Sobrecostos: La ruta de los sobornos

En diez años, tres presidentes de tres partidos distintos adjudicaron a Odebrecht obras por más de 8 mil millones de dólares. Pero algún tiempo y varias adendas después de la licitación, solo las finalizadas terminaron costando 1,818 millones más. Con eso, la empresa pagó coimas a políticos de todo el mundo. Un viaje al centro de la corrupción nacional

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Por Sol Lauría.

Nadie lo sospechó en 2006, cuando Martín Torrijos anunció la construcción de un proyecto para el agro en Chiriquí, conocido como el Sistema de Riego Remigio Rojas. Ahora, diez años y dieciocho obras de Odebrecht después, es claro que aquella primera tarea de la empresa brasilera en Panamá fue una muestra de lo que vendría: terminó costando casi 11 millones de dólares más de lo que se licitó. La obra la adjudicó Martín Torrijos con un presupuesto de más de 54,2 millones. El costo final, tras dos años y algunas adendas, fue 65,2 millones.

Torrijos y los dos presidentes que siguieron, Ricardo Martinelli y Juan Carlos Varela, son de partidos distintos pero comparten la disciplina en el método. Los tres aparecen entre los 10 presidentes de América Latina que adjudicaron el mayor número de obras a Odebrecht. La herramienta Mapabrecht revela que de 19 obras adjudicadas a la constructora en el país por más de más de 8 mil millones, las concluidas registran sobrecostos que superan los 1,818 millones de dólares y dos de tres en ejecución, ya vislumbran aumentos por los 10 millones. Los sobrecostos hasta ahora equivalen a la tercera parte de lo que costó la ampliación del Canal. Es más que el presupuesto anual de varios ministerios, como el de Educación.

Pero vayamos por partes.

El expresidente Martín Torrijos le dio luz verde en tres negocios por 598 millones de dólares a la gigante de Brasil, que mucho tiempo después pariría el caso de corrupción más grande de América Latina, donde la corporación repartió sobornos en doce países según admitieron sus propietarios y ejecutivos. Pero esas obras terminaron costando más de 1,400 millones. Los sobrecostos del período Torrijos ascienden a 883 millones de dólares.

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Tras el Sistema Remilgio Rojas, Torrijos le otorgó sin licitación la construcción y concesión de la autopista que une la capital del país con la ciudad caribe de Colón. Resultaría uno de los mejores negocios para Odebrecht, aún después de que Torrijos dejara el cargo. Primero, por el pago que hace el Estado a la empresa por el “peaje sombra”, un extra de lo que cada usuario le deja. Segundo, porque durante la presidencia de Martinelli, el Ministerio de Obras Públicas aprobó una adenda insólita por 127,3 millones de dólares para cuestiones que, según la Sociedad Panameña de Ingenieros y Arquitectos, no tenían nada que ver con la autopista.

Finalmente, Torrijos le entregó la primera fase del emblema de la corrupción transpartidaria en Panamá: la Cinta Costera, una obra con un 50 por ciento de sobrecosto que destruyó las vistas del casco antiguo y no solucionó ningún problema vial. Pero esa es otra historia (ver próximas entregas).

Con la llegada de Ricardo Martinelli en 2009, el ascenso de Odebrecht como la primera contratista del Estado fue meteórico. Aunque "El Loco" había prometido un "alto a la corrupción" e incluso hizo del latiguillo "entran pobres y salen millonarios" un lema de campaña, le dio 12 proyectos por 5 mil millones de dólares. De esos, diez terminaron costando más del precio adjudicado: 1,119 millones de dólares por sobrecostos durante su mandato.

