En algunas zonas de México el agua se ha vuelto tan escasa que se contrabandea con ella. Los huachicoleros la roban de pozos y tuberías públicas, aprovechando la falta de vigilancia de las autoridades. El negocio ilícito es cada vez más rentable a medida que las sequías y los problemas de la infraestructura crecen.

Por: Héctor Molina e Iván Rodríguez

n el norte y centro de México, en donde el agua es cada vez más escasa, se ha creado un mercado negro que impacta la vida de miles de personas y que es controlado por los huachicoleros del agua: herederos del nombre y la técnica de los contrabandistas de combustibles.

Este mercado negro es tan rentable que ha detonado la presencia de grupos armados, contratados para resguardar las tomas clandestinas. El negocio prolifera conforme aumentan los problemas por las sequías y las deficiencias en la infraestructura pública.

Para pinchar los ductos y extraer el agua, los ladrones utilizan métodos rudimentarios como calentar una pieza de metal y perforar las tuberías. También han creado herramientas especializadas para poder controlar la presión del líquido al momento de perforar ductos de mayor tamaño. En tanto, para trasladar el agua robada, han adaptado camionetas y vagonetas, con contenedores de plástico y bombas hidráulicas.

En la Quinta Zona de Ecatepec, se han adaptado vehículos para la extracción de agua de los ductos públicos. Uno de los huachicoleros del agua vive a unas cuadras de una de las tomas. Sus vecinos reconocen que realiza actividades ilícitas. Sin embargo, avalan su operación al considerar que en épocas de alta escasez del líquido los ayuda a conseguir agua a costos más bajos y de manera más rápida que los operadores regulares de pipas privadas. Foto. Alberto R. Reyes

En diferentes días de la semana se pueden observar a los vehículos adaptados circular por las avenidas de la Quinta Zona de Ecatepec realizando sus recorridos para vender el líquido que extraen de manera ilícita. Foto. Alberto R. Reyes

En algunas camionetas se han adaptado espacios a su interior para transportar bidones de plástico con capacidad de unos 1,000 litros de agua. Foto. Alberto R. Reyes

Los vehículos adaptados cargan agua de ductos públicos que pasan por los linderos del circuito mexiquense, en el Estado de México. Aquí, al final de la calle Saturno, en Ecatepec, se les puede observar cargando agua para luego revenderla. Foto. Alberto R. Reyes

Las ganancias de los contrabandistas del agua pueden alcanzar los 162,000 pesos (8,200 dólares estadounidenses) mensuales en zonas del centro del país, según testimonios de los mismos huachicoleros.

En este reportaje realizado por El Economista y CONNECTAS se encontró que desde 2019 y hasta septiembre del 2022, se habían detectado 131,603 tomas clandestinas en ductos de agua públicos en 239 municipios de México. Lo anterior con base en datos obtenidos de más de 2,300 solicitudes de información interpuestas a municipios, organismos locales de agua y fiscalías estatales.

Más de 131,000 tomas en casi 4 años

Las pinchaduras a los ductos de agua se presentan de norte a sur de la República Mexicana. Entre 2019 y septiembre del 2022, los estados con mayor número de tomas ilegales fueron Aguascalientes, el Estado de México y Nayarit.

Hugo Rojas, quien encabezó la Asociación Nacional de Entidades de Agua y Saneamiento de México (Aneas), que agrupa a los organismos de agua del país, afirma que hasta 15% del agua del país se pierde a través de las tomas clandestinas de las cuales se abastecen en muchas ocasiones los piperos.

“Hay algunas pequeñas mafias con pipas que extraen agua de zonas en donde no se miden los volúmenes de agua que, con ayuda de elementos no muy buenos de los operadores que se prestan para llenarlas, posteriormente son revendidas en colonias donde no hay servicio”, refiere.

Pero no solo los huachicoleros se están robando el agua de todos los mexicanos. Se han encontrado conexiones ilegales en domicilios particulares, empresas, industrias y pequeños negocios.

