Periodistas latinos relatan su experiencia en la guerra de Ucrania

Reporteros del continente que han cubierto el conflicto bélico en Ucrania compartieron en sus medios y redes sociales las experiencias de la guerra. Cuatro de ellos hablaron con la GIJN y CONNECTAS en un Twitter Spaces para contar sus experiencias.

Image: Shutterstock

Aunque hay una frase que dice que “lo primero que muere en una guerra es la verdad”, hay profesionales que intentan justamente rescatar esa verdad para compartirla con ciudadanos de todo el mundo. A pesar de que para ello tengan que poner su vida en riesgo. En la guerra de Ucrania quedó claro la importancia de esos periodistas que en terreno están documentando la tragedia, por muy cruda que sea. Sin ellos, las mentiras que se fabrican para justificar la violencia no tendrían contrapesos.

En esta trinchera, la de la información, emergen factores que ponen a prueba la calidad, la tenacidad y la ética periodística.

La variedad de periodistas que cubre la guerra es amplia: corresponsales de larga trayectoria y experiencia en conflictos y otros con reducidos presupuestos, unos con recursos técnicos de última generación y traductores contratados por sus medios, mientras que otros lo hacen en modalidad freelance, despachan para varios medios de comunicación, y asumen por su cuenta el riesgo. En ambos casos los une una convicción: alguien debe intentar dar luz en la oscuridad de la guerra.

En medio del fuego cruzado en Ucrania, en lo corrido de los dos meses que se ha extendido el conflicto, han fallecido cinco corresponsales entre locales e internacionales, y otros 35 han quedado heridos. Además, de acuerdo con el Centro de Comunicación Estratégica y Seguridad de la Información de Ucrania (Stratcom), 148 crímenes han sido cometidos contra informadores y medios de comunicación.

Precisamente, a 60 días del inicio de la invasión rusa a Ucrania, CONNECTAS y la Red Global de Periodismo de Investigación invitaron a reporteros que han estado en territorio ucraniano y fronteras para conversar sobre sus experiencias en la zona de conflicto. Ellos son el experimentado corresponsal de guerra chileno Jorge Said, la periodista ecuatoriana Soraya Constante, la mexicana Romina Ramos y el reportero argentino Gabriel Michi, quienes hablaron en un Twitter Spaces el martes 26 de abril al finalizar el día a través de las cuentas @gijnEs y @ConnectasOrg.

Escucha la conversación entera aquí

Conversamos, como por ejemplo, las dificultades que enfrentaron para desarrollar su trabajo, las presiones de los bandos en guerra, los resguardos que debieron tener, la dificultad del idioma para hablar con los civiles, las detenciones, los abusos de poder, las heridas y, sobre todo, lo que hicieron para tratar de buscar y comunicar la verdad. Además, en esta nota incluimos algunos relatos que diferentes periodistas latinoamericanos han dado en sus medios y redes sociales, y también sumamos los nombres de otros colegas latinos que han participado en la cobertura de la guerra.

Relatos de guerra: entre el peligro y las detenciones ilegales

“Quienes trabajamos para medios en América Latina hacemos una cobertura distinta que nos permite ser más creativos y arriesgados”. Así inicia el argentino Gabriel Michi su relato en el que asegura que “estar en un escenario de guerra es totalmente distinto a las preparaciones previas que un periodista pueda tener”.

Gabriel es casado y tiene tres hijos, sin embargo, la pasión por el periodismo lo motiva a estar en lugares en donde “se desarrollan historias que merecen ser contadas”. Su experiencia en Ucrania estuvo agraviada por sucesos con los que no contaba. Él y su camarógrafo Leo Da Ré, con quien hacía la cobertura para el canal de noticias argentino C5N, fueron detenidos e incomunicados de manera irregular por el ejército y el servicio de inteligencia ucranianos, que pretendían acusarlos de espionaje. “No hubo agresión física pero sí verbal. Miraron por internet los informes que yo hacía en Ucrania y nos borraron las imágenes que teníamos en los teléfonos”. (Lea la crónica completa en Mundo News).