El comienzo de esa relación de Martinelli con Odebrecht está, justamente, en la campaña: la empresa le donó 400 mil dólares, según declaró Luiz Antonio Mameri a los fiscales de Brasil. Mameri era el encargado de aprobar sobornos en Odebrecht y también aportó luces sobre otros pagos. Dijo a los fiscales de su país que que autorizó unos 49,5 millones de dólares para campañas electorales y sobornos en Panamá. De ellos, 35 millones eran para los hijos del expresidente, Luis Enrique y Ricardo Alberto Martinelli Linares, a cambio de nuevos proyectos, agilizar trámites y buenos pagos. Cuando Martinelli cumplió su tiempo en el cargo, Mameri contó que Odebrecht volvió a apoyarlo en la campaña de su candidato, José Domingo Arias, con un pago de 10 millones que salieron de los fondos negros de la compañía. Los consultores Joao Santana y Mónica Moura confirmaron que fueron 16. Una devolución de gentileza tras tanta obra asegurada.

Además de un jucio en Brasil donde Mameri declaró, Lava Jato llegó a la Justicia de Estados Unidos, porque algunos giros se hicieron a través de su banca, y a la de Suiza, más o menos por lo mismo: muchos de los sobornados cobraban en cuentas de esa jurisdicción. El Departamento de Justicia de Estados Unidos indicó que en el período de Martinelli, entre 2010 y 2014, se pagaron 59 millones de dólares en coimas a intermediarios y altos funcionarios a cambio de megaproyectos. Los fiscales suizos, por su parte, acusaron a los dos hijos del expresidente de soborno de funcionarios extranjeros y de blanqueo de capitales, y les incautaron unos 22 millones de dólares que tenían en cuentas bancarias allí.

El 9 noviembre de 2017, una audiencia con tres delatores brasileros hizo suponer que la cifra de sobornos y financiamiento de campañas en Panamá sobrepasa los 86 millones de dólares. Ese día, el hombre clave de Odebrecht en Panamá, André Rabello, dijo vía skype desde San Pablo al Ministerio Público local que además de los hermanos Martinelli, habían pagado coimas al empresario Riccardo Francolini, al exministro de Economía, Frank De Lima, y al exministro de la Presidencia, Jimmy Papadimitriu. Todos ellos del cículo cero de Martinelli en ese momento. También ese día fueron nombrados el exembajador Jaime Lasso, el exministro de Obras Públicas (MOP), Jaime Ford, y el exdirector de Proyectos especiales del MOP, Carlos Ho, además de la firma de abogados Rosas & Rosas.

La mecánica de los sobornos la contó con lujos de detalles el dueño de maquinaria, Marcelo Odebrecht. A grosso modo, era así: el representante de la empresa en cada país avisaba al Sector de Operaciones Estructuradas —como la empresa bautizó al departamento de coimas— que había arreglado con tal o cual político o funcionario un pago por uno o dos o quince millones de dólares a cambio de un contrato para tal o cual obra —o agilizar trámites, destrabar pagos o cualquier otra cuestión—. El jefe de ese departamento de coimas esperaba el visto bueno de Marcelo y avisaba al representante en el país que eso iba o no iba. Si iba, se lo giraban a alguna cuenta asociada a las miles de sociedades offshore que abrieron para eso. Otras veces se ahorraban el trabajo y directamente lo hacía por medio de las socias locales.

¿Y de dónde salía la plata para los sobornos? Según uno de los tantos delatores de Odebrecht, de “obras públicas sobrefacturadas”. La mecánica de Odebrecht era esa: el excedente por los precios inflados iba a una caja y, de allí, se transfería para pagar los sobonos a políticos, intermediarios y funcionarios de todo el mundo.

El presidente Juan Carlos Varela le dio contratos millonarios con dos de sus obras insignia cuando ya había estallado el escándalo: la renovación de Colón y la línea 2 del metro. Aunque están en ejecución, una ya muestra diferenciales entre el presupuesto el adjudicado y el final: tuvo adendas que obliga al Estado a desembolsar nueve millones más. Una tercera durante su mandato, aunque no bajo su órbita, es la Revitalización de los Espacios Públicos de la Ciudad de Panamá, adjudicada en abril de 2016 por el alcalde José Isabel Blandón y que también tiene sobrecostos.

