente; que la gente no tiene acceso a créditos con la banca formal y que hoy el empleo irregular superó el empleo formal.

“Tratan de ocultar la informalidad con una nueva conceptualización capitalista: ‘emprendimiento’. Entonces, dicen: ‘¡mire a la gente, qué bonita se ve con un puesto de tortillas o de arepas en la calle!’ pero las cifras reales hablan de que lo que tenemos es empleo informal y que estas personas desprotegidas quedan a expensas del ‘gota a gota”, señala Zepeda en diálogo con El País

Una racha de capturas

Sin conocer aún de lo que se trataba, los primeros indicios de ‘gota a gota’ fueron en 2014, cuando detuvieron en el aeropuerto Toncontín de Tegucigalpa a los colombianos Wilmer Dubón Monsalve Mercado y Janet Marina Mosalve Mercado intentando viajar a Medellín con $29.000 dólares que no reportaron a las autoridades.

Días después, entendieron que algo ocurría cuando en el aeropuerto de San Pedro Sula, la segunda ciudad más importante de Honduras, el capturado fue Ricardo Carrasquilla Suarez, también colombiano, intentando abordar un vuelo con $58.000 dólares ocultos.

En mayo del 2015, el coronel Santos Nolasco, quien era para entonces portavoz de la Fuerza de Seguridad Institucional de Honduras, advirtió y coincidió con lo que han visto en otros países: el dinero proviene del narcotráfico y que el propósito de estas actividades es el blanqueamiento del capital.

El ‘gota a gota’ para entonces era un problema que las autoridades hondureñas solo habían visto que afectaba a otros países. En principio el dinero, dijo una fuente de inteligencia en Colombia, fue ligado a casos de narcotráfico o lavado de activos, pero los comerciantes conocían la modalidad y sabían de lo que eran capaces los prestamistas por recuperar su inversión.

La Policía Nacional capturó a Alexánder Montoya, cabecilla de Los Urabeños, el 12 de julio del 2012 en La Ceiba, el complejo turístico más importante de Honduras.

Foto: cortesía Colprensa

Pero hay un antecedente que no pasa inadvertido para las autoridades en Colombia. En julio del 2012 fue capturado en Honduras Alexánder Montoya Úsuga, alias El Flaco, segundo hombre de la banda criminal Los Urabeños, que luego migró de nombre al de Clan del Golfo, una organización que ha exportado delitos como el narcotráfico, extorsión, sicariato y ‘gota a gota’.

Montoya Úsuga, quien tenía encima nueve órdenes de captura en Colombia por diversos delitos, fue localizado en Las Ceibas y estaba, según las autoridades colombianas, bajo la protección del cartel mexicano de Los Zetas mientras buscaba irse definitivamente para México.

El segundo al mando del Clan del Golfo fue enviado luego a Colombia, pero en Honduras en los últimos cinco años han sido capturados 89 colombianos en la comisión de diferentes delitos, de los cuales 80 continúan en diversas prisiones de ese país. Varios de ellos sindicados o condenados por delitos conexos del ‘gota a gota’.

Siete colombianos han sido asesinados en Honduras en los últimos cinco años, la mayoría por casos relacionados con ‘gota a gota’ y narcotráfico.

El cluster de la criminalidad

El modelo del ‘gota a gota’ en América Latina no se refiere solo a un delito. Normalmente las autoridades encuentran que está ligado a otras prácticas delictivas como el micro tráfico, la trata de personas o, en el caso de México y Honduras, la invasión de tierras.

De acuerdo con un informe publicado en el diario La Prensa de Honduras, en junio de 2017, en alianza con la plataforma periodística Connectas, En San Pedro Sula, “las autoridades están tras la pista de los extranjeros, que han diversificado su negocio asociándose con invasores de tierras. Allí, operan junto con la complicidad de una mujer que es identificada como líder de una asociación de vendedores de la ciudad”.

“Esos lotes están en el perímetro de la ciudad. Su trabajo es convencer a los agremiados de comprar los lotes a través de los préstamos que dan los colombianos (…) Es allí donde les facilitan el dinero para el pago de la prima de los solares, pero esos predios son invasiones. La gente, ante la necesidad cae en estas redes, donde si no cumplen con el pago pactado, no solo corren el riesgo de perder la tierra que compraron, sino que también hasta su vida”, les dijo un agente de la Unidad de Inteligencia.

Consultadas fuentes de Inteligencia de la Policía Nacional de Colombia, también consideran que es poco probable que ciudadanos de este país llegaran a Honduras para instaurar el negocio ilegal del ‘gota a gota’ sin la anuencia de las bandas armadas que operan en Centroamérica.

El diario La Prensa alertó en el 2017 sobre lo que venía ocurriendo en varias ciudades hondureñas con los prestamistas colombianos del ‘gota a gota’.

Foto: Imagen tomada del diario La Prensa

“Para operar en el mercado, sobre todo en los mercados grandes de Tegucigalpa y San Pedro Sula, debe haber sin duda una negociación con las maras o pandillas que tienen el control. Las principales son la mara MS-13 o la Mara La 18, pero lo real es que las maras se nutren, ante todo, de tres acciones: la extorsión, la venta de droga y una parte del sicariato”, señala Zepeda.

De hecho no son solo colombianos los que ofrecen estos préstamos en Honduras, sino que hay prestamistas que aprendieron el ‘negocio’ y cuando se dan las capturas descubren a mexicanos, guatemaltecos u hondureños que replicaron la actividad.

La estructura de estas organizaciones que iniciaron los colombianos y de las cuales no se tienen datos exactos por el subregistro, se articularon sobre empresas de papel que nunca fueron inscritas en el registro mercantil del país y, según revelaron algunos medios, reclutaron mujeres hondureñas para que realizaran los cobros directamente a los deudores.

Desde 1973, rige en la legislación hondureña el Decreto Ley No. 14 que regula a los prestamistas no bancarios, pero que tiene pocos dientes para tratar de ajustar a los ‘prestadiario’, como también les dicen en Honduras, a un régimen de tributación legal. Aunque en el 2016 se intentó modernizar esta norma mediante un Acuerdo, no hubo el interés suficiente para una reforma legal.

Aunque buena parte de los prestamistas ‘gota a gota’ se ubicaron en las grandes ciudades, también se han expandido por zonas rurales y ciudades intermedias.

Pero lo que más lamentan algunas organizaciones hondureñas es la instrumentalización de la mujer que ha surgido de las deudas de estos préstamos con elevados intereses en Honduras.

El analista del Fosdeh, Ismael Zepeda advierte que a este delito se le suma la trata de personas porque primero a la gente le dan un plazo para que pague, pero cuando es imposible seguir cancelando, empieza la trata de personas. Hay declaraciones que han entregado a las autoridades algunos deudores en las que cuentan que tienen que entregar a sus hijas o a sus esposas como esclavas sexuales para saldar su compromiso”, asegur. 

Honduras es de los pocos países que buscó ayuda del Gobierno colombiano para hacerle frente a este fenómeno.

Por lo pronto, en el mes de septiembre pasado, la Policía Nacional en Islas de la Bahía, alertó a la población de la zona insular en Honduras de la llegada de más colombianos para alimentar el sistema de préstamos del ‘gota a gota’. También ofrecen terrenos en Roatán y Santos Guardiola, a través de intermediarios dedicados a la invasión de terrenos, cuyas créditos se tramitan a través de estos prestamistas colombianos.

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