Parte 5

¿Una fórmula para Latinoamérica?

Nissan Brasil: mismo año, mismos incentivos

La apertura de la planta A2 fue parte de un proceso de descentralización de la industria en México que comenzó en la década de 2000. Se concretó gracias a una fórmula que el sector había probado exitosamente en Brasil en los años 90: incentivos fiscales y dinero público anclado a proyectos políticos, combinados con la búsqueda de localidades con debilidad sindical.

Fotgrafía aérea de planta Aguascalientes, México

Planta A2 de Nissan Mexicana en Aguascalientes. Fotografía: Lucía Vergara.

Los sociólogos brasileños Mario Henrique Guedes y José Ricardo Ramalho, identifican que los gobiernos de distintos órdenes en Brasil, sistemáticamente, han otorgado recursos públicos en forma de créditos, donación de tierras o incentivos fiscales a las trasnacionales de la industria, además de ofrecer paz laboral a cambio de desarrollo económico y empleos..

“Tiene que ver con la búsqueda de localidades con baja participación sindical y, por tanto, en condición de aceptar salarios más bajos. Uno de los atractivos de ese proceso fue la propaganda de creación de nuevos empleos, lo que justificaba los incentivos: las empresas recibieron préstamos del Banco Nacional de Desarrollo Económico (Estatal), infraestructura y hasta inversión directa del estado de Río de Janeiro”.
Explica Ramalho en entrevista

Nissan Motor Co. Ltd. aplicó esa fórmula al mismo tiempo en México y Brasil. En septiembre de 2011, días antes de anunciar la inversión en Aguascalientes, Carlos Ghosn —el CEO mundial de Nissan-Renault, actualmente investigado por corrupción y prófugo de la justicia japonesa—, anunció la apertura de una nueva planta en Resende, Río de Janeiro, con una inyección de 2.6 billones de reales (mil 625 millones de dólares al valor de la época).

Según el anuncio de Ghosn, la planta generaría dos mil empleos y fabricaría hasta 220 mil vehículos anualmente a partir del primer semestre de 2014. Su operación consolidaría al país como el cuarto mercado del mundo.

Un reportaje de la periodista Marli Olmos, publicado por la revista Valor Económico en marzo de 2013, consigna que el gobierno de Río de Janeiro donó a Nissan do Brasil, la filial de Nissan Motor Co. Ltd. en ese país sudamericano, 300 hectáreas de tierra que "compró después de que la armadora escogiera la localidad". También invirtió aproximadamente nueve millones de dólares de la época del Fondo de Desarrollo Económico y Social (FUNDES) en la construcción, financió 75 por ciento del Impuesto a la Circulación de Mercancías y Servicios (ICMS) y dio un plazo de 50 años para pagar el 25 por ciento restante.

Además, el ayuntamiento de Resende exentó a Nissan, por 10 años, del pago de Impuesto sobre la Propiedad Predial y Territorial Urbana (IPTU), un gravamen similar al predial de los municipios mexicanos.

Entrevistada para este reportaje, Olmos considera que había otra razón para que Nissan aterrizara su inversión sudamericana en Río.

“Te puede servir al menos como ilustración: Río es la ciudad donde vive la familia de Carlos Ghosn. Cuando venía a Brasil, (Ghosn) siempre iba a Río. Río era algo importante para él también porque su familia vive allá, su madre, sus hermanos; entonces, me parece que hubo también la interferencia de Carlos Ghosn para que Nissan eligiera Río y no otro”, comenta.

Nissan no fue la única que recibió estímulos federales, estatales y de los municipios brasileños.

“Eso no es públicamente algo que se vea como una cosa mala porque la justificación es que el gobierno está cumpliendo su rol para ofrecer empleo a la población local. Esa es una bandera, una justificación que hace que, por más recurso público que sea invertido en un negocio privado —porque la empresa es privada—, eso no es un escándalo, eso no es comprendido como un problema”, subraya el profesor Mario Guedes.

“No sé cómo pase en México, pero en Estados Unidos, por ejemplo, es muy distinto. Los gobiernos locales nunca invierten 80 por ciento, 70 por ciento. No. No es así. En Brasil es así, en casi todos los casos es muy alta”, compara.

La magnitud del anuncio de la instalación de la planta A2 en Aguascalientes contrastó con la discreción con que esa inversión se reflejó en los reportes financieros de Nissan. Pese a que los anuncios de las inversiones en Aguascalientes y Resende se hicieron el mismo año, el corporativo solo reportó un incremento en los metros cuadrados de sus instalaciones en México, mientras que la construcción de la planta de Resende sí fue anunciada con detalle en los informes anuales.