Pero hubo un movimiento inusual de visitantes con motivaciones distintas. En principio fue curioso para las autoridades gauchas, pero con los años fue preocupante: la llegada masiva de colombianos a una región poco referenciada por muchos argentinos y de nombre San Ramón de la Nueva Orán.
Un lugar ubicado en el extremo norte de Argentina, a 24 horas por carretera desde Buenos Aires, a 32 kilómetros de la frontera con Bolivia y a dos horas de la línea divisoria con Paraguay. Una región donde es poca la actividad comercial.
En ese enclave distante se asentó una colonia de cerca de tres mil colombianos, quienes tienen entre sus principales actividades la fabricación y venta de muebles a crédito. Pero las autoridades dudaron de su actividad.
Muchos de ellos, consideran los entes migratorios, ingresaron ilegalmente por Bolivia porque no existe registro de entrada. De lo que sí tienen certeza, es que a inicios del 2010 desde la Nueva Orán empezó a recorrer un grupo de jóvenes colombianos arrastrando carretas y ofreciendo a crédito muebles y artículos de hogar. En principio los llamaron simplemente los “carreteros”.
Entre el 2014 y el mes de junio del 2019 fueron asesinados 18 colombianos en argentina y 17 más murieron en circunstancias aún por determinar.
Entonces, el fiscal Enrique Senestrari ordenó allanar a 70 fábricas de muebles de colombianos en varias provincias. En los operativos rescataron cerca de 200 personas que llegaron a Argentina con la promesa de trabajo. Todos viviendo en hacinamiento. A partir de entonces se inició en Argentina un proceso judicial por trata de personas porque muchos fueron obligados a vender muebles y a cobrar créditos.
Foto: Cortesía Ministerio de Seguridad de Argentina
venta de inmuebles y con negocios en la explotación minera y propietario en Ecuador de la Importadora y Exportadora de Plásticos, Cimplast.
Empresa que también fue registrada en el 2010 en el registro público de Río de Janeiro, Brasil, con un capital de $152.000 reales. Su socio es Hernán Alberto Marín Rincón, quien tiene empresas registradas en Panamá y Estados Unidos, según información de los Panamá Papers.
En la misma ruta del narcotráfico
Es un día de caos en Buenos Aires y hay paro de transportadores. Sin embargo logramos llegar hasta el edificio 760 de la Avenida Chile, lugar donde nos espera Martín Verrier, subsecretario de la lucha contra el Narcotráfico del Ministerio de Seguridad de Argentina.
“El propósito de la trata es que se trae gente con promesa de trabajo y después se les involucra a la estructura criminal. Es decir, se les incorpora para hacer la tarea de cobranza o la tarea de contactar a clientes locales; después se dividen las tareas y ya quedan embebidos en la organización criminal y les cuesta salir. Esa trata de personas está vinculada con el ‘gota a gota’”, asegura Verrie.
La zona en la que se asentaron los colombianos en las líneas fronterizas corresponde al principal corredor de droga que hay hoy en Suramérica: la ruta desde Bolivia hasta Brasil, segundo consumidor de droga en el mundo.
Informes de inteligencia en Argentina hablan de grupos de colombianos que organizan toda la estructura criminal de producción y tráfico de cocaína desde Perú, pasando por Bolivia, Paraguay y como punto final Brasil.
En varios operativos realizados en Argentina en el último año contra los cobradores de ‘gota a gota’, las autoridades han encontrado armas y droga.
Con esa alarma encendida y mientras las autoridades locales buscaban pruebas para vincularlos con el narcotráfico, la bola de nieve del ‘gota a gota’ creció hasta que aparecieron las amenazas, los golpes y los primeros muertos. Entonces, el foco de la autoridad apuntó a otro sitio.
Un mes después, apelando a la supuesta actividad que realizan muchas personas en ese país, el 5 de septiembre del 2014 se llevó a cabo en el municipio de La Matanza, en la provincia de Buenos Aires, un operativo denominado ‘Muebles Blancos’, en el que oficiales de la Superintendencia de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas capturó a cuatro colombianos que tras la fachada de venta de muebles distribuían cocaína de alta pureza.
Esas mismas organizaciones que menciona Verrier, según respuesta a un derecho de petición a la División de Investigación Criminal e Interpol de la Policía Nacional de Colombia, son justamente las que manejan el narcotráfico, el microtráfico y el ‘gota a gota’ en Colombia y en otros países de América Latina. Menciona además a las bandas criminales de Los Pelusos, los Caparrapos y los Puntilleros.