Pese a esto, la mayoría de los órganos municipales de agua, encargados por ley de administrar el abasto del líquido en sus localidades, no llevan registro del fenómeno, debido a la falta de recursos económicos y humanos que padecen.

Por ello, la impunidad es la norma. Por el huachicoleo de agua, hasta julio pasado, fiscalías de ocho estados habían aperturado, en su conjunto, 96 carpetas de investigación sin que hubiera registros de sentencias hasta la misma fecha. Las demás instituciones de procuración de justicia indicaron que no tienen datos del tema u omitieron responder, al cierre de este reportaje, a la solicitud de información.

Impunidad en el delito

Ocho de las 32 fiscalías del país reportaron la apertura de indagatorias por huachicoleo de agua, sin sentencias hasta julio del 2022. Las demás indicaron desconocer del tema; no estar obligadas a llevar registros o no respondieron a la solicitud de información.

“Cuando vamos a fiscalizar y están los grupos, mejor nos retiramos, no queremos jugarle al héroe o al mártir”, enfatiza uno de los integrantes de Junta Municipal de Agua y Saneamiento de Chihuahua (JMAS), cuya identidad ha preferido que se mantenga en reserva.

En medio de un paisaje desértico que se extiende más allá de donde ven los ojos, con temperaturas que pueden superar los 40 grados centígrados, los trabajadores de JMAS realizan operativos para detectar tomas clandestinas hechas por los huachicoleros.

Ya sea derivado de sus inspecciones protocolarias o de manera fortuita, los trabajadores relatan que sus encuentros con grupos armados que defienden las tomas clandestinas son frecuentes.

“Están cuidando ambas cosas (cosecha y tomas clandestinas) y las cuadrillas entramos con la protección de la Fiscalía General del Estado de Chihuahua (...) Sí puede haber riesgo, por eso en zonas que tenemos conocimiento que puede existir peligro de enfrentamiento solicitamos el apoyo de la autoridad”, indicó el mismo integrante de las cuadrillas.

Los grupos, sospechan los empleados de JMAS, son contratados por dueños de ranchos de la localidad, con el objetivo de defender y garantizar el abasto de agua ilícito para sus cultivos o, incluso, para llenar las piscinas de sus propiedades.

Hemos detectado gente que roba el agua para comercializarla en zonas de granjas, en zonas de terrenos muy, muy amplios (…) para llenado de albercas o riego de vegetación”, comenta Alan Falomir Sainz, director ejecutivo de JMAS.

Los ductos de donde los ladrones toman el agua transportan el líquido que abastece a un millón de habitantes, de una de las ciudades más pobladas del norte mexicano y con mayores problemas de sequía.

En promedio, el 70% del año la ciudad padece algún grado de sequía, de acuerdo con los datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua). La localidad se abastece de tres principales acuíferos, así como 160 pozos repartidos en la ciudad que otorgan 4,500 litros por segundo.

La razón de la creación de las cuadrillas de JMAS, afirman las autoridades municipales, tuvo que ver con que un tercio del agua extraída de los pozos y acuíferos no llegaba a los domicilios y negocios. Esto, por los robos de los huachicoleros.

“Se estaba perdiendo mucha agua (...) con la nueva tecnología se empezó a detectar (el hurto del agua). Desde antes ya se sabía de algunas tomas que estaban muy visibles, pero aquí fue más evidente el robo de grandes cantidades”, expusieron las fuentes al interior de JMAS.

Ramón, líder de una de las cuadrillas de la Junta Municipal de Chihuahua, cuenta con diversas herramientas para detectar los piquetes en los ductos. Entre éstas, ocupa un geófono, un dispositivo que sirve para amplificar el sonido de una fuga de agua.

Durante una visita para clausurar cinco tomas ilegales al tubo de la red hidráulica en la colonia Riberas de Sacramento, explica que “en los audífonos se puede escuchar el flujo del agua, ahí es cuando detectamos la alimentación que puede ir a un domicilio, una granja o cualquier lugar en donde se encuentre el robo de fluido”.