La renovación de Colón fue el caballito de batalla de la campaña de Varela. En el acto de cierre, el entonces candidato panameñista encabezó una caravana por las calles de Colón donde juraba a los vecinos que desde el primer día de su gobierno se abocaría a transformar todo. Y lo hizo. En junio de 2015 le adjudicó la tarea al consorcio Nuevo Colón, formado por Odebrecht y la panameña Constructora Urbana (CUSA). El precio adjudicado fue de 537 millones de dólares y superó en 42 millones al de referencia.

El sobrecosto ofertado por Odebrecht en Colón se replicó en la la Línea 2 del Metro. En asociación con la española FCC Construcciones, ganó la licitación con una oferta por arriba del precio de referencia y de casi 200 millones más que otro proponente. El consorcio Panametro, de dos empresas chinas y una española, se quejó entonces de que la propuesta ganadora no cumplía los requisitos técnicos y que uno de los miembros de la comisión evaluadora había trabajado como consultor de Odebrecht. Pero la dirección de Contrataciones Públicas respondió que el reclamo no tenía ningún sustento.

Una adenda autorizada por el Gabinete el 15 de noviembre de 2016 y publicada en la Gaceta oficial tres días después, aprobó un aumento de casi 9,8 millones de dólares (9,787,616.16) para gastos de "implementación de mitigación ambiental", "movimiento adicional de tierras" y "modificar el sistema de detección de trenes secundarios" del metro (ver documento).

El Gobierno de Varela también aprobó adendas que aumentaron el tramo Santiago-Viguí de la Panamericana por 39,8 millones de dólares. Martinelli adjudicó esa obra a Odebrecht pero el 21 de septiembre de 2016 una resolución abultó el costo para la construcción de dos pasos peatonales nuevos, excavaciones y rellenos no realizados; barreras new jersey y franjas sonoras; rediseños, drenajes y retornos adicionales, entre otros ítems (ver la adenda aquí). La obra que en 2013 se presupuestó en 402,359,856, terminó costando 442,220,015.

Entre el Metro y la Panamericana, las adendas del Gobierno de Varela ascienden a 49 millones de dólares.

La relación de Varela con Odebrecht empezó cuando era parte del gobierno de Martinelli como vicepresidente, antes del quiebre de la alianza. En 2013, cuando decidió ser competencia de su antiguo socio político, Odebrecht también lo ayudó a él con aportes de campaña.

Y eso es todo lo que se sabe. Hasta ahora.

La Fiscalía Especial Anticorrupción pidió en marzo de 2017 a la Contraloría que audite 11 proyectos ejecutados en los gobiernos de Torrijos, Martinelli y Varela. La lista de las sospechadas incluye el proyecto de riego Remigio Rojas, la primera y segunda etapade la cintas costera, la autopista Panamá-Colón, el saneamiento de la Bahía, las renovaciones urbanas de Curundú y Colón, más las dos líneas del metro.

La eficiente maquinaria de corrupción que creó Odebrecht en Panamá no se puede dimensionar. No es posible determinar el monto final de los sobornos, pero los incrementos de presupuestos identificados a punta de adendas, representan una primera mirada. También insinúan un cálculo.

METODOLOGÍA

Las cifras y cálculos de este reportaje se obtuvieron de documentos oficiales publicados en Panamá Compra, la Gaceta Oficial y auditorias oficiales. La información recogida se trasladó a una hoja Excel, que incluyó como ítems la localización de la obra, la fecha de firma del contrato, el estado de la obra y fecha de finalización, el presidente que otorgó la adjuficación y si está bajo investigación judicial, entre otros.

Así se construyó una base de datos que posteriormente fue volcada en una visualización por el equipo digital de la Iniciativa de Periodismo de Investigación de las Américas del ICFJ en alianza con Connectas.

Los sobrecostos marcados en la herramienta son producto de un cálculo de resta entre el presupuesto final y el inicial en dólares.