Pero lo peor puede pasar cuando los periodistas se convierten en blancos. El fotoperiodista freelance colombiano Juan Arredondo, tras quedar con una herida de bala en un atentado y ver morir a su amigo, el premiado cineasta Brent Renaud, expresó desde el hospital que “no había nada que los hiciera creer que iban a sufrir una emboscada ni nada parecido”. Se encontraban en Kiev buscando entrevistar a desplazados del este de Ucrania que pasaban por la capital en su tránsito hacia la frontera, cuando el carro en el que iban fue disparado por dos militares desde una trinchera.

“Desde nuestro punto de vista era un lugar seguro, era un corredor humanitario”, contó Arredondo en entrevista con CNN. Arredondo, que iba en el asiento trasero del auto, vio al atacante y alcanzó a agacharse, pero alcanzó a recibir un disparo en su cadera. Renaud fue alcanzado por una bala en el cuello, mientras que el periodista colombiano recibió atención y fue evacuado a Estados Unidos.

“Hubo un momento en el que pensé: me voy a morir, no voy a sobrevivir. Nunca experimenté esa sensación. Ni siquiera es una sensación de miedo. Solo la impotencia de saber que vas a morir y no hay nada que puedas hacer para evitarlo”, relató Arredondo. (Lea el relato de cómo se salvó Juan Arredondo del ataque en el que murió su compañero).

¿Cómo reporteaban sin traductor?

En Ucrania se habla ucraniano y el ruso es también común. No obstante, la mayoría de los periodistas de América Latina no tienen cercanía con estos idiomas y utilizan el inglés para comunicarse, lo que no fue favorable para varios de los corresponsales consultados. Para preguntar y escuchar a sus entrevistados todos coincidieron en la misma respuesta, “la enorme solidaridad que se da entre colegas de distintos medios sin importar la competencia por audiencias”. 

Para la periodista ecuatoriana Soraya Constante, radicada en España, una de las mayores dificultades fue no hablar el idioma “debido a la capacidad de transmitir el horror que han vivido, porque no saben comunicarlo”. Logró apoyarse con estudiantes de Ecuador que estaban en un vuelo humanitario de regreso a su país. Los ecuatorianos eran la colonia latinoamericana más grande en Ucrania.

Soraya estuvo 13 días en marzo y empezó la cobertura en la estación de Varsovia, cruzó luego por la ciudad de lviv en el oeste de Ucrania y, tras separarse de su fotógrafo, tuvo que enfrentar el abuso de poder de un hombre que hacía parte de las autoridades ucranianas en uno de los pasos de frontera, quien tocó sus senos de manera abusiva. El reclamo nunca fue atendido. Parte de la reportería acompañó en su viaje a Oleh, un ucraniano que le permitió conocer de primera mano el día a día de un combatiente.

Tragedia y miedo

Otros periodistas latinoamericanos han tenido la valentía de enfrentarse a situaciones similares para cubrir la guerra en Europa del Este. La mexicana Romina Ramos estuvo en la frontera entre Ucrania y Rumania cubriendo para el medio ADN 40 y haciendo una colaboración con Deutsche Welle sobre el éxodo de ciudadanos. Relató la salida humanitaria de sus connacionales y la tragedia que viven millones de familias por causa de la guerra.

El chileno Jorge Said, reconocido corresponsal de guerra, estuvo en los lugares más peligrosos cuando Rusia comenzó a desplegar soldados, vehículos y aviones como parte de la invasión. Huyo de Irpin en Bus, estuvo en la ciudad portuaria de Odesa a orillas del mar Negro y reporteó desde el teatro de Mariúpol que fue bombardeado semanas después por las fuerzas rusas.

 

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La corresponsal de guerra freelance colombiana Catalina Gómez, quien cubre el conflicto en Medio Oriente para France24 Español, La Vanguardia, Radio W y RFI, ha puesto su experiencia y valentía periodística en terreno y ha informado desde Ucrania la dinámica de la guerra con la invasión rusa, relatando los hechos más relevantes sin dejar de lado la sensibilidad humana.

El periodista argentino Joaquín Sánchez Mariño, quien cubre en Ucrania para Infobae, también relató al mundo cómo se vive el conflicto bélico y en uno de sus vídeos en Irpin, a las afueras de Kiev, tuvo que informar la muerte de 300 civiles y reportear en las plazas que fueron convertidas en cementerios, en medio de la destrucción de autos y edificios que dejaron los proyectiles.

