Por redacción YucaByte en alianza editorial con CONNECTAS.

E n lo que va de este 2020 en Cuba, hace 11 meses, 25 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o ex parejas; y otras cuatro sufren las secuelas de agresiones machistas: una fue golpeada con un tubo de hierro, otra apuñalada en su vigésima tercera semana de embarazo, a otra su novio le cortó la cara con un cuchillo. A una de las fallecidas el asesino decidió también matarle las hijas, de dos y cinco años.

También hay seis menores de edad violadas, una de ellas por un grupo de cinco hombres. 

De no ser por las redes sociales estas 25 mujeres sumarían, de forma anónima, un número más entre las 130 que fallecen anualmente como promedio en la isla, según la tendencia de los últimos diez años. De no ser por esos posts de despedidas y denuncias que hacen sus amigos y familiares en Facebook, nadie conocería los detalles que acabaron con sus vidas. Porque en muchos de estos casos ya se había advertido a las autoridades locales del chantaje y las amenazas que sufrían las víctimas, pero los policías, sin entrenamiento alguno en temáticas de género, habían ignorado estos asuntos “de marido y mujer”.

Esos posts constituyen un registro documental de las violencias físicas, psicológicas, intrafamiliares, institucionales, obstétricas, a las que son sometidas las mujeres en Cuba. Son el argumento más sólido que tienen a su favor las feministas cuando exigen ante el gobierno cubano una Ley Integral contra la Violencia de Género.  

Justo el pasado sábado 21 de noviembre de 2020 se cumplió un año desde que un grupo de feministas cubanas presentaran la solicitud de esa ley a la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP). Fue sábado de campaña y contracampaña en Twitter. 

Días antes, las feministas habían convocado a un tuitazo para recordarle al gobierno y la ANPP que la solicitud sigue en pie; y para reclamarle mediante hashtag, que el 2028 -fecha hasta donde están agendadas las próximas disposiciones jurídicas a aprobar por la ANPP- está muy lejos.

La Asamblea Nacional del Poder Popular continúa sin incluir la Ley Integral Contra la Violencia de Género en su cronograma legislativo, luego de un año de presentada la solicitud. Crédito: Sadiel Mederos

Por su parte, la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), sin ningún tipo de casualidades, convocó también un tuitazo para el mismo día, bajo la etiqueta #MujeresEnRevolución, del que hicieron réplica varias de las cuentas falsas que utiliza el gobierno cubano para difundir información. 

A casi dos años desde que Etecsa habilitara el servicio de Internet por datos móviles, existe un consenso sobre cómo las redes sociales han articulado a diferentes grupos de activistas independientes que, a falta de un estatus legal, encontraron en el espacio virtual una forma de llegar a la gente, inmediata, además. Y no solo los activistas, todos los cubanos residentes en el país encontraron en las redes un canal que, si bien no resuelve los problemas, al menos los visibiliza.  

A decir de Ileana Álvarez, fundadora y directora de la revista independiente Alas Tensas, especializada en temáticas de género, las feministas no constituyen un movimiento completamente articulado. Pero sí protagonizan un activismo que “va más allá de campañas y de su labor en redes, que pasa a iniciativas tan importantes como la petición a la Asamblea Nacional de una ley, a crear estadísticas sobre feminicidios, a solicitar al gobierno la implementación de refugios, o reformas educativas, formas de ayudar a las mujeres violentadas”.

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La historia del feminismo en Cuba se opacó en el momento en que tomó el poder el actual gobierno revolucionario. La propia Vilma Espín aseguraba que nunca había existido un movimiento feminista. Espín era la líder de la FMC, cuñada de Fidel Castro, esposa de Raúl. Les dijo a las federadas que el feminismo era una lucha de clases de las mujeres contra los hombres que se estaba llevando a cabo en Estados Unidos, el gobierno enemigo.  

“Y en ese sentido -asegura Ileana Álvarez- el país comenzó a quedarse atrás, con todo el daño que eso conlleva a nivel antropológico y social. Comenzaron a acentuarse muchas problemáticas de la mujer, muchas opresiones y violencias que ninguna revolución puede resolver por decreto”. 

