Ilustración de Rocco Fazzari-ICIJ

Uber el gigante del Lobby

Una nueva filtración liderada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación y The Guardian revela cómo Uber ganó acceso a líderes globales, engañó autoridades y sacó provecho de la violencia contra sus conductores en su conquista del mundo.

Uber Files es una nueva investigación periodística que revela las técnicas que utilizó una pequeña empresa tecnológica de Silicon Valley para convertirse en un gigante mundial. Uber, la app de transporte de pasajeros, empezó a irrumpir en las ciudades desafiando las leyes y regulaciones locales, eludiendo impuestos y yendo, a veces, en contra de defensores de los derechos laborales. 

Los documentos fueron filtrados al diario londinense The Guardian y compartidos con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés). Más de 180 periodistas en 29 países analizaron 124.000 registros que incluyen 83.000 emails, mil archivos de conversaciones, y presentaciones de la empresa, de 2013 a 2017. Este texto es una versión realizada por CONNECTAS como parte del ICIJ a partir de la primera entrega de la serie que se puede ver a partir de hoy y en los siguientes días en ww.icij.org.

Imagen de Uber Files. Crédito: ICIJ

Uber inició sus operaciones en 2009 en San Francisco, cuando Travis Kalanick y Garrett Camp tuvieron la idea de crear una app para smartphones que permitiera pedir un viaje con solo tocar un botón. Para 2014, la empresa ya dominaba el mercado de servicios de transporte en Estados Unidos y buscaba seguir acaparando más países. Ese mismo año Uber llegó a 31 países, en los cuales provocó una crisis regulatoria por los vacíos legales que existen sobre el tema. En lugar de pasar por el proceso tradicional para conseguir los debidos permisos o buscar cambios legales y regulatorios, Uber impuso la fuerza, destrozando a sus rivales mediante ofertas de viajes y descuentos excesivos.

La llegada de Uber a un país también significaba la llegada de demandas de conductores, investigaciones regulatorias, procesos administrativos y litigaciones directas. Los ejecutivos describieron estos retos en una presentación como una “pirámide de mierda”. Para sortear losestos obstáculos, Uber construyó una maquinaria de relaciones públicas dedicada al cabildeo, lo que supuso que, con la llegada de la empresa a una nueva ciudad, reclutaran a exfuncionarios y otros colegas para fortalecer su músculo político. Solamente en 2016, la empresa destinó a esta estrategia un presupuesto global de 90 millones de dólares, según los documentos filtrados.

Diapositiva de una presentación interna de Uber que muestra los crecientes desafíos de la empresa. Imagen de Uber Files. Crédito: ICIJ

Desde sus inicios, Uber se promocionó como un líder de la innovación y con el tiempo desplegó en el mundo una máquina de influencia para ganar favores de políticos, reguladores y de otros líderes. Cuando se le acusaba de violar las leyes, la empresa utilizaba a los propios clientes de la aplicación para que firmaran peticiones y salieran en defensa de Uber. También, recurrían a “inversionistas estratégicos”, gente con carteras llenas y con conexiones políticas, para cambiar las leyes en sus países. Incluso, llegaron a pagarle a universitarios cercanos para producir investigaciones que favorecieran a la empresa.

La filtración revela cómo Uber, junto con una firma de asesoría, identificaron a más de 1.850 actores relevantes, de 29 países y la Unión Europea, como objetivos potenciales de su máquina de influencia a medida que se expandían en el mundo. Entre 2014 y 2016, los ejecutivos de la empresa tuvieron 108 llamadas con funcionarios públicos de 17 países, así como representantes del Parlamento Europeo y la Comisión Europea. Además, los archivos dejan en evidencia que 12 representantes de la Comisión Europea no hicieron públicos estos encuentros.

