LA RUTA ILEGAL DE LAS ALGAS MARINAS EN PERÚ POR ROBERTH ORIHUELA

A pesar de que el gobierno peruano tiene normas claras sobre el aprovechamiento de las macroalgas marinas, las entidades encargadas de fiscalizar la legalidad de la producción que luego se exporta hacia China no están realizando su labor. Esto es aprovechado para la extracción ilegal que se concentra mayormente en el litoral arequipeño donde el impacto del ecosistema se incrementa afectando a otras actividades que dependen de bosques marinos.

osé Toledo camina por una playa ubicada a unos cinco minutos de la ciudad de Mollendo, en la región Arequipa, al sur del Perú. Tiene 53 años, piel morena —tostada por el sol de la costa y la salinidad del mar—, mirada seria y semblante amigable. De pronto encuentra un grupo de algas extendidas sobre la arena. Levanta una y muestra con pena la variedad de especies que viven de esta planta acuática. La mayoría son moluscos pegados en los rizoides (raíces de las algas). Toda su vida la ha dedicado a aprovechar los dones que ofrece el océano y se ha especializado en la recolección de mariscos. “Son como los ‘wawa wasis’ (cunas de niños en quechua) del mar. En las algas se crían los juveniles de mariscos y peces. Y sabemos también que producen más oxígeno que los bosques”, dice.

Toledo, quien además es presidente de la Asociación de Conservadores y Extractores Artesanales de Islay (Acemar), no es biólogo pero, por su experiencia y la de la comunidad de pescadores de la provincia de Islay, ha visto cómo la progresiva reducción de bosques de algas ha contribuido a la desaparición de especies de mariscos. “Aquí ya no hay ‘barquillo’, ‘pepino de mar’ ni ‘lapa criolla’. Si usted va a una cevichería ya no encuentra estos recursos”, relata mientras camina con su pequeña hija de la mano. Según Toledo, los algueros utilizan técnicas prohibidas como barretas para cortar los rizoides de las algas, que son como las raíces en las plantas terrestres. También bucean con ayuda de botes y compresoras de oxígeno para cortarlas del fondo marino y luego las arrastran con ganchos o ganzúas hasta la orilla. El objetivo es obtener tantas como se pueda para venderlas a empresas de capitales chinos a precios de hasta 500 dólares la tonelada, que luego son exportarlas a China, donde sirven para la producción de cosméticos, fármacos, textiles, fertilizantes y suplementos alimenticios para humanos y animales que luego son distribuidos a todo el mundo.

A pesar de que la ley peruana prohibe la extracción de algas marinas, en el litoral de la región Arequipa los algueros las están depredando utilizando técnicas ilegales. Estas luego son vendidas a empresas que las pican y exportan hacia China, donde se usan para las industrias de alimentos, textiles, fármacos, cosméticos y hasta fertilizantes. Las algas son extraídas con técnicas ilegales, como: barreteo, ganzúas y buzos submarinos apoyados con compresoras de oxígeno. 1 Se extienden sobre la arena y se secan bajo el sol entre 4 a 6 días 2 Luego se transportan en camionetas, motos y camiones hacia los molinos 3 En los molinos se pica la alga y depositan en sacos. 4 El 98% de las algas extraídas son exportadas en buques hacia China 5 RUTA ILEGAL DE LAS ALGAS

La actividad ilegal de los algueros se realiza con intensidad en el distrito costero de Quilca ubicado al sur del Perú, en el circuito de caletas que inicia en Quebrada Honda y termina en la desembocadura del río Quilca.

Son sitios de difícil acceso. Primero hay que viajar dos horas desde la ciudad de Arequipa con dirección al puerto de Matarani en la provincia de Islay. Luego dirigirse por la carretera costanera y buscar el ingreso correcto hacia el mar. A estos sitios solo se puede entrar con camionetas 4x4 y a ciertas zonas. Luego hay que avanzar entre los cerros y bajo el sol abrasador de la costa hasta llegar a divisar las pequeñas playas ocultas. Allí, resultaría imposible el varamiento natural de gran cantidad de algas marinas, dice Mario, un alguero que prefirió resguardar su identidad. Pero han sido tomadas por algueros ilegales que ven en esta zona una gran fuente de cosecha. Tal como lo decía el empresario pesquero Luis Banchero Rossi: “Me gusta el mar. No hay que arar o sembrar en él, solo cosechar”.