Conscientes de esa realidad, varias cubanas comenzaron a acercarse al tema del feminismo y las violencia itntrafamiliar en la década de 1990. Se formaron grupos sin afiliación estatal como Magin -desactivado por el Partido Comunista de Cuba (PCC)-, y desde la academia se investigaron casos de violencia doméstica. Al día de hoy las feministas que estaban dispersas encontraron espacios comunes donde debatir sus preocupaciones, ofrecer soluciones como asesoría legal y psicológica a las mujeres violentadas, y generar propuestas  que se han concretado en demandas específicas al gobierno, ante la desidia de instituciones como la FMC. 

Marthadela Tamayo, portavoz de la Red Femenina de Cuba, explica cómo la plataforma rastrea casos de violencia machista. Primero, sus integrantes hacen una búsqueda minuciosa de las denuncias de agresiones que aparecen constantemente en las redes sociales. “Luego corroboramos la información con otras organizaciones que, de manera muy organizada, también hacen este trabajo”, afirma. 

Algunas de ellas son Yo Sí Te Creo en Cuba (YSTC), la Alianza Cubana por la Inclusión, y la Red Defensora de los Asuntos de la Mujer (Redamu). Varias organizaciones crearon hace poco menos de un mes el Observatorio de Feminicidios en Cuba, un proyecto abierto donde también participan activistas, periodistas y ciudadanos que quieran colaborar.   

Ante la presión que ejercen las feministas en redes sociales, el Consejo de Ministros aprobó el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres el pasado 12 de noviembre. Sin embargo, no se conocen las 44 medidas que comprende. Como es usual dentro del gobierno cubano, el secretismo se impone. Y las acciones que toma en respuesta a los activistas tienen más intenciones de silenciarlos que de responder a su causa, algo que sucede también con los animalistas

“Lamentablemente, todo este tiempo ha estado presente la falta de transparencia y la realización de eventos (institucionales) a puertas cerradas, o por invitación con sesgo discriminatorio para activistas críticas y no vinculadas a lo estatal. Esta desunión, creada por las propias autoridades y personas que conscientemente replican la discriminación, ha sido la principal causa del rezago en Cuba en el logro de objetivos en la lucha por la no violencia”, refieren las integrantes de YSTC, en una entrevista realizada por correo electrónico que firmaron en conjunto. 

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Hasta la fecha, las manifestaciones de violencia de género no están específicamente tipificadas como delito en Cuba. El Código Penal considera como agravante que la víctima muera a manos de su pareja, pero esta modificación -Ley 87/1999- solo es aplicable en el momento irreversible que constituye el feminicidio.  

“En ninguna de las once circunstancias del asesinato (art. 263, Código Penal) se contempla el ámbito familiar, como tampoco a las mujeres y niñas”, refiere Deyni Terry Abreu, abogada, una de las primeras 40 firmantes de la Solicitud de Ley Integral Contra la Violencia de Género. “Los delitos contra el normal desarrollo de la familia se limitan al incesto. Otros, como amenazas y violaciones, no hacen referencia directa a las víctimas que se encuentran en su domicilio. Esto es importante, porque la casa es el escenario más confiable para una persona”, agrega Deyni, que trabaja en grupos feministas, de manera independiente, desde los años ´90.

A esta señora su esposo le cortó la cara con un cuchillo, un delito que no está tipificado legalmente como violencia de género. Crédito: Yanahara Mauri.

Deyni explica que la ley debe ser integral, es decir, una sola. De otra forma, contemplando artículos o capítulos aislados dentro de otras normativas -algo que algunos académicos defienden y que Mariela Castro, hija de Vilma Espín, ha comentado como posibilidad- solo “va a traer distracciones, interpretaciones, falta de rigor e, incluso, pueden ocultarse determinadas manifestaciones (de violencia) dentro de otras”. 

La demanda por una ley integral es uno de los ejes en torno al cual se ha ido articulando el movimiento. Como parte de esa estrategia, la plataforma Yo Sí Te Creo en Cuba habilitó un modelo de correo electrónico para quien desee solicitar la Ley Integral Contra la Violencia de Género directamente a la Asamblea. Puedes ser parte de ello haciendo tu solicitud aquí

Ante el rechazo de la Asamblea para incluir la ley posiblemente hasta 2028, un programa del que apenas se conocen sus medidas, las contracampañas en Twitter, y el escaso interés de las instituciones para dialogar con las activistas, los grupos feministas se mantienen escépticos. No conocen, ni pueden legalmente intervenir o ser parte de las soluciones que propone el gobierno para enfrentar el problema nacional de la violencia de género.