Foto: Eduardo Amat y León

A finales de marzo comenzaron las protestas. El sector de camioneros organizó la primera huelga el 28 de ese mes. Las manifestaciones escalaron, en al menos 10 de las 25 regiones del país hubo huelgas y bloqueos de vías, saldadas con las primeras víctimas. El final de la primera semana de protestas dejó cinco personas fallecidas, decenas de heridos y detenidos, saqueos y destrozos en instituciones públicas. De ese modo, el país se sumió en la mayor crisis de gobernabilidad del presidente Pedro Castillo, solo nueve meses después de haber asumido el cargo.

Tras ello, el mandatario decretó orden de inamovilidad (toque de queda) el 5 de abril, fecha en que se recuerda el golpe de Estado de Alberto Fujimori, para atajar las movilizaciones anuales y las protestas en su contra. En la provincia de Huancayo, capital de la región Junín, se registraron las protestas más violentas, con un saldo de tres muertes por disparos de policías. Allí la situación tiene una particularidad: es la cuna del partido de gobierno, Perú Libre. Su líder, Vladimir Cerrón, expresidente regional, es investigado por corrupción.  

Pero lejos de acatar la orden presidencial, las manifestaciones se expandieron a zonas urbanas, donde la consigna de la renuncia de Castillo hace eco. En el centro de Lima, con inusual pasividad de la Policía, los manifestantes atacaron edificios públicos y saquearon al menos cuatro establecimientos comerciales. El ambiente de tensión se transmitía a los mercados de los barrios con constantes falsas alarmas de saqueo. A diferencia de lo anterior, en provincias los trabajadores demandan al Gobierno cumplir promesas de campaña, entre ellas una segunda reforma agraria y el cambio de Constitución. Tanto al Ejecutivo como al Congreso les piden un clima de estabilidad y medidas económicas para aliviar el alza del costo de vida, ocasionado por una ascendente inflación que en marzo registró su mayor pico.

En ese sentido se sumó a las protestas población descontenta por el encarecimiento de la canasta básica, que ya venía creciendo por la pandemia. En marzo los precios subieron 1,48 % en relación a febrero, cuando el pronóstico era de 0,9 %. Y encima de todo llegó el aumento del valor del combustible y de fertilizantes, principalmente la urea que escasea, como consecuencia del conflicto ruso-ucraniano. 

Todos esos factores vinieron a agudizar una crisis política casi permanente que tiene su origen en el intento del Parlamento, controlado por la oposición, el partido fujimorista y otras agrupaciones de derechas, de destituir a Pedro Castillo desde un primer momento, lo que genera un escenario de disputa entre poderes. Sin permitirle cumplir un año en Palacio de Gobierno ni haberle comprobado un solo delito, el Congreso sometió a votación dos veces la vacancia (destitución) del presidente, la última el mes pasado. La figura legal de vacancia por incapacidad moral ha llevado al país a tener cinco mandatarios desde 2016 hasta el presente. 

Eso no es todo. El propio presidente ha contribuido a la crisis con decisiones erróneas, controvertidas, contradictorias, así como con funcionarios y familiares de su círculo más cercano acusados de corrupción. Ante ello asegura que renunciaría si le comprueban un acto ilícito. Pero nada de lo que haya dicho ha disminuido su desaprobación, que según las encuestas llega al 76 %, superada solo por el rechazo al Congreso, que alcanza un 80 %.

Sin embargo, como observa el analista Marco Avilés, “reducir la complejidad de las protestas al escenario ‘Castillo debe renunciar o ser vacado’ es borrar el contenido económico de muchas de ellas. Ese borramiento es ideológico y ocurre en gran parte de los medios de Lima, de forma voluntaria o involuntaria. Por eso, una protesta nacional no puede ser interpretada solo desde Lima”. Para Avilés, no hay que olvidar la diversidad: “También hay reclamos sobre políticas económicas, control de precios, reducción de costo de combustibles, mejora de los regímenes laborales en las agroexportadoras, cambio constitucional”. En efecto, los gremios de provincias en las calles se deslindan de las posiciones individuales de dirigentes sindicales a favor de la vacancia. 

Foto: Eduardo Amat y León

No obstante, en Lima y otros centros urbanos hace carrera la frase “Que se vayan todos”, en alusión al presidente y el Congreso, como una alternativa que cobra fuerza entre la gente, respaldada al unísono por los medios de comunicación. Para el economista y analista Francisco Durand, experto en temas agrarios, queda claro que el problema va más allá de lo político. “Se ha acentuado la división entre Lima y las provincias, la ciudad y el campo. Los problemas parecían políticos, pero vemos que son también económicos; no solo internacionales, sino también nacionales, y el hecho de que tenemos la necesidad de democratizar la economía, de fiscalizar mejor a los grandes intereses, de terminar con la captura del Estado, la puerta giratoria y el lobby, son elementos que quedan pendientes”.

La conclusión es que Castillo no pudo hacerle frente a factores tan complejos como los que se unieron para crear en Perú la tormenta perfecta. En primer lugar, la figura del propio mandatario, un maestro de escuela rural que reconoció, con inusual honestidad, no estar preparado para la presidencia y que no cuenta con un respaldo parlamentario que le permita una aceptable gobernabilidad. En segundo lugar, un sistema para vacar o destituir al presidente tan amplio, que se convierte en una tentación permanente para cualquier eventual mayoría opositora. Así lo atestiguan los dos presidentes vacados en los últimos años. Y, en tercer lugar, una subida incontrolable del precio de los alimentos y los fertilizantes provenientes de la zona de guerra en Europa. 

En suma, un presidente que quizás llegó a Palacio lleno de buenas intenciones, pero mal asesorado y peor rodeado, lucha por sobrevivir en medio de un ambiente político cargado de agresividad, mientras en las calles hay quienes piden un borrón y cuenta nueva equivalente a un salto al vacío. Malos y peligrosos tiempos para la democracia peruana.

Autor

Periodista independiente, especializado en medio ambiente, cultura y derechos humanos, y Miembro de #CONNECTASHub en Perú. Tiene más de 10 años de experiencia como redactor y editor de actualidad en diarios, revistas y medios digitales. Ha cubierto conflictos ambientales y territoriales. Actualmente publica reportajes y artículos en medios independientes.

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