Las algas son un recurso que parece inagotable, pero nada más fuera de la realidad. Paúl Baltazar Guerrero, jefe del Laboratorio de Investigación de Cultivos Marinos de la Universidad Científica del Sur, explica la importancia de estas plantas para la vida marina y el resto del planeta. “Al cortar las algas de las rocas o del fondo marino sin ningún criterio, a la vez se elimina a las especies que viven de ellas”, explica.

La tesis “Evaluación de la variación temporal de biomasa de algas marinas, aracanto negro, en el litoral sur del Perú y propuesta de manejo”, publicada en 2019 por el maestrista de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, Guillermo Tejada Cáceres, advierte la disminución de la biomasa de algas en el litoral arequipeño. Encontró que el número de algas por metro cuadrado reportadas en la zona de Quilca en 2007 fue de 25, pero para el 2018 apenas llegó a siete. Esto, indica el estudio, “probablemente está relacionado con la extracción ilegal”.

La organización “Chile es mar” señala la importancia de las algas para el ecosistema marino. Y es que en los rizoides de las algas viven crustáceos y moluscos herbívoros que se alimentan de sus hojas. Estos a su vez sirven de alimento para otros depredadores y las algas también se alimentan de sus desechos. Incluso las algas muertas sirven como alimento para otros animales y microorganismos. “También participan en la producción del 50% del oxígeno que respiramos y atrapan hasta el 40% del dióxido de carbono que generamos los seres humanos. Y si le sumamos la producción de oxígeno de las microalgas el porcentaje llega hasta el 85%”, añade el científico de la Universidad Científica del Sur.

4 En sus rizoides (raíces) habitan entre 50 y 70 juveniles de mariscos, como el choro, barquillo de mar, lapa, almejas, pulpos, estrellas de mar y erizos marinos. 3 También sirven como refugio para los juvelines de peces, que luego de crecer ingresan a altamar y sirven como pesca para el consumo humano. 2 Las algas son fuente de alginato, que se usa en diversas industrias como: alimentos, fármacos y textiles. 1 Producen el 70% del oxígeno del planeta y consumen el 40% del CO2 que producen las actividades humanas. IMPORTANCIA DE LAS ALGAS

Las biólogas marinas Jaraj Padilla y Katerin Guardia, miembros de la organización Macroalgas Marinas del Perú explican que el ecosistema de las algas es muy frágil. Y es que si una se retira puede provocar la proliferación de erizos de más que empiezan a comerse las algas con mayor rapidez, provocando la desaparición de mariscos que viven de las plantas acuáticas.

Desde el 2009 la ley peruana prohíbe la extracción de las algas de las rocas o del fondo, salvo ciertas excepciones (levantamiento de vedas) que se dan bajo estudios previos del Instituto del Mar Peruano (Imarpe) y en zonas y períodos muy específicos. Lo único que está permitido es la recolección en playas donde las algas varan. Y para hacerlo se debe contar con permisos del Ministerio de la Producción (Produce).

Por ejemplo, el último permiso de extracción se dio en abril del 2022 bajo una resolución que aclara que solo se podía realizar la extracción de Lesonia Trabeculata (alga palo) en el distrito de Atico (Caravelí), al norte de Arequipa, y por una cantidad de 19 mil toneladas. Apenas cuatro meses después el permiso se suspendió porque el Imarpe encontró que el 97,6% de las algas no medían más de 20 centímetros; es decir, se estaba depredando las algas en crecimiento.

