Tenemos que atacar la desinformación de forma integral, para que los responsables rindan cuentas

Detrás de la desinformación, hay mentes generadoras de esos contenidos y también hay quienes se benefician de ellos. Pero desde el periodismo se hacen esfuerzos para evitar que los fake news se hagan virales.

Atacar la desinformacion
Foto: Knight Center for Journalism in the Americas

Por Sergio Rincón, miembro de #CONNECTASHub

¿Los actores que difunden información falsa rinden cuentas tras ser descubiertos? Es decir, todos los días escuchamos a políticos en la región -incluyendo presidentes- mentir y atacar a los periodistas, pero ¿están recibiendo alguna consecuencia real por esos actos? 

A lo largo de estos años, los periodistas hemos combatido a la desinformación con los hechos, hemos aprendido duras lecciones, emprendimos un viaje en busca de respuestas, muy pasional, pero riguroso, porque la mentira es algo que nos explota por dentro; no podemos con ello. Nos molesta que un conocido o familiar crea una noticia falsa que vio en WhatsApp, o replique con arrojo alguna barbaridad expresada por un político.

Ahora hay equipos enteros cazando fake news. Y gracias a esos proyectos verificadores sabemos cómo se implementan estos sistemas de desinformación, en qué momento surgen, en qué rincones oscuros de Internet los crean y cómo han evolucionado. Gracias a ello podemos desactivar varios ataques o propagandas antes de que se vuelvan virales. 

Pero no basta con ello, el siguiente paso es investigar y mostrar a la sociedad quiénes son los generadores de esta propaganda, y también a los beneficiarios de ella. Esta fue una de las conclusiones del panel Mentir en política, usar noticias falsas como armas y atacar a periodistas: ¿qué hemos aprendido hasta ahora y cómo podemos reaccionar ante la infodemia? que se dio en el marco de la edición 24° del Simposio Internacional de Periodismo Online (ISOJ), un programa del Centro Knight para el Periodismo en las Américas de la Universidad de Texas.

“La desinformación o la información falsa no va a desaparecer, es algo permanente, pero hay formas de contrarrestarla, por ejemplo, reconociendo los patrones, reconociendo cuándo va a surgir. Eso nos permite tomar medidas no solo para estar reaccionando. Esa es nuestra responsabilidad como periodistas, descubrir cuál es la verdad y que quienes están aportando esa desinformación tengan que rendir cuentas”, dijo Khaya Himmelman, reportera en The Messenger y especialista en temas sobre la desinformación.

La desinformación no sale de un vacío

La información falsa es utilizada como arma, por eso que además de hacer el trabajo de verificación, tenemos que investigar de dónde nace, cómo se difunde y quién gana. 

“Es importante que el público entienda que la desinformación no sale de un vacío, porque hay actores negativos que tienen sus razones para difundir esta información falsa”, dijo Glenn Kessler, editor y redactor jefe de The Washington Post’s Fact Checker. 

Entender esto nos ha ayudado a curar las heridas que se han cometido en contra del gremio. Porque cuando un político no puede contra la información, es común que ataque al mensajero. Es el caso de Jair Bolsonaro contra el diario Folha de S. Paulo, pues desde antes de su mandato en Brasil, emprendió un asedio contra este medio. 

Sérgio Dávila, editor de Folha de S. Paulo, recordó declaraciones hechas por Bolsonaro entre 2017 y 2022. Por ejemplo, el expresidente brasileño llamó a la población a no suscribirse al medio, dijo mentiras sobre los reporteros para desacreditarlos, e incluso surgió una campaña en redes sociales con fotografías donde Bolsonaro y sus hijos sugirieron que los periodistas intercambiaban sexo por noticias. 

Dávila contó que pudieron aguantar este tipo de ataques con una estrategia legal, además contrataron personal de seguridad para cuidar a los reporteros del diario y también sumaron a un terapeuta a su equipo para dar asistencia a quien lo solicitara. 

Este tipo de casos han ocurrido en México. En noviembre de 2021, con el acompañamiento editorial de CONNECTAS, mi colega Tania Gómez y yo publicamos un reportaje sobre el negocio chocolatero de los hijos del presidente Andrés Manuel López Obrador. De inmediato comenzó un ataque en redes sociales contra nosotros, y por su parte el mandatario mexicano hizo declaraciones para desacreditar a los medios que nos ayudaron a difundir la historia. 

“Proceso y Carmen Aristegui nunca han estado a favor de nuestro movimiento. Yo sostengo que son independientes, pero independientes del pueblo, que nunca se han involucrado, nunca han hecho un periodismo en favor del pueblo”, expresó enojado López Obrador. 

No todos quieren escuchar la realidad

Bill Adair, fundador de PolitiFact y profesor de práctica del periodismo y políticas públicas, explicó que también existe otro desafío, que es transmitir de forma adecuada los hechos y las verificaciones a la ciudadanía, porque no siempre está dispuesta a escuchar.

“El desafío de aquí en adelante es que los que más requieren información, son los que más probablemente no nos van a escuchar. Tanto los de la derecha, como los de la izquierda, solo quieren creer ciertos hechos, entonces ignoran o dejan por un lado los hechos que no les convienen”, declaró Bill Adai.

Y en el mundo de la desinformación, existen casos de políticos que, entre tantas mentiras y cinismo, pueden ser vistos como personas que se atreven a decir lo que supuestamente otros callan. 

“Donald Trump repetía cosas falsas, que eran desmentidas por varias organizaciones, pero pese a ello quedó electo. Repetía muchas mentiras y la gente creía, por ejemplo, que millones de personas ya estaban cruzando la frontera. Pocos políticos hubiesen dicho cosas como esa, pero para la gente, Trump era un político que al fin decía la verdad; pero nosotros contamos más de 30 mil declaraciones falsas de Trump durante su presidencia”, agregó Adair.

Glenn Kessler, editor y redactor jefe de The Washington Post’s Fact Checker, explicó que los periodistas tenemos que actualizarnos y buscar nuevas formas de verificar, porque tenemos que indagar a todos los funcionarios públicos, no solo en época de elecciones, sino de forma permanente.

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