En Chihuahua, a pesar de la sequía, abundan los cultivos intensivos, como el de la nuez, el cual por cada hectárea se necesitan hasta 50 metros cúbicos diarios de agua, lo cual ha generado mayor demanda del recurso. Según el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera de la Secretaría de Agricultura federal, en 2018, en la capital chihuahuense se cultivaron 4,772 hectáreas de nuez, mientras que este 2022 fueron 9,415, es decir, hubo un aumento del 97 por ciento.

La realización de las tomas ilegales a los ductos públicos en Chihuahua ha generado que fontaneros se especialicen en la materia. Frecuentemente son perforados tubos de unas cuatro pulgadas de diámetro, aunque también en los ranchos se ha documentado, por las mismas autoridades del agua locales, pinchazos a ductos de hasta 36 pulgadas.

Para realizar perforaciones a tuberías de esta magnitud, los plomeros ocupan una herramienta creada especialmente para el huachicoleo del agua que consiste en “un taladro con una brida o válvula ya instalada, entonces al momento que realizan el orificio meten a presión y queda la instalación, sólo para poner la tubería del ancho que quieras”, explica un funcionario del JMAS.

En la capital de Chihuahua, las tomas clandestinas se colocan a ductos que se encuentran enterrados en la periferia de la ciudad lo que hace más difícil su detección. No obstante, las autoridades municipales cuentan con herramientas como geófonos para poder detectarlas. Foto: Iván Rodríguez

En algunas ocasiones las autoridades han encontrados tomas ilegales de las cuales se conectan a su vez diversas salidas que llevan a domicilios. Foto: Iván Rodríguez

Los huachicoleros del agua han adaptado herramientas para poder perforar ductos de gran tamaño sin que la presión del líquido sea un impedimento.Foto: Especial

Plomeros se han especializado en las tomas clandestinas a las tuberías. Los trabajos que realizan incluyen la colocación de llaves de paso para facilitar la extracción del líquido. Foto: Especial

Los huachicoleros del agua en Chihuahua, así como los que actúan en el Valle de México, en el centro del país, capturan pozos o tomas públicas para luego cobrar a ciudadanos por el abasto.

Uno de estos casos es el de Manuel, quien al encontrar un ducto público cercano a su domicilio, en la capital chihuahuense, y teniendo presente la carencia del agua en la ciudad, decidió adueñarse de la tubería para luego cobrar a sus vecinos por conectarlos.

La acción le dejó ganancias de entre 35,000 y 50,000 pesos mensuales (1,700 a 2,600 dólares), relatan desde el área jurídica de JMAS, que ha investigado el delito.

Como regularmente se hace en estos casos, Manuel colocó una abrazadera en el tubo y procedió a picarla con una varilla al rojo vivo, para luego instalar una inserción con llave de paso. Un centenar de vecinos le terminaron pagando entre 350 y 500 pesos mensuales por el servicio público del cual se adueñó. (25 dólares)

En la actualidad el caso de Manuel, quien se encuentra en libertad, está aún en investigación, según informaron autoridades de Chihuahua.

Según la Fiscalía General del Estado, entre el 2012 y julio de 2022, se han abierto 57 carpetas de investigación por el delito de robo de agua.

De estas investigaciones, 26 se han ido a archivo temporal, en 24 no se ejercieron acciones penales y siete se mantienen en investigación. Es decir, no se ha registrado una sola sentencia por el robo de agua en la entidad hasta ahora.

La ley en Chihuahua dice que la pena para quien robe agua va desde los seis meses a los tres años y si daña la infraestructura pública, va de uno a tres años. Pero esto no desincentiva a los huachicoleros. En total, entre 2019 y hasta septiembre de este 2022, en todo el estado de Chihuahua se han detectado por lo menos 923 tomas clandestinas a ductos públicos.

Fredi tuvo un golpe de suerte en su propia casa. Encontró un pozo de agua en su patio, en tiempos en los que el Valle de México está cada vez más sediento.