El coordinador del Laboratorio Costero de Camaná del Imarpe, Marcos Quiróz Ruíz, advierte que los algueros están extrayendo en zonas no permitidas y de forma permanente. Es más, las cifras de “recolección” de algas que el Gobierno Regional de Arequipa registra por los certificados de procedencia que presentan los algueros son imposibles, dice. “Hemos determinado que en Mollendo, por ejemplo, varan no más de 100 toneladas de algas (al año), y no las 300 o 400 toneladas que registran. De igual forma, en Islay registran sargazo, pero allí no vara este tipo de alga. Esas las sacan en Lomas o Chala, en la provincia de Caravelí”, explica.

Los algueros utilizan botes que abastecen de oxígeno a buceadores, que ingresan y cortan las algas del fondo marino.
En las peñas de las orillas y en los riscos los algueros utilizan barretas para cortar las algas.
Luego de cortarlas los algueros utilizan ganchos o ganzúas para jalar las algas hasta la orilla y ponerlas a secar.

En Arequipa se han detectado 68 varaderos naturales. Uno de esos es la zona denominada El Ancla, una planicie ubicada entre La Huata y San José. Allí habitan alrededor de 15 algueros, entre hombres y mujeres, que incluso han construido casas rústicas de madera y esteras (carrizo tejido). Y al ser un sitio de difícil acceso las autoridades no realizan operativos de fiscalización. Esto permite que los algueros no solo recolecten las algas que llegan a la orilla, sino también aprovechen para extraer las algas con herramientas prohibidas como la barreta y ganzúas.

Mario cuenta que estas personas llegaban por ciertas temporadas, extraían una cantidad de algas y se retiraban. “Los limitaba la falta de vías. Tenían que trasladar las algas en bote y eso es más costoso y difícil”.

Con la culminación de la carretera costanera, en el 2017, los algueros empezaron a llegar más seguido y se han instalado permanentemente. Las autoridades municipales construyeron vías para promover actividades turísticas, pero estas rutas se aprovechan para sacar las algas con motos, autos, camionetas 4x4 y hasta camiones de gran tonelaje. Por ejemplo, en la gestión del municipio de Quilca, de entre 2015 y 2018, se pueden ver varias referencias a las vías que mejoran para el ingreso a las caletas, que hoy se usan para sacar las algas.

Allí en El Ancla los algueros empiezan su actividad muy temprano, como para ganar horas al sol abrasador que va naciendo de entre los cerros de Quilca. Recolectan las algas, que llegan a medir hasta 25 metros, que ellos mismos han barreteado el día anterior de las peñas y rocas que hay mar adentro. Las jalan con ganzúas y luego las ponen a secar en la arena. Son grandes extensiones secando bajo el sol que desde el cielo simulan terrenos de cultivo. Para obtener una tonelada de alga semiseca —que es como la venden a las plantas molineras—, se deben quitar al menos tres toneladas al mar.

Luego de unos días deshidratándose, las algas son agrupadas en grandes montículos. Estas pueden ser llevadas por los propios algueros a los molinos ubicados en la ciudad portuaria de Matarani o bien son vendidas a intermediadores que llegan en camiones a un precio de entre 300 y 500 dólares la tonelada.

Aumenta la depredación

El interés por las algas marinas está en el alginato que contienen. Estudios de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), de la Pontificia Universidad Católica del Perú y de la Revista Chilena de Nutrición indican que las algas secas tienen entre 20% y 30% de este componente gelatinoso que se utiliza en la industria de los alimentos, textiles, fármacos, cosméticos y fertilizantes.

Y cada año el requerimiento de alginato es mayor. De acuerdo con las cifras de la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria y Aduanas (Sunat), en 2021 el 98,4% de las algas que se exportaron llegaron a China.



El especialista de la Universidad Científica del Sur explica que las principales regiones donde se realiza la extracción descontrolada de algas marinas son Ica y Arequipa, al sur del país. En este sector el agua es más fría y por tanto es más propicia para la abundancia de praderas de algas marinas pardas como el huiro, sargazo y el aracanto. De acuerdo con el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), en 2021 el 62% de las más de 43,29 toneladas de algas “producidas” provinieron de Ica, mientras que el 37% fueron de Arequipa. El resto (3%) son algas de Moquegua, Lima y Tacna.