El periodista independiente Víctor De CurreaLugo, corresponsal para Cambio en Ucrania, narró el escenario que se vive en Kiev, una de las ciudades más impactadas por la guerra. Ha recorrido otras zonas que conservan el “olor a pólvora” como Irpin, Bucha y Borodyanka, para registrar al mundo la impronta del conflicto: Ucrania, las huellas de la guerra.

La reportera chilena Mariana Díaz Vásquez, corresponsal de Canal 13 en Europa y colaboradora de La Tercera en Chile, aseguró que “cubrir una guerra va más allá del género, la única opción que hay es ser buenos periodistas”, independiente si se es hombre o mujer. En una entrevista otorgada al diario La Tercera cuenta cómo fue su paso por Kiev cuando todavía no existía una percepción real de peligro.

La carga de estrés que provoca una labor informativa de alto riesgo se debe tener en cuenta en este contexto. A la periodista argentina, Sol Macaluso, quien estuvo trabajando freelance para Telemundo, le diagnosticaron estrés postraumático tras vivir varios días de cobertura en Ucrania. “Mi cerebro sigue en estado de alerta”, dijo en una entrevista al medio 20 Minutos luego de su regreso de Europa del Este.

Y es que cubrir una guerra requiere no sólo relatar los hechos frente a una cámara sino también escribirlos de forma justa y dejando de lado el ego periodístico. Precisamente, el cronista argentino Gonzalo Sánchez, enviado especial del Diario Clarín, se refirió en sus redes sociales a las más de 30 notas escritas sobre la guerra en Ucrania, destacando que nunca usó la primera persona: “Es mi humilde triunfo”.

En estos sucesos los reporteros están expuestos a todo tipo de situaciones, por ejemplo, el columnista de La Tercera en Chile Daniel Matamala, periodista en CHVNoticias, fue detenido en la frontera con Rumania y liberado días después mientras cumplía con su oficio.

 

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Los corresponsales de guerra inician el día pero no saben si llegarán vivos al final. El mexicano Lalo Salazar, reportero de Televisa y director general de Uni2noticias, desde Kiev relató la caída de un misil en un lugar abandonado y registró los daños que dejó la explosión.

Por su parte, el mexicano Víctor Olivares, periodista freelance y quien ha estado cubriendo la frontera entre Polonia y Ucrania, reportó el rescate de 63 menores de edad en Mariúpol desde un centro de refugiados para Azteca Noticias.

El corresponsal argentino Pablo Monzalvo no desaprovechó esta iniciativa y en una nota para Univisión mostró al mundo otro enfoque de la guerra: el agua y las duchas portátiles en confrontaciones armadas y la solidaridad de bomberos franceses con los refugiados en Polonia.

La periodista argentina Carolina Amoroso tuvo la oportunidad de relatar en medio de estallidos el éxodo ucraniano y luego correr al refugio a salvaguardar su vida y la de su camarógrafo. Durante el tiempo que estuvo realizando el cubrimiento para TN en Medyka, Polonia, un punto fronterizo concurrido por refugiados de Ucrania, Carolina informaba cada día la separación de cientos de niños con sus familias que huían del conflicto.

El también argentino Christian Martin, quien estuvo como enviado especial para La Nación, tuvo que relatar a diario la invasión rusa a Ucrania sin mucha esperanza de un temprano final. “La Batalla de Kiev parece haber terminado. Rusia no pudo poner ni un pie en la capital”. Sin embargo, otra ha sido la realidad.

El colombiano Félix de Bedout, presentador en el Noticiero Univisión Fin de Semana y periodista de W Radio en Colombia, estuvo varios días en Leópolis, Ucrania, entrevistando decenas de civiles y militares ucranianos desde sus trincheras. Esta experiencia la cuenta el reportero en el pódcast ‘Así resiste Ucrania’ en el que relata su trabajo en terreno.

El corresponsal mexicano Fernando del Rincón, tuvo que enfrentar durante su viaje de cubrimiento a Ucrania una alerta de bomba mientras trabajaba en un enlace en vivo para su programa en CNN en Español. En medio del temor colectivo se movilizó junto a su equipo para refugiarse y mantenerse a salvo. Días después partió del país. Este fue el video de su llegada a la zona de guerra.

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