El indígena aymara Carmelo Flores convivió con la pobreza hasta el último suspiro de sus 123 años. Huérfano desde niño, Carmelo se dedicó a cuidar ovejas y llamas junto a sus hermanos para subsistir en la comunidad rural de Frasquías, cerca de La Paz. Cocinaba con estiércol de animales, en lugar de leña, y bebía agua de la quebrada que caía de un cerro.
Este hombre, que sólo hablaba lengua aymara, vio interrumpida su calma en 2013, cuando se hizo público que era la persona más longeva del mundo. Un día de septiembre sintió que el viento removía la pajabrava del altiplano: era el helicóptero de Evo Morales. El rostro de Carmelo, ya marcado por las arrugas, quedó frente al presidente de Bolivia: se arrodilló y le pidió una casa y comida para su nieto.
Carmelo murió en julio de 2014 sin saber que su nombre se inmortalizaría en un suplemento nutricional que el Estado reparte a los adultos mayores. El gobierno de Morales, fiel a la historia de Carmelo, garantizó un mecanismo de atención social, pero la provisión del suplemento que lleva su nombre; pronto se convirtió en un negocio millonario en manos de una empresa.
La mayoría de las contrataciones del Estado destinadas a los suplementos Carmelo y Nutribebé, un complemento similar pero destinado a la infancia, fueron otorgadas a la empresa Industria Químico Farmacéutica Sigma Corp, constituida en Cochabamba. La compañía se quedó con el 91% de los contratos públicos para la provisión de estos productos entre 2012 y 2019, un negocio que representa 626 millones de bolivianos.
Sigma Corp fue la única compañía habilitada por el gobierno de Morales para suministrar los suplementos durante los primeros años, situación que consolidó la creación de un monopolio que goza hasta la actualidad de la complicidad estatal por la falta de controles.
Los datos se desprenden de una investigación del periódico boliviano El País, en alianza editorial con CONNECTAS y el apoyo del Internacional Center For Journalists (ICFJ), que revisó 1.372 contratos públicos firmados en los últimos ocho años por la Caja Nacional de Salud y los municipios de todo el país para la adquisición de estos productos. Más de la mitad de las compras públicas fueron hechas por contrataciones directas y a través de mecanismos de excepción, es decir, sin licitaciones públicas.
Mientras Sigma Corp acumulaba contratos sin competencia, el Estado miraba para otro lado: la Contraloría General del Estado (CGE), en respuesta a una solicitud de información de El País, indicó que hizo una sola supervisión desde que se implementaron los suplementos (Nutribebé en 2008 y Carmelo en 2015). Solo uno de los 166 legisladores nacionales hizo una petición de información al Gobierno, pero la respuesta no la hizo pública. La Autoridad de Fiscalización de Empresas (AEMP) optó por el silencio cuando fue consultada de manera escrita por este periódico.
La sintonía entre Sigma Corp y el Movimiento Al Socialismo (MAS) – matriz del Gobierno de Evo Morales - quedó expuesta como nunca antes por el coronavirus. Como parte de su expansión, la compañía se convirtió en la representante exclusiva para la fabricación y distribución del Avifavir, un medicamento del grupo farmacéutico Chemrar aliado al Fondo Nacional de Inversión de Rusia utilizado para tratar a los infectados con Covid-19. Como el gobierno de Jeanine Áñez no entregaba la habilitación para comercializar el producto en Bolivia, el expresidente Morales se lanzó públicamente con posteos en redes sociales para que no se retrase la autorización y se comercialice el Avifavir en este país.
EL MONOPOLIO
Sigma Corp ganó contratos sin competir durante años: fue el único oferente en casi el 90% de las compras que le entregó el Estado por los suplementos, pues fue la única empresa habilitada por el Ministerio de Salud y dominó el mercado. Fue proveedor único de Nutribebé desde 2008 hasta el 29 de enero de 2019, fecha en que Industrias Torrico Antelo SRL (ITA) consiguió el Registro Sanitario de la Agencia Estatal del Medicamento y Tecnologías en Salud (Agemed). Algo similar ocurrió con el suplemento Carmelo: no tuvo competencia desde 2015 hasta que ITA SRL consiguió, en noviembre de 2017, el permiso estatal.
Los contratos con el Estado fueron un punto de inflexión para las cuentas generales de Sigma Corp. Antes de la venta de los suplementos, en el 2007, la empresa facturó 26 millones de bolivianos, pero después de suscribir los contratos estatales, esa cifra llegó hasta los 231 millones de bolivianos solo en 2016, según las declaraciones juradas presentadas por la compañía ante Fundempresa.
Miguel Torrico, gerente de Ventas de ITA SRL, recuerda cuando su padre acudió al lanzamiento del Carmelo que encabezó Evo Morales en 2015. Fue grande su sorpresa cuando vio que el suplemento dietario ya nacía con una empresa proveedora. Los suplementos ya estaban embolsados por Sigma Corp, que había recibido la habilitación tres días antes del acto público.