Pero Arequipa es la región donde la “producción” de algas está creciendo rápidamente. En 2022, el 44% de toda la exportación provino de esta región.

Hoy, el Perú se ubica en segundo lugar en la producción de algas en Latinoamérica, solo detrás de Chile, que en el 2021 superó las 66 mil toneladas exportadas. Así indican las cifras del Banco Central de Chile. Aunque estos números están lejos de la producción de países asiáticos como Japón (600 mil toneladas), Corea del Sur (800 mil toneladas) y China (5 millones de toneladas).

Los vacíos de la ley que aprovechan los algueros

El especialista de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), José Bringas Aceijas, explica que la legislación peruana es ambigua y ha dividido las responsabilidades de tal forma que nadie se hace cargo del problema. “Debido a la descentralización de los gobiernos regionales la norma dio algunas facultades a estas autoridades para que fiscalicen la actividad pesquera. Sin embargo, a la vez el Ministerio de la Producción también tiene las mismas facultades. Esto ha generado un vacío, porque por un lado el Produce dice que los responsables son los gobiernos regionales y por otro estos últimos también se lavan las manos”, indica.

Ambas entidades deberían tener los certificados de procedencia de las algas, donde los algueros registrados en el Produce declaran con información sobre el tipo de alga, procedencia y otros datos. Se realizó la solicitud de información al Produce pero en repetidas oportunidades señalaron que no la tienen. Mientras, en el gobierno regional de Arequipa existen los documentos pero no han sido procesados. El subgerente de Pesquería de esta entidad hasta el 2022, Omar Paz Valcárcel, mostró las pilas de carpetas con los certificados no introducidos al sistema.

Un funcionario del Ministerio de la Producción, el dirigente José Toledo y otras fuentes consultadas denuncian que los algueros aprovechan este vacío. “En esta cadena —desde que el alga es extraída, secada y vendida a los molinos—, no hay forma de que las autoridades hagan nada para verificar si proceden de la recolección o son extraídas ilegalmente”, explica Bringas Aceijas.

En esa misma línea opina el funcionario Paz Valcárcel quien se excusó argumentando que no tienen los recursos para fiscalizar a los extractores ilegales de algas. “Si tiene usted identificadas a las personas y la zona donde operan, díganos”, manifiesta. Además aceptó que hay extracción ilegal, pero no pueden controlarla, porque no hay logística para sufrir todo el litoral arequipeño, de 528 kilómetros. También señaló que en 2022 pidió la contratación de 30 inspectores, pero solo le dieron presupuesto para tres.

Durante la entrevista, la oficina de Paz Valcárcel tenía en trámite 243 procesos fiscalizadores que datan del 2017 y que fueron derivados desde el Ministerio de la Producción. Luego de cuatro años, ni uno solo ha sido resuelto. Es más, mediante documento la oficina de Paz Valcárcel aceptó la pérdida de gran cantidad de los expedientes. Y este año solo tiene 15 en pleno proceso sancionador.



Los algueros ilegales en Arequipa están respaldados por Fredy Medina Chirinos (alias Ramadita), hombre de mediana estatura, moreno y de actitud desafiante. Es dirigente de la Asociación de Pescadores Artesanales y Extractores de Mariscos y Algas Camaná desde donde dirige toda la actividad de aprovechamiento de algas. Su ímpetu por más algas ha provocado que sea sentenciado en dos oportunidades —en 2016 y 2017— por “Tráfico ilegal de especies marinas” con pena suspendida de tres años. Medina se defiende señalando que como dirigente se arriesga a ser denunciado y sentenciado, como si de insignias de guerra se tratara. Incluso buscó ser alcalde de Camaná en el proceso de Elecciones Regionales y Municipales que se realizó en el país en octubre, con el partido de gobierno Perú Libre. Pero no alcanzó ni 1.600 votos.

