Revelan sanción del Vaticano a prestigioso sacerdote por ritual no aceptado de la “Dinámica del Pecado”

Un nuevo escándalo de abusos a menores surge en la Iglesia Católica Latinoamericana. Esta vez por cuenta de un “ritual de expiación” no reconocido por la institución, que incluía lo que la misma Iglesia consideró atentados contra la integridad sexual de las víctimas y que era practicado por un sacerdote ecuatoriano. Pese a que sus superiores conocían de sus conductas impropias con chicos, se le permitió por años mantenerse al frente de grupos juveniles católicos.

Ilustración por Paula de la Cruz.

El Papa Francisco en su más reciente visita a América Latina, a principios de año, pagó un alto costo por los abusos sexuales de sacerdotes a menores de edad. En Chile, uno de los países incluidos en la gira, fue cuestionado por organizaciones que le tacharon de inacción para castigar a un obispo acusado de encubrir a un sacerdote que incurrió en estos vejámenes. Así mismo se desató una ola de insatisfacción por el papel de la iglesia, que removió escándalos que aún claman por justicia en países como Perú y México donde además de los abusos, se alega conspiración para mantener ocultos los hechos.

Ahora una investigación de la revista digital GK realizada en el marco de la Iniciativa para el Periodismo de Investigación de las Américas del ICFJ en alianza con CONNECTAS, revela que en Ecuador también ocurrieron sucesos graves. Un país donde la opinión pública no ha sido expuesta con frecuencia a esta clase de denuncias, recibe ahora la revelación de un caso del que tenían conocimiento solo un reducido grupo de personas.

Según la investigación, Luis Fernando Intriago, un sacerdote de alto reconocimiento en Guayaquil, aplicó a adolescentes un ritual no autorizado por la Iglesia Católica al cual denominaba la “Dinámica del Pecado”. Consistía en sesiones privadas en las que pedía a los menores de edad vestir ropa interior o desnudarse, aceptar ataduras y vendajes en los ojos, además de permitir contacto físico en forma de toques pero también de golpes, llaves de artes marciales y hasta descargas eléctricas, de acuerdo con testimonios recopilados por los periodistas de GK autores de la nota.

Padre Fernando Intriago. Foto tomada de Facebook.

Estos abusos los habría cometido principalmente mientras estuvo al frente de grupos juveniles en la iglesia Nuestra Señora de Czestochowa, una parroquia en Guayaquil, ciudad portuaria y la más poblada del Ecuador.  La investigación periodística confirmó que en  2003 y 2009 hubo quejas de algunos fieles escandalizados por la conducta del padre. La última de esas quejas refería a la presencia nocturna de jovencitos en la residencia del clérigo.

Los superiores llamaron la atención a Intriago por comportamiento impropio, pero fue solo hasta 2014 cuando la Congregación de la Doctrina de la Fe, institución del Vaticano encargada de casos de abuso, autorizó el inicio de un proceso administrativo penal especial contra Intriago. El trámite quedó a cargo del Arzobispado de Guayaquil. En 2015 se emitió un decreto de dimisión del estado clerical por el cual se separó al padre del ejercicio del sacerdocio. La Congregación de la Doctrina de la Fe en 2016 rechazó una apelación de Intriago y confirmó la decisión de expulsión por considerar que las prácticas en las que había incurrido constituyeron una violación a la integridad sexual de las víctimas, aunque no implicaron la penetración o el contacto con los genitales de los agraviados según los testimonios y la documentación a la que accedió GK. Actualmente, Intriago sigue esperando una resolución definitiva de su caso.

La legislación ecuatoriana también tipifica como abuso aquellas acciones en los que no hay “acceso carnal”, pero tienen contenido sexual y se perpetran en contra de la voluntad de las víctimas o sacando ventaja de que no tienen conciencia de la situación a la que los llevaron.

GK ubicó a diez hombres que aseguran que, cuando eran adolescentes, fueron inducidos a la mencionada “Dinámica del Pecado” aplicada por Intriago. El hecho tuvo un gran impacto en sus vidas. “Esto es lo más asqueroso que me ha pasado”, afirmó uno de los consultados en la investigación y quien habló a condición de anonimato. Otro, igualmente bajo la reserva de su nombre afirmó lo siguiente: “Cuando él me hizo una vez la Dinámica completa, desde allí pensé ‘esto no está bien’. La completa tenía temas de electrocutarme (…). Había una barra, entonces me colgaba en la barra, desnudo. Ese día si terminé mal”.

 

Diego Guzmán también atravesó la experiencia y afirma que cuando el padre le rozó con la barba en el hombro le pidió ser desatado y le habló. “Le dije ‘Padre, tú eres mi pana, y si no quieres tener un problema no le hagas a nadie más, porque acá no pasó nada, pero esa vaina no está bien’.

Michael Manzur, otro de los jóvenes de la parroquia, al principio no le creyó a sus compañeros e incluso llegó a declarar a favor de Intriago. Hoy cambió de opinión y cree que sí hubo abusos.

