Una de las escenas claves para entender el caso sucede en la Asamblea de Madrid el 5 de abril de 2016. Ángel Garrido, el portavoz del Gobierno regional -en manos del PP-, ha sido requerido para explicar la gestión del Canal de Isabel II. El centro de la controversia está en su expansión internacional desde finales de 2001. En especial en América, donde ha llegado a estar presente en una decena de países con el control en una veintena de empresas. "¿Qué necesidad tiene una empresa pública de Madrid de emprender una aventura empresarial al otro lado del charco?", se pregunta la oposición. Sus dudas en ese momento se han tornado hoy en rabia, al destaparse un escándalo de negocios turbios con dinero público.
Por años, la empresa que administra el agua de la capital española fue para los madrileños la joya de la corona de la administración pública. No en vano lleva el nombre de Canal de Isabel II. Una corporación que heredó el complejo entramado de infraestructura construido durante varios siglos para garantizar el preciado líquido, y que lo ha hecho con eficiencia. Pero las cosas han cambiado en el último año. Por cuenta de sus cuantiosas operaciones en América le han salido detractores desde diferentes flancos que cuestionan que quien ha tenido el control de la empresa por más de dos décadas -el Partido Popular (PP)-, hace y deshace a su antojo con el abultado patrimonio del acueducto sin rendir cuentas. Es decir, habrían convertido la cristalina joya en una empresa opaca de quien nadie conoce las operaciones.
La alianza de El Mundo y CONNECTAS para este especial reúne diferentes aristas de un escándalo que recién asoma la cabeza. Busca dar una mirada global sobre el caso articulando la trama en España con sus implicaciones en América Latina, y brinda especial atención a los cabos sueltos de un complejo caso de varias implicaciones regionales que aún están por determinar.