En la sala de su casa, donde era su base de campaña y desde donde administra su asociación de algueros, acepta que no todos los asociados están formalizados, pero alega que necesitan trabajar. “Somos más de 80 algueros registrados en la asociación, de los cuales 56 están inscritos ante el Ministerio de la Producción. Somos los únicos que tenemos permiso para recolectar algas, las otras no tienen permisos”, asegura. Pero en el registro de Organizaciones Pesqueras Artesanales (OSPAs) la asociación que dirige Medina Chirinos no tiene un solo pescador anotado.

Esta incongruencia se repite en toda la región. De acuerdo con el registro del Produce, en Arequipa hay registradas 25 Organizaciones de Pescadores Artesanales (Ospas) con 838 personas dedicadas a la recolección de algas. Sin embargo, la cifra actual es totalmente desconocida. El dirigente José Toledo manifiesta que por cada alguero legal debe haber otros tres ilegales. Los registrados prestan sus certificados de procedencia para blanquear las algas extraídas con métodos ilegales.

Conflictos por las algas

Este desorden en el manejo de la extracción de algas ha generado conflictos entre los algueros y asociaciones de protección de la naturaleza y empresarios que promueven el turismo vivencial y la siembra de mariscos.

El 16 de mayo de este año, Medina y sus compañeros algueros destruyeron el portón de ingreso y los hitos de la concesión de la caleta San José, cuyo titular es Mauricio Mendoza del Solar. Además quemaron un puesto de control, bajo el pretexto de “recuperar las caletas”. “Nos pertenecen a todos y algunas personas se las quieren adueñar. Nosotros tenemos derecho a ingresar a las playas para trabajar”, dice el dirigente alguero Fredy Medina.

Y es que, de acuerdo con la ley peruana, 50 metros de playa son de dominio público, pero también es correcto decir que el gobierno peruano no ha cumplido su función de hacer respetar la regla. En el caso de San José, Mendoza del Solar explicó que él tiene una concesión para el cultivo de conchas de abanico desde el año 2000 y la protección del ecosistema. Esto no agradó a los algueros, quienes le exigen el paso por la playa. El empresario asegura que les permite todo, menos que extraigan las algas. Por este motivo fue atacado en dos oportunidades. Aunque en contraparte, Medina y sus compañeros aseguran que Mendoza del Solar los habría atacado. El conflicto está en investigación en el Ministerio Público.

La misma situación vive Eddy Abarca Martínez, empresario que se dedica al turismo en la caleta Puerto Inka, ubicada en el distrito de Chala, provincia de Caravelí, a más de 10 horas de viaje desde la ciudad de Arequipa. Esta caleta además está rodeada por ruinas preincas denominadas La Waca, protegidas por el Ministerio de Cultura.

Abarca y su familia son propietarios de la caleta desde hace varias generaciones y aseguran que respetan la ley que reserva los 50 metros de litoral para uso público. El empresario creó un hotel en la caleta y dejaba que los algueros transiten libremente por el perímetro, hasta que hubo un robo. Desde entonces les restringió el paso, aumentando la tensión. Además los acusa de la depredación que se extiende por todos los riscos y la playa de la caleta Puerto Inka. “Viven y se transportan muy cerca de las ruinas preincas. Di aviso al Ministerio de Cultura, pero no han hecho nada. No solo están depredando las alga, sino que están a punto de destruir el patrimonio cultural”, manifiesta Abarca Martínez.

En Atico los algueros se han instalado muy cerca de las ruinas de La Waca, que está protegida por el Ministerio de Cultura.
En Quilca los algueros han tomado las caletas para extraer las algas que luego envían en camiones hacia las plantas molineras.
Los algueros incluso empezaron a extraer algas de la isla Hornillos, una reserva nacional protegida y donde está prohibida cualquier actividad humana.

La historia de la caleta Honoratos es más especial. Allí el ciudadano estadounidense Jerry Brow tiene una concesión cuyo fin exclusivo es la conservación del medio ambiente, en especial el hábitat de la nutria de mar (o gato marino), una especie declarada en “peligro” por el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) y considerada como “indicadora de la salud del mar”; y el Pingüino de Humboldt, también en riesgo. Ambos viven en la isla de Hornillos, protegida por el gobierno peruano bajo la Reserva Nacional de Islas, Islotes y Puntas Guaneras, a través del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas del Estado (Sernanp). Pero los animales no conocen de delimitaciones y también viven y anidan en la caleta de Honoratos, no incluida en el área protegida.