El pozo no era suyo, sino que era fiscal, es decir pertenecía a todos los mexicanos. Pero durante al menos 10 años Fredi, habitante del municipio de Ecatepec, uno de los más poblados del Valle de México, extrajo agua pública de manera ilegal, para luego venderla a sus necesitados vecinos.

A diario el huachicolero llenaba de cuatro a seis veces su vehículo, de 10 mil litros de capacidad. Entre sus clientes frecuentes estaban las cadenas de cines, tiendas de conveniencia, comerciantes y sus mismos vecinos.

El negocio era perfecto: no había pérdidas, la demanda era creciente y los costos de producción nulos. En promedio, el precio de 10,000 litros de agua en Ecatepec, lo que puede trasladar una pipa común, va de los 1,000 a los 1,500 pesos mexicanos (50 a 76 dólares).

No obstante, en años con sequía prolongada, como ha sido el 2022, el costo promedio que dan los piperos privados regulares se eleva hasta los 2,000 pesos por los 10,000 litros. Como Fredi obtenía el agua gratis, vendía los 10,000 litros en 900 pesos (45 dólares) a sus clientes más frecuentes.

El huachicolero llegó a tener ingresos mensuales de entre 108,000 y 162,000 pesos (5,500 a 8,200 dólares). Ganancias sustanciales en un país en donde el 60% de la población no gana más de 10 mil pesos mensuales (513 dólares), de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Un día el pipero aumentó su tarifa en 400 pesos (20 dólares); el motivo, según les explicó a sus clientes, era que el servicio había subido en “todos los aspectos”. En realidad, lo que estuvo detrás de este incremento era que el pozo irregular, del que extraía el agua que comercializaba, lo cerraron sus propios vecinos, quienes al percatarse encararon a Fredi para exigirle cesar con el aprovechamiento ilegal del líquido.

María, vecina de Fredi, quien pidió reservar su verdadero nombre, explicó que en esos 10 años el pipero abusó de la confianza de los vecinos.

El método de Fredi de extraer de manera ilegal agua de ductos o pozos que están debajo de las casas es una de las formas más frecuentes de huachicoleo de agua en la Ciudad de México y los municipios conurbados.

Por ejemplo, el 25 de mayo del 2020, las autoridades municipales de Ecatepec clausuraron un pozo clandestino en la colonia el Charco, desde donde pipas se abastecían de manera ilegal. La clausura se realizó a través de las denuncias de los mismos colonos quienes se percataron de la entrada y salida de camiones piperos del terreno.

Del otro lado, en el sur de la capital mexicana, en la alcaldía Tlalpan, la Fiscalía General de Justicia detectó una toma clandestina en un predio de la colonia Lomas de Tepemécatl, en julio de este 2022.

Si bien Fredi era un huachicolero en solitario, en otros lugares de Ecatepec hay grupos organizados que extraen el agua en zonas que padecen desde hace años por la mala calidad del agua que les llega a través de las tuberías, así como la poca frecuencia con la que se abastece.

Ecatepec tiene 1.645.352 habitantes de los cuales el 50% vive en situación de pobreza, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Según datos del Censo Nacional de Gobiernos Municipales del Inegi, por lo menos una de cada 10 casas en Ecatepec se abastece de agua a través de pipas.

La denominada Quinta Zona del municipio, en el sur de Ecatepec, donde viven más de 600 mil personas, es una de las más afectadas. Los problemas con el abasto datan desde hace al menos 10 años y se han ido intensificando.

Las razones de ello tienen que ver con disminuciones en los niveles de las presas del Sistema Cutzamala, que abastece a la Ciudad de México y su zona conurbada, y sobreexplotación de pozos cercanos que proveían a las viviendas, de acuerdo con testimonios de autoridades.

En 2020, año en el que se presentaron los primeros contagios de Covid-19 en México, y cuando aumentó la demanda de agua para cumplir con las recomendaciones de salud y protección contra el virus, aparecieron los huachicoleros, coinciden vecinos de la Quinta Zona.

