DIPLOMACIA EN LA SOMBRALa amenaza global

¿Quiere viajar sin demoras en migración sin tener carrera diplomática y sin que le revisen el equipaje; importar un carro sin pagar impuestos; recibir ventajas empresariales frente a sus competidores, haciendo negocios a nombre de otro país y obtener una comisión a cambio; gozar de un cierto grado de inmunidad y que las autoridades consideren que no pueden investigarlo?

Solo tiene que hacerse cónsul honorario.

A diferencia de embajadores y otros diplomáticos de profesión, los cónsules honorarios son personas que desde su país promueven los intereses de un país extranjero que los designa. A cambio, reciben ciertos beneficios y amparos legales propios de los diplomáticos de carrera. Pero estas garantías, sumadas a la falta de vigilancia y la poca claridad sobre quién puede controlarlos, ha permitido que muchos abusen de sus funciones e infrinjan la ley bajo el radar de las autoridades.

Traficantes de drogas, negociantes de armas y personas acusadas de asesinato, acoso sexual y fraude han recibido este reconocimiento diplomático. Esta investigación global, liderada por ProPublica y el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés) en la que CONNECTAS desarrolló el capítulo de Colombia, identificó que al menos 500 cónsules honorarios han sido acusados públicamente de participar en una irregularidad, a pesar de su cargo diplomático. Unos de estos fueron nombrados después de ser acusados. Otros se aprovecharon precisamente de su estatus especial para cometer algún delito.

Incluso organizaciones terroristas como Hezbollah se han aprovechado de los vacíos regulatorios de esta posición. Al menos nueve personas relacionadas con esta organización han sido nombrados cónsules honorarios de distintos países del mundo. “Hezbollah se dio cuenta de que si usaban cónsules honorarios [….] podían básicamente mover cosas de país en país con total impunidad y nadie los iba a atrapar. Solo muestras tu pasaporte diplomático y nadie te pregunta nada”, dijo para esta investigación David Asher, exasesor senior en finanzas contraterrorismo del Departamento de Defensa de Estados Unidos.

De hecho, esta investigación encontró el caso de un comerciante de armas de Hezbollah que ofrecía protección a sus clientes con la promesa de hacerlos cónsules honorarios en Colombia o en Venezuela.

Al menos 30 cónsules honorarios han sido sancionados por Estados Unidos y otros gobiernos. Algunos fueron miembros del círculo interno de Vladimir Putin, sancionado luego de la invasión a Ucrania.

En América Latina, los aliados locales sobre esta investigación encontraron hallazgos relevantes en Brasil, Chile, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México y Paraguay. En el caso de Colombia, si bien hay transparencia sobre los cónsules honorarios en territorio nacional, hay muchos vacíos en la interpretación de cuáles son los alcances de los beneficios de estos cónsules, especialmente quién los puede investigar.

Pocos gobiernos han levantado alarmas e implementado controles para evitar el abuso de esta posición. “Los cónsules actúan con completa autonomía y no son controladas por el Estado que representan”, escribieron investigadores de España en un reporte confidencial de 2019 sobre tres cónsules honorarios acusados en este país por narcotráfico y lavado de dinero.

Esta investigación en la que participaron más de 150 periodistas arroja luz, por primera vez en una investigación trasnacional que cruza 46 países, sobre esta opaca figura de los cónsules honorarios, y los abusos en los que han incurrido muchos amparados de la opacidad de su puesto