Para llegar a la isla Hornillos no hay otra forma que en bote. La ruta toma casi una hora desde el puerto de Matarani y tiene un área aproximada de 27 hectáreas. En la zona debería haber un guardaparques del Sernanp, pero no hay nadie, ni una caseta al menos. La isla está a la deriva. Es más, cuando llegamos encontramos a algueros barreteando en la parte sur de la isla. Estos, explica Mario, además sacan güano de la isla para venderlo, pues sirve como fertilizante para la agricultura.

Brow empezó su labor de protección en la segunda década de este siglo y en 2016 creó la ONG Kusi Conservancy. “El gobierno peruano no tomó en cuenta la zona de amortiguamiento de la Isla Hornillo. Allí, entre rocas y riscos los pingüinos, la nutria y hasta el lobo de mar forman parte del ecosistema que tienen como base a las algas. El balance natural se rompe cuando los pescadores las cortan”, explica el ciudadano estadounidense en un masticado español.

El trabajo de Brow lo ha llevado a enfrentarse con los pescadores y algueros y con el tiempo ha reunido material de la depredación ilegal de algas y de la pesca que se realizan en Honoratos. Con esas pruebas realizó varias denuncias ante el Ministerio de la Producción, la Policía, el Sernanp y el Ministerio Público. “No han movido un dedo. Las respuestas que nos dan son que no pueden tomar acciones porque no logran identificar a los infractores. Punto, asunto terminado”, explica Brow. Hoy el estadounidense está denunciado debido a un enfrentamiento con los algueros en septiembre de 2021.

Los representantes del Sernanp en Ilo (Moquegua), que es la oficina que tiene la jurisdicción de la zona, no respondieron a las llamadas que hicimos para entrevistarlos. Pero una fuente de esta entidad, que accedió a declarar bajo reserva, explica que no tienen presupuesto para realizar inspecciones o para mantener a personal permanente cuidando las islas protegidas por el gobierno. De vez en cuando pueden conseguir logística y apoyo de la Capitanía de Mollendo, pero cuando llegan ya no encuentran nada, los algueros escapan. “Nuestra labor es muy limitada”, añade.

Desde la Capitanía de Mollendo explicaron que solo actúan bajo coordinación con los representantes del Produce o Sernanp. Este año se han realizado ocho operativos, la mayoría centrados en la pesca ilegal. “Realizamos un par de operativos sobre extracción ilegal de algas junto al Sernanp o la Fiscalía pero nunca encontramos a nadie a quien detener. Solo se decomisa las algas”, explica el capitán de la Marina Raúl Franco Napuri.

En contraparte Fredy Medina, el dirigente alguero, alega que las algas son una “mala hierba” que está perjudicando a los pescadores en general. “Los científicos y los ingenieros dicen muchas cosas pero nosotros aprendemos con la práctica, somos empíricos. Y hemos visto que las algas más bien no permiten el crecimiento de la lapa y los mariscos. Han invadido las rocas”. Mantienen esta postura a pesar de que en enero del 2022, él y otros algueros de Camaná participaron de una capacitación para el cultivo de algas y la importancia del recurso para la vida marina.

Para este reportaje realizamos varias visitas al circuito de caletas de Quilca y se registró con un dron toda la actividad entre los riscos. Por ejemplo, en la caleta Quebrada Honda, al sur de Hornillos, se muestra cómo dos personas cargan gran cantidad de algas en una moto para llevarlas a una de las plantas molineras asentadas en la zona. En otra fecha, un camión de gran tonelaje bajó hasta una de las caletas y salió cargado de algas. Todas son llevadas a las plantas procesadoras ubicadas en el puerto de Matarani o en la zona de San José, en el distrito de La Joya.