Jazmín, quien vive en la colonia Croc Aragón, de Ecatepec, es una de las vecinas que se ha visto obligada a comprarle a los contrabandistas debido al alto costo de los piperos regulares, por un lado y, por otro, a la mala calidad del líquido que proviene de la red pública cuyo abasto, además, es limitado ya que sólo llega una o dos veces a la semana y una o dos horas en promedio por día.

Esa agua es de nosotros y nos la están vendiendo, pero así es como se manejan las cosas aquí”, lamenta Jazmín, quien vive en la colonia Croc Aragón, de Ecatepec.

Otros vecinos comentan que un factor para que se compre a los huachicoleros es que el Organismo Público de Agua de Ecatepec no responde a las peticiones de abastecimiento de agua.

Víctimas de las escasez

Otros vecinos comentan que un factor para que se compre a los huachicoleros es que el Organismo Público de Agua de Ecatepec no responde a las peticiones de abastecimiento de agua.

Los contrabandistas de agua en Ecatepec se han apoderado de tomas clandestinas ubicadas al final de calles como Xóchitl o el Platino en la colonia Lázaro Cárdenas.

Generalmente comienzan el llenado de sus vehículos antes de las 9 de la mañana. Una vez llenos, inician el recorrido por estas colonias en donde venden los mil litros de agua, que sustrajeron de manera ilegal, en entre 100 y 120 pesos (5 dólares).

Su actividad ilícita es tan pública que ha quedado incluso documentada en las fotos tomadas por servicios de internet como Google Maps.

Huachicoleros en operación

Estos contrabandistas pueden realizar entre 10 y 15 viajes al día con ganancias promedio de unos 15,000 pesos (774 dólares) a la semana.

La abogada Miriam Silva Mata, vecina de Ecatepec y miembro del colectivo Tu Voz es Mi Voz, ha presentado recursos de amparo en juzgados con el objetivo de que se otorgue el líquido gratuitamente a través de pipas costeadas por el gobierno municipal.

Los tribunales han acogido por lo menos 12 recursos que agrupan a unas 700 familias de 72 colonias, obligando la entrega gratuita de agua por parte de las autoridades. Aunque el abasto a estas familias se ha cumplido, la mayor parte de los colonos siguen padeciendo escasez, por lo que la acción judicial no termina de resolver la falta de acceso al agua y el huachicoleo.

El colectivo al cual pertenece Miriam pidió, en octubre pasado, a la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que se pronunciara sobre el robo de agua en el Valle de México, con el objetivo de que se inste a las autoridades correspondientes a actuar contra los huachicoleros y la falta del líquido.

En un escrito, entregado al máximo tribunal, el colectivo argumenta que las autoridades no están cumpliendo con su deber de dotar de agua para consumo humano a los habitantes; no han destinado presupuesto para rehabilitar la infraestructura pública y no fiscalizan las perforaciones que se están realizando a los ductos locales.

El robo de agua, según la organización, se registra en “más de 124 colonias” de Ecatepec que “representan más de un millón de personas”.

De acuerdo con datos del gobierno de Ecatepec, hasta septiembre del 2022, había al menos siete casos reportados de robo de agua de pozos o ductos de agua públicos.

También había, hasta el 2021, al menos cuatro pozos que el Organismo Público Descentralizado para la Prestación del Servicio del Agua, Alcantarillado y Saneamiento de Ecatepec de Morelos había dejado de utilizar debido a que fueron tomados por civiles “ajenos al organismo” ubicados en las colonias del municipio y que son ocupados como centros de abasto para pipas particulares.

Se consultó, vía solicitud de información, a la Fiscalía del Estado de México respecto a cuántas investigaciones tenía en marcha sobre robo de agua en su jurisdicción, ante lo cual la institución afirmó no tener datos y argumentó que las leyes vigentes no la obligaban a resguardar información al respecto.

Sin embargo, el Organismo Público Descentralizado para la Prestación del Servicio del Agua Potable Alcantarillado y Saneamiento de Ecatepec, informó que tenía conocimiento de siete carpetas de investigación por huachicol de agua.