Foto: Cortesía Colprensa
El fenómeno de las muerte
Entre el 2014 y 2016 ocurrieron varias muertes al norte de Argentina que cambiaron las investigaciones y le quitaron peso a las hipótesis de que los colombianos estaban relacionados solo con el narco y la trata de personas.
En especial las muertes de Alexis y Dalma; dos jóvenes que vivían a una hora de camino uno del otro en la provincia de Corrientes. El primero en San Ramón de la Nueva Orán y la segunda en Tartagal. Alexis era dos años mayor que Dalma y jamás se conocieron, pero compartían sin saberlo muchas cosas en común.
Ambos de familias humildes, con similares problemas y preocupaciones. Los dos, agobiados por las deudas solicitaron préstamos a colombianos con cuotas de pago diarias y ambos decidieron, en medio del desespero, acabar con sus vidas ahorcándose en sus respetivas viviendas.
Las primeras manifestaciones de preocupación fueron emitidas desde la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos de Argentina (Procelac) y la Dirección Nacional de Investigaciones, a cargo de Rodrigo Bonini, quien asegura que pasaron cinco años desde que llegaron los primeros colombianos en el 2010 para que detectaran la modalidad del ‘gota a gota’”.
“En la mayoría de casos, el prestamista del ‘gota a gota’ en Argentina también comercializa muebles. Entendemos que dicha actividad lícita convive con la delictiva, confundiendo y haciendo más difícil para las autoridades la diferenciación entre los actos lícitos y los ilícitos. Pero también vemos que las mueblerías buscan darle una cobertura legal, pero funcionan como ‘marca registrada’ del ‘gota a gota’”, indica Bonini.
En junio de 2018 fueron asesinados en Quilmes Leonardo de Jesús Ospina y Jorge Leonardo Sánchez, ambos colombianos dedicados a la venta de muebles y el préstamo ‘gota a gota’.
Entre los principales logros de esa mesa, según Bonini, está la elaboración de propuestas de modificación legislativa y varias acciones conjuntas entre los organismos involucrados.
Agrega en diálogo con El País que el ‘gota a gota’ no es un tipo penal específico que pueda contabilizarse, sino que en el marco de esa modalidad concurren diversos tipos penales, lo que hace más difícil su conteo, sobre todo porque depende del relato de las víctimas y si hace referencia a alguna de las características de este fenómeno”.
Foto: Cortesía Ministerio de Seguridad de Argentina
Los primeros casos del ‘gota a gota’ que fueron investigados por la justicia argentina, se dieron alrededor del año 2015 y a la fecha se ha detectado actividad en casi todas las provincias.
Pero es difícil conocer la cantidad de casos registrados, explica Soarez Gache. “porque las víctimas no denuncian y porque es un relevamiento que se debe efectuar con información suministrada por la justicia provincial porque la mayoría de esos casos se tramita ante la justicia ordinaria”.
“No teníamos hasta finales del 2018 detenciones de personas por dicha modalidad ya que el tipo penal que lo contiene es excarcelable. Pero sí ha habido detenciones de individuos por otros delitos como trata de personas o narcotráfico, personas que también se dedicaban de forma conjunta al ‘gota a gota’”, indica Rodrigo Bonini.
El dinero utilizado proviene, según la información lograda por autoridades argentinas, de otras actividades ilícitas que son motivo de investigación, asegura en su oficina en Buenos Aires, Guillermo Soarez Gache.
Consideran que el recurso proviene del mismo sistema de préstamos así como del narcotráfico, la trata de personas Aunque esto no es concluyente porque las investigaciones siguen abiertas.
El caso que dibuja de mejor manera esa hipótesis se dio el pasado 8 de abril, según la información que envió el Ministerio de Seguridad de Argentina a este medio teniendo en cuenta el interés en este flagelo regional.
El Gobierno argentino trabaja en alianza con las autoridades colombianas para desarticular las estructuras del ‘gota a gota’ y perseguir sus economías en ambos países.
Entre tanto, el Ministerio de Seguridad y otras entidades gubernamentales tienen conocimiento de que decenas de colombianos diseñan nuevas rutas en otras regiones tan apartadas de la periferia como la Nueva Orán. Esta vez, ese turismo extraño, sin fecha de regreso, se ha concentrado en la Patagonia.