La ONG Kusi Conservacy monitorea la depredación de algas que ocurre sin control en la caleta de Honoratos y sus alrededores.
Jerry Brown llegó al Perú hace poco más de siete años y se quedó para intentar proteger el ecosistema de Honoratos.
Los pingüinos de Humboldt viven en la isla de Hornillos, muy cerca de la caleta donde los algueros depredan el bosque marino.

Plantas de procesamiento ilegales

De acuerdo con el registro del Produce, en la región mistiana hay 22 plantas pesqueras donde se procesan principalmente el pescado para convertirlo en harina o conservas. Y entre todas, Algas Multiexport del Perú SAC es la única que se dedicaba al procesamiento de algas marinas. Sin embargo, la empresa de capitales chilenos cerró sus operaciones en diciembre del 2020 y se encuentra en etapa de liquidación, con una deuda de ocho millones 638 mil 637 soles o 2,2 millones de dólares, por impuestos no pagados.

La data del Mincetur indica que los principales exportadores de algas en el país son Algas Sudamerica SAC y Globe Seaweed International SAC., ambas abarcan dos tercios del mercado peruano y las dos fueron fundadas por ciudadanos y capitales chinos. Pero ninguna tiene plantas pesqueras registradas ante el Produce.

Globe Seaweed International SAC es la empresa más antigua. Fue creada en 2005 y desde entonces ha sido un manojo de ilegalidades en Arequipa. En 2008 se reportaron 15 toneladas de algas extraídas de manera ilegal que eran llevadas a una de las plantas de Globe Seaweed, ubicada en el distrito de La Joya, en Arequipa. La Policía siguió el vehículo y cuando llegaron al sitio fueron atacados por el personal de la empresa y los algueros. Luego se conoció que la planta era clandestina, pues no había sido registrada por Globe Seaweed International ante el Produce, según los reportes difundidos por la Fiscalía.

En 2016 las autoridades incautaron 13 toneladas en el mismo lugar porque no contaban con certificados de procedencia. Y en febrero de ese año las autoridades incautaron a Globe Seaweed 34 contenedores con algas ilegales por valor de 637 mil dólares, a punto de salir por el puerto de Matarani. Además, se determinó que la empresa procesó más de lo que tenía permitido. Todos estos problemas hicieron que Globe Seaweed trasladara sus operaciones a Ica, donde funciona al 100% desde el 2021.

De acuerdo con las evidencias encontradas, las operaciones de Globe Seaweed ahora están a cargo de Pacífico Algas Arequipa SAC, porque esta empresa ha instalado sus plantas de molienda en los mismos locales de Globe. Según declaró a la Sunat, esta empresa creada en 2019 por los empresarios chinos Jiang Zhong y Wang Boyu tiene tres sedes en la región: una en el puerto de Matarani, otra en el distrito La Joya y una en Caravelí, en el distrito de Atico. Pero en el sistema del Produce no aparecen registradas. En 2021 exportó más de seis mil toneladas de algas procesadas con ganancias de más de cinco millones de dólares.

Al respecto, el funcionario Omar Paz, señala que su oficina ya no tiene jurisdicción para fiscalizar. “Ahora todas las plantas serán de tipo industrial y por ese motivo el Produce es quien las fiscaliza y verifica que cuenten con todos los permisos”, dice. En la sede Pacífico Algas, ubicada en Matarani un ciudadano chino señaló no saber nada y alegó que cualquier comunicación era con sus oficinas en Lima. A pesar de la insistencia del medio no se pudo obtener una respuesta de la empresa para esta investigación.

En la planta ubicada en San José, en el distrito de La Joya, el capataz Carlos Molina argumentó que la empresa tiene todo en regla y que él solo recibe las algas que le envían desde Caravelí para pasarlas por los molinos. También se buscó varias veces una versión del Ministerio de la Producción a través del área de Imagen Institucional, pero no hubo respuesta.