“Ustedes saquen sus conclusiones de qué efectos dañinos trae el monopolio a nivel de las compras y a nivel de abastecimiento. Yo no puedo decirle más nada”, comentó Torrico ante la consulta de El País.
El País se comunicó con exministros de Salud, Juan Carlos Calvimontes Camargo (2012-2014) y Sonia Polo Andrade (2010), ambos de la gestión de Evo Morales. Los dos deslindaron responsabilidad sobre el monopolio que esa cartera de Estado le permitió a Sigma Corp y apuntaron a sus sucesores, aunque cada uno en su gestión, firmaron la aprobación de las especificaciones técnicas para el Nutribebé.
El jefe de la Unidad de Alimentación y Nutrición del Ministerio de Salud, Yecid Humacayo Morales, negó que se haya facilitado la exclusividad de producción de ambos suplementos a Sigma Corp. El funcionario, que fue nombrado durante el gobierno de Evo Morales y continúa en el cargo, aclaró que las fórmulas de los alimentos son propiedad del Ministerio de Salud, pero estaban a disposición de todas las industrias interesadas en fabricarlas, previo cumplimiento de requisitos.
Argumentos similares utilizaron desde Sigma Corp. Sergio Ronald Alan Pol Kippes, director ejecutivo, rechazó que hayan tenido exclusividad para la producción de los suplementos y añadió que su empresa no es culpable de ser la única en cumplir con todos los requisitos. Después cuestionó que la empresa Montecristo SRL produzca el Carmelo con Registro Sanitario del Grupo Alcos SA, su competencia. Según él, Montecristo pertenece al ex senador tarijeño del MAS, Milcíades Peñaloza.
LOS DUEÑOS DE SIGMA
En los papeles, Sigma Corp está a cargo de la familia Wilstermann Sanzetenea de Gonzales. La compañía fue comprada en 1996 por Marlen Patricia Wilstermann Sanzetenea de Gonzales, Carlos Enrique Wilstermann Sanzetenea y Carlos Jorge Wilstermann Grageda, según los registros Fundempresa.
Patricia y sus tres hijos, socios de Sigma actualizado en diciembre del 2019, trataron de mantener su perfil bajo durante los últimos años. Una de las pocas apariciones públicas quedó retratada junto al entonces gobernador de Cochabamba y ex ministro de Comunicación de Evo Morales, Iván Canelas Alurralde, en 2015, mismo año que se implementó el Carmelo. Ella le entregó a la autoridad una plaqueta de reconocimiento como agradecimiento al apoyo prestado al sector industrial en la Feria Feicobol.
Pol Kippes y Ana Lucía Vasconcellos Lemes tienen cargos directivos en la empresa. Lejos de las fotografías públicas, Kippes ya manejaba el área de Nutraceúticos de la empresa, que se encargaba justamente de estos suplementos. Mientras crecía dentro y fuera de la compañía, su nombre apareció en los Panama Papers, como presidente de la sociedad offshore Kapital Holding Company, una firma que reconoce haber creado en 2010 y cerrado en 2013, pero que –aseguró- nunca usó ni para movimientos de dinero.
Pol Kippes compartió el crecimiento de Sigma acompañado por Vasconcellos Lemes, quien se desempeñaba dentro del directorio técnico de la empresa desde 2003 y, al mismo tiempo, ambos eran socios de Funcional Mickron en Brasil, una industria constituida el año 2017.
El jefe de la Unidad de Alimentación y Nutrición, Yecid Humacayo, recordó ante la consulta de El País que Vasconcellos Lemes fue miembro del comité multidisciplinario que contribuyó a la formulación y el desarrollo del Nutribebé junto a otras expertas del Ministerio de Salud, entre los años 2006 y 2007. Dicho trabajo fue impulsado por esa cartera pública y el Programa Mundial de Alimentos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Meses después de su participación, Sigma Corp se convirtió en la única empresa que cumplió con los requisitos para fabricar ese producto nutricional.
El nombre de Vasconcellos Lemes, directora técnica de Sigma Corp, también aparece en una gacetilla que el Ministerio de Salud hizo pública en julio de 2018, cuando ella conformó el staff de capacitadores para funcionarios de esa cartera de Estado.
Vasconcellos Lemes, sin embargo, negó haber participado en la formulación del Nutribebé, aunque reconoció que fue miembro del comité multidisciplinario, pero en la parte de socialización del producto y del programa de desnutrición a pedido del Ministerio de Salud y Unicef como parte de acciones de responsabilidad social de Sigma Corp. La directora agregó que nunca fue funcionaria pública, sino una profesional netamente técnica en la parte privada sin ningún vínculo político.
Mientras Sigma Corp acumulaba contratos con el Estado durante el gobierno de Morales, otra empresa relacionada a Vasconcellos Lemes también recibía fondos públicos. La ingeniera brasileña era, además, directora técnica de In-Nutra Bolivia, una empresa elegida por el Ministerio de Salud para surtir productos como gelatinas, flan, harinas y sopas del Subsidio de Lactancia y Prenatal.