Imagen de Uber Files. Crédito: ICIJ

Según la investigación del ICIJ, los registros exponen la relación de altos ejecutivos de Uber con cabilderos en distintos países en busca de políticas favorables para llevar a cabo sus negocios. En Estados Unidos reunieron a varios exfuncionarios, incluidos algunos exasesores de la administración del expresidente Barack Obama, para que hicieran un llamado a funcionarios para abandonar las investigaciones en su contra, cambiar las políticas de derechos de sus trabajadores y redactar nuevas leyes de taxis. También, en su campaña para entrar al mercado de taxis de Moscú, Uber cortejó a varios oligarcas cercanos a Putin e hizo negocios con algunos. 

En 2015, cuando taxistas en Francia bloquearon calles como protesta contra Uber y las autoridades ordenaron la suspensión del servicio, la empresa buscó ayuda con Emmanuel Macron, entonces ministro de Economía, para solucionar el problema. Dos días después, luego de un intercambio de correos entre Macron y el cabildero Mark MacGann, las autoridades locales dijeron que revisarían el proceso, hazaña que Uber celebró como un triunfo. 

Le Monde, socio del ICIJ, documentó más de una docena de comunicaciones en los Uber Files –correos electrónicos, textos, reuniones y llamadas—entre Macron o sus asesores y Uber entre septiembre de 2014 y febrero de 2016. 

Ilustración de Rocco Fazzari-ICIJ

En 2016, Diez ejecutivos de Uber viajaron a Davos, Suiza, para participar del Foro Económico Global donde se reunieron con cuatro primer ministros, dos vicepresidentes de la Comisión Europea, el ministro francés Macron y un grupo de otros líderes. Además, tuvieron una reunión privada en el Hotel InterContinental con el entonces vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, sobre las oportunidades laborales que Uber estaba generando. La reunión provocó que Biden cambiara su discurso en el foro y hablara de Uber, según el mensaje que un empleado de Uber recibió de un asesor de Biden.

Y es que cuando Uber llegaba a un país generaba varias reacciones de diferentes actores. Mientras producía oportunidades de empleo, provocaba al mismo tiempo una crisis regulatoria en cada lugar. La empresa de transporte llegó a América Latina, Europa y Asia sin la aprobación de los gobierno locales, lo que convirtió a sus conductores de blancos de las autoridades y de los taxistas. Estos últimos protestaron, acosaron clientes de Uber e incendiaron los carros de conductores de Uber.  

Los ejecutivos de Uber trataron de sacar provecho de esta violencia. Según las comunicaciones filtradas, hablaron de enviar a la prensa detalles de un apuñalamiento casi mortal y de otros ataques brutales con la esperanza de dar una mala imagen de la industria de los taxistas. Para Travis Kalanick, fundador de Uber, estos hechos violentos fueron considerados como una ventaja en materia de relaciones públicas, según se evidenció en intercambio de correo: “Creo que vale la pena”, dijo. “La violencia es garantía de éxito”:

Imagen de Uber Files. Crédito: ICIJ

Otra forma de sortear los desafíos con los que se encontraba la empresa fue utilizando tecnología sigilosa para frustrar las investigaciones gubernamentales. Gracias a un ‘interruptor de emergencia’ lograron bloquear el acceso de la policía a sus sistemas, pues este cierra la conexión entre las computadoras y los servidores de la compañía. Estas maniobras fueron realizadas durante cateos en Francia, Rumania, Holanda, Bélgica, India y Hungría. 

Sobre el asunto, Uber respondió a un cuestionario del ICIJ que cooperan de manera rutinaria con las autoridades y ya no usa tecnología para engañarlas. Además, Devon Spurgeon, portavoz de Kalanick, le dijo al ICIJ que él nunca sugirió que Uber debía aprovechar la violencia a expensas de la seguridad de los conductores o autorizar “cualquier acción o programa que obstruya la justicia en cualquier país”.

Si quiere saber más de las maniobras de este gigante tecnológico, puede encontrar más información de los Uber Files en la página de ICIJ acá.

Las revelaciones de UBER Files en América Latina

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