Además, en la región Arequipa han empezado a aparecer empresas medianas con capitales locales, ocho en total. La más grande es Algas E & E Representaciones SAC, creada en 2015 por Eder Loaiza Kjuro y con una planta en Atico, Caravelí. En 2021 procesó más de 3.1 millones de dólares en algas. Las otras son Algas Peruvian Altamar SAC y Macroalgas Trading SAC, con tres millones de dólares y 1,6 millones de dólares por exportaciones el año pasado. Esta última tiene una planta instalada en la Zona Económica Especial (ZED) Matarani, que pertenece al gobierno regional de Arequipa. Pero su planta tampoco está registrada en Produce. Intentamos buscar la versión de Macroalgas Trading SAC, pero no hubo respuesta.

Y entre todas ellas se encuentran Ramadita Beach SAC y Ramadita Internacional SAC, empresas de Fredy Medina Chirinos. El dirigente alguero de Camaná creó la primera en noviembre del 2019 y en 2020 exportó 250 toneladas de algas, luego suspendió sus operaciones al adquirir una deuda coactiva con la Sunat por más de 5 mil dólares. Luego, en 2021 creó Ramadita Internacional SAC, con la que durante el 2022 ha exportado 478 mil dólares en algas. Tiene un molino de algas clandestino en la zona denominada La Punta, en Camaná. Aunque Medina Chirinos asegura que está registrada, lo cierto es que en el reporte del Ministerio de la Producción no existe.

Los científicos de la Universidad Científica del Sur han iniciado un ambicioso proyecto de cultivo de algas en Ica.
El cultivo de las algas es una opción que los algueros de Ica e Ilo ven con ilusión para no seguir depredando ni afectando el ecosistema marino.
Los científicos universitarios han logrado cultivar pequeñas extensiones de algas en el fondo del mar de Ica y pretenden continuar.

Los datos presentados en esta investigación muestran cómo está creciendo el boom de las algas en Arequipa, con desorden, aprovechamientos de los vacíos de la norma y desinterés de las autoridades por resolver el problema. Mientras tanto, el ecosistema alrededor de las algas permanece en riesgo.

Al respecto, el investigador de la Universidad Científica del Sur Paúl Baltazar, señala que países como Japón o Korea hace mucho que han aprendido que es mejor cultivar las algas en lugar de depredarlas, por ello han crecido en su producción. “En Ica estamos trabajando con asociaciones de algueros de San Juan de Marcona, pero son extensiones muy pequeñas, de cuatro hectáreas apenas. Lo que falta es concientizar a los pescadores sobre la importancia de no seguir depredando. Es una labor que el Ministerio de la Producción y los gobiernos regionales han dejado de lado”, explica.

Una región donde se ha tomado conciencia del problema es Moquegua, al sur del país. En el puerto de Ilo hay tres asociaciones de algueros que se dedican solo a la recolección. Freddy Tarqui es el dirigente de una de ellas. Cuenta que desde el 2012 se dieron cuenta del daño que estaban ocasionando a las praderas de algas. Se organizaron de tal forma que hoy la extracción ilegal está casi erradicada. “De vez en cuando llegan algueros de otras zonas, de Caravelí (Arequipa), pero damos aviso a las autoridades para que los retiren”, cuenta. En Ilo, la producción anual no supera las 300 toneladas al año, lo que muestra la diferencia abismal entre la recolección legal y la depredación ilegal que se desarrolla en Arequipa, donde este año se han reportado más de 20 mil toneladas. Hoy los algueros de Ilo tienen el sueño de cultivar algas para no afectar al ecosistema. Sin embargo, necesitan el apoyo más activo de las instituciones públicas, como el Sernanp, el gobierno regional o el Produce.

Al igual que Tarqui, José Toledo en Mollendo, también sueña con que alguna vez los algueros de Camaná tomen conciencia y se organicen para generar proyectos de siembra y cosecha de algas. De esa forma el impacto sobre otras actividades económicas, como el marisqueo o la pesca artesanal, no se verían tan afectadas; y tampoco los ecosistemas de las nutrias y los pingüinos. “Pero primero hay que eliminar las mafias que promueven la depredación, que empieza con los empresarios chinos que cada vez piden más cuotas de algas a los pescadores”, finaliza.