Investigación de Alejandra Crail

Tras salir de su mortaja de hule, alambres y cemento, el suéter de Diana Mía, con la leyenda “Stay Cool”, añadió macabra ironía al hallazgo ocurrido en el Canal Tulichek, en el estado de Baja California, al norte de México. La típica frase gringa de despedida podría tropicalizarse como “ve con calma” o “que te vaya bien”.

Los casos como los de Diana Mía son más frecuentes de lo que muchos piensan. Entre 2012 y 2017 fueron asesinados casi 2 mil 600 menores de 15 años, 42 por ciento de ellos a manos de algún familiar, en sus hogares o por maltrato, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

EMEEQUIS elaboró una base de datos de homicidios a partir de las actas de defunción que procesa el INEGI y pudo determinar que padres, madres y padrastros son los principales agresores. Alguna de estas tres figuras aparece como victimario en 8 de cada 10 de los homicidios de niños y niñas entre 0 y 14 años. Tíos, abuelos y hermanos también aparecen en las estadísticas, aunque fueron perpetradores de los crímenes en menor medida.

Los casos registrados en #MatarAUnHijo muestran cómo la falta de interés en los tres niveles de gobierno tienen repercusiones fatales en la vida de menores de edad. “La protección a la infancia está acéfala”, asegura una de las especialistas consultadas.