La “Dinámica” les era presentada a los adolescentes como un sacrificio en nombre de Jesucristo. Juan José Bayas, quien aceptó ser grabado en su testimonio, no recuerda cuántas veces fue sometido a la sesión y golpeado mientras el padre le decía que podía “vencer al mundo”. “Él decía ‘el que falla en lo chiquito, falla en lo grande’”. En su evaluación, cuyo contenido era ignorado por la mayoría de los ecuatorianos, la Congregación de la Doctrina de la Fe consideró que el padre Intriago solo tenía motivaciones libidinosas al propiciar contactos de esa manera con adolescentes.

Según revela el trabajo periodístico de GK, a pesar de los llamados de atención de 2003 y 2009, el sacerdote permaneció frente al manejo de grupos juveniles.

Diego Guzmán le pidió en su momento al sacedorte sancionado que no aplicara a la dinámica a otros jóvenes

La pregunta de por qué no se le apartó del contacto con menores ante los primeros indicios fue formulada a monseñor Luis Cabrera, arzobispo de Guayaquil, quien argumentó que él asumió su cargo en 2015 y no podía responder por hechos previos. Sin embargo, en su lectura de los hechos, comparó el abuso sexual con la esclavitud: “Antes estaba legalizada y parecía normal. Después se tomó conciencia, se hizo todo lo posible para abolir la esclavitud porque eso es un acto gravísimo. En el campo de la sexualidad es algo parecido. Hoy por hoy las cosas están muy claras, de tal manera que para la Iglesia Católica el abuso sexual debidamente comprobado es considerado un crimen, un delito (…). Estoy respondiendo su pregunta, cómo es que sabiendo por qué le confiaron… Quizás no era la época. No es para justificar de ninguna manera es simplemente para explicar el contexto.”

Monseñor Antonio Arregui, antecesor de Cabrera, contó que quería trasladar a Intriago a otro lugar meses antes de un episodio ocurrido en 2013 cuando la madre de Bayas confrontó al sacerdote a gritos en la parroquia mientras él ingresaba con su vehículo. “Él no tenía mucho deseo de salir, y me pidió un año más. Tampoco se muere nadie por un año más.”  Tras prorrogar su presencia en la parroquia la situación empeoró: “Justo en este momento llegaron denuncias de cinco, seis jóvenes, de unos tratamientos extraños que les hacía como para fomentar el arrepentimiento de sus pecados y la disposición para llevar una buena vida cristiana”.

Kevin Rivas denunció por escrito al padre en febrero de 2014 ante el Arzobispado de Guayaquil. En el documento afirmó que fue sometido a la dinámica y relató casos de otros compañeros. Luego pidió a la Fiscalía una investigación. Bayas y a su madre no pudieron actuar judicialmente porque antes de hacerlo Intriago los demandó por injuria y delitos de odio y por esta vía logró contener el escándalo en su momento.

No se conoce registro de que la Arquidiócesis de Guayaquil solicitara la intervención de la justicia penal frente a los hechos, porque según voceros de la curia, no les correspondía adoptar acciones en ese ámbito. Aún así, Fiscales ecuatorianos iniciaron en septiembre de 2017 dos investigaciones contra el sacerdote: una por abuso sexual y otra por tortura. Ninguna hasta la fecha ha concluido.

Michael Manzur no creyó a sus compañeros en un principio, pero hoy piensa que fueron abusados.

Intriago fungió en Guayaquil como asesor espiritual del Sodalicio de Vida Cristiana, fundado en Perú por el laico Luis Fernando Figari, quien vive en un Roma mientras se le procesa por acusaciones de abuso sexual a menores en su país. El Ministerio Público peruano ha solicitado su prisión. La organización apartó a Intriago de sus funciones asesoras en 2014 al conocer los casos de la dinámica.

Intriago, quien ha gozado de prestigio en la sociedad de la sociedad de Guayaquil, defiende su inocencia, ha apelado dos veces la sanción que se le impuso desde el Vaticano y espera respuesta definitiva sobre su caso. Los reporteros de GK contactaron a Intriago para que diera su versión. fue contundente en su respuesta: “Cuidado van a estar dando voces a personas que hacen denuncias desde la oscuridad”, dijo. Un día después, su abogado llamó para decir que ni él ni su cliente darían declaraciones porque la ley se lo prohíbe ya que hay una investigación en curso de la Fiscalía.

El Papa luego de la visita a Chile rectificó sobre su valoración del caso por el cual recibió reclamos. Dijo haber carecido previamente de información veraz y pidió perdón por ello. El gesto, en algunos, fue recibido como otro paso en un camino aún largo de la Iglesia Católica para castigar a perpetradores y encubridores de los abusos sexuales, y por los abusados como una esperanza de justicia terrenal. La misma que esperan quienes se sienten víctimas del sacerdote Intriago.

Lea el especial de GK AQUÍ.


Este reportaje fue realizado por Isabela Ponce Ycaza y José María León Cabrera para GK en el marco de la Iniciativa para el Periodismo de Investigación en las Américas, del International Center forJournalists (ICFJ), en alianza con CONNECTAS.


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