Isla de Salamanca, el parque que se quema ante los ojos de Barranquilla

El área protegida se encuentra cercana a los municipios de Soledad y Malambo, en Atlántico; y los municipios de Sitio Nuevo y Pueblo Viejo, en el Magdalena. Foto: Óscar Güesguán

Isla de Salamanca, el parque que se quema ante los ojos de Barranquilla

25 Sep 2021 - 09:00 pm
Pilar Cuartas Rodríguez, periodista de investigación, El Espectador.
25 Sep 2021 - 09:00 pm
Los incendios continúan afectando la reserva natural, pese a que una sentencia de 2020 ordenó reducir la deforestación a cero. La cercanía con el puerto, la construcción de una doble calzada y la caza de animales son otros de sus males.

Nadie quiere hacerse cargo del Vía Parque Isla de Salamanca, donde confluyen el mar Caribe, el río Magdalena y la Ciénaga Grande de Santa Marta, además de un ecosistema macondiano de manglar considerado aeropuerto internacional de aves y un pulmón para Barranquilla. Pese a que es un refugio excepcional de biodiversidad, ninguno asume la responsabilidad de cuidarlo y ni siquiera en época de elecciones los políticos voltean a verlo, pues los del Magdalena dicen que sus habitantes votan en Atlántico, y allá dicen lo contrario. Parques Nacionales Naturales es el encargado de su administración, pero su presupuesto anual, de casi $600 millones, apenas logra cubrir la nómina de casi treinta contratistas. Nada más.

Esa débil institucionalidad y los recurrentes incendios forestales que amenazan la calidad del aire y la salud respiratoria de la población aledaña, especialmente de Barranquilla, motivaron en 2019 una tutela del Grupo de Litigio e Interés Público de la Universidad del Norte. El 18 de junio de 2020, la Corte Suprema le dio la razón a los demandantes y declaró sujeto de derechos a Isla de Salamanca, como lo había hecho antes con la Amazonía, el río Atrato y el Páramo de Pisba. Casi 500 hectáreas han resultado afectadas en las quemas desde 2015, y la justicia confirmó que se trata de una deforestación descontrolada que amenaza la supervivencia de animales y plantas, que ninguna autoridad hizo algo para controlarla y que Parques Nacionales ha incumplido su rol de guardián.

Esa sentencia, sin embargo, se ha quedado en el papel, según sus demandantes, y la realidad sigue amenazando al parque. Adicional a los incendios, las alarmas se encienden por la cercanía con el puerto, la construcción de una doble calzada, la caza de animales y la extracción ilegal de recursos. Este es el diagnóstico de los males que aquejan al Vía Parque Isla Salamanca, a poco más de un año de haber sido protegido por el poder judicial. En el lugar habita por estos días el silencio y las puertas se mantienen cerradas al público, por culpa de la pandemia de la Covid-19.

El área protegida se encuentra cercana a los municipios de Soledad y Malambo, en Atlántico; y los municipios de Sitio Nuevo y Pueblo Viejo, en el Magdalena. Foto: Óscar Güesguán

Los incendios no paran

Desde 2015, se han presentado 39 incendios en el parque natural. / Cortesía - Ministerio de Ambiente

Ningún incendio en Isla de Salamanca pasa desapercibido, porque es detectado de inmediato por sus vecinos más cercanos. Una de sus caras mira de frente a los buques que atracan en el Puerto de Palermo, corregimiento de Sitio Nuevo (Magdalena), y otra mirada en ese mismo punto, pero desde 500 metros de altura, muestra los rascacielos de Barranquilla, la capital del Atlántico. Por eso, Salamanca se ve desde el cielo como un parche verde en medio del ladrillo y el asfalto. Una bocanada de aire fresco que también se ubica sobre la vía Ciénaga - Barranquilla, una de las más importantes del Caribe.

Lo que pasa en Salamanca afecta entonces a los centros urbanos que la rodean. Cada vez que hay una llamarada, los vecinos la ven y la huelen. Y ese fue el principal argumento de la sentencia que protegió a la reserva natural de las conflagraciones. Según Parques Nacionales, desde el 2015 se han presentado 39 incendios forestales. El año pasado, cuando se dio la sentencia de la Corte Suprema, ocurrieron nueve y, en lo que va corrido de 2021, se han registrado cuatro, de acuerdo con Eric Deulufeut, bombero forestal del parque. La mayoría de esos incendios son provocados intencionalmente.

Las conflagraciones han afectado a pastizales y herbazales (74 %), matorrales y rastrojos (22 %) y, en menor proporción, a los manglares (4 %). Deulufeut explica que es más grave cuando se quema el manglar, en comparación de cuando se quema, por ejemplo, la enea, considerada una planta invasora. Y agrega que los manglares son uno de los ecosistemas más productivos, después de los corales, porque sirven de refugio para la reproducción de peces, generan oxígeno y protegen de la erosión costera, los vendavales y los huracanes.

Gráfico, incendios en Parque isla salamanca del 2015 al 2021.Gráfico Incendios en Parque Isla Salamanca de 2015 a 2021.

Los manglares son el corazón de Salamanca y, gracias a ellos, el parque es un pulmón para Barranquilla, pero en los últimos años también se ha convertido en un emisor de material particulado, según Juan Pablo Sarmiento, director del Grupo de Litigio de la Universidad del Norte. “Cuando hay incendios, los vientos nos traen ese material y los habitantes de Barranquilla notan el carbón en sus vehículos, terrazas y ventanas. El nivel de material particulado permitido es 75 y hay momentos en que llega a 200. Debido a esto, presentamos una tutela pidiendo el derecho al ambiente sano, que tiene conexidad con la vida y la salud de las generaciones futuras”, afirma Sarmiento.

El profesor Sarmiento y sus estudiantes fueron quienes lograron que la Corte Suprema ordenara a la Presidencia, al Ministerio de Ambiente, a Parques Nacionales Naturales y a la Corporación Autónoma Regional del Magdalena (Corpamag) diseñar un plan a mediano plazo para llevar a cero la deforestación y crear un comité que le hiciera seguimiento a esa tarea. Las entidades cumplieron con esa orden, al menos en el papel. Se han presentado informes bimensuales a los jueces, se conformó el comité y existe un plan diseñado para 2025.

“El Comité Permanente de Seguimiento de la Sentencia realizó la entrega del Plan Estratégico Efectivo de acción a mediano plazo para reducir los niveles de deforestación y degradación a cero en el Vía Parque Isla de Salamanca en cumplimiento de la sentencia. Actualmente el Comité realiza la entrega de información de las actividades desarrolladas por las entidades responsables del plan de acción, dentro del término legal establecido en el mandato judicial”, respondió el Ministerio de Ambiente a este diario.

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Pero no ha sido suficiente. Los incendios continúan y, por ende, está en trámite un incidente de desacato que aún no se resuelve. Tampoco alcanza el dinero pues, según fuentes cercanas al expediente, el Estado no ha girado recursos adicionales para cumplir la sentencia, ni ha contratado nuevos empleados. El Ministerio de Ambiente confirmó a El Espectador esa versión y explicó que la sentencia no impuso la obligación de girar recursos adicionales para las entidades, y que éstas deben cumplir las órdenes con los presupuestos que ya tienen asignados. “En todo caso están orientadas a asegurar el goce efectivo del derecho fundamental tutelado”, reiteró el ministerio.

Eso ha generado molestia en los funcionarios que alegan una sobrecarga laboral y quejas por