En las alcaldías y municipios del Valle de México, entre 2019 y septiembre de este año, se han detectado al menos 66 tomas ilegales, de acuerdo con solicitudes de información.

Pinchaduras en el Valle de México

En la Ciudad de México se tienen detectadas al menos 66 tomas clandestinas de agua de septiembre de 2019 a septiembre de 2022. La alcaldía Álvaro Obregón es la localidad con mayor número de tomas en el periodo.

El problema se agrava si se considera que de acuerdo con datos del Servicio de Aguas de la Ciudad de México, en general el 40% del agua potable que transita por los ductos del Valle de México se pierde en fugas. Muchas de estas son provocadas por la misma acción de los huachicoleros que perforan las cañerías.

Por lo anterior, en el Estado de México en mayo pasado se aprobó una reforma para tipificar con hasta ocho años de prisión el huachicoleo de agua. Pero esta reforma no aplica en el caso de la capital mexicana, en donde sólo se contemplan multas económicas.

De acuerdo con los datos de la Procuraduría Ambiental de la Ciudad de México existen cinco casos concluidos de robo de agua, tanto de tomas domésticas como comerciales, registrados hasta septiembre pasado.

No obstante, al tratar de consultar los expedientes en el sistema público para este reportaje, no se pudo acceder a los mismos ya que la plataforma indica como inexistente el archivo. Al consultar de manera directa a las autoridades no se obtuvo respuesta hasta el cierre de este reportaje.

El Valle de México se encuentra desde hace tiempo en una crisis por la falta de agua. En la actualidad, según los registros de Conagua, se extraen el subsuelo del Valle 507 millones 230,340 metros cúbicos más del límite que permite un balance entre recargas y extracción.

Las respuestas de información de los municipios también revelaron que varias empresas han sido sorprendidas robando agua.

Uno de estos casos se presentó en el municipio de Lerma, en el Estado de México, en donde el Órgano Público Descentralizado para la Prestación de los Servicios de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento, registró una toma clandestina en marzo de 2022, de una empresa ubicada en el Parque Industrial de la localidad. Al cuestionarse si se había interpuesto una denuncia sobre este hecho, la entidad afirmó que no tenía registro.

Según información entregada por el municipio de Tlayacapan, del Estado de Morelos, en 2021, las autoridades descubrieron que un hospital privado, llamado Horizonte, se robaba el agua para sus instalaciones a través de una toma ilegal.

En Mixquiahuala de Juárez, en Hidalgo, las autoridades municipales indicaron que durante el 2022 se han cancelado tomas ilegales de negocios establecidos como Tiendas Neto, un supermercado a nivel local.

En otros municipios como Salamanca, en el Estado de Guanajuato, tan sólo este 2022 las autoridades han descubierto 11 conexiones ilegales de negocios y dos industriales (fábricas).

Las respuestas dadas en las solicitudes de información revelan también que en muchas zonas del país hay una cifra negra de huachicoleo de agua ya que los organismos municipales, encargados del abastecimiento ciudadano del líquido vital, no llevan registros del tema.

Estos casos se concentran en Chiapas, Oaxaca y Veracruz, en donde una gran cantidad de municipios respondieron que desconocían el fenómeno debido a la falta de recursos para realizar inspecciones o incluso por la ausencia de infraestructura de agua potable.

Hugo Rojas, exdirector de Aneas advierte que el 95% de los organismos operadores locales están en números rojos, es decir, que no cuentan con suficientes recursos económicos ni humanos para poder realizar este tipo de vigilancia.

“Es hasta que se hace un proceso más avanzado como la sectorización (identificación del robo de agua por colonias) es cuando se pueden detectar más fácil las tomas clandestinas en una colonia”, sostiene.

En resumen, si bien el huachicoleo de agua ha surgido como un ilícito nuevo muy rentable, su atención por parte de la mayoría de las autoridades, de los tres niveles de gobierno en México, aún no es una prioridad.

Las claves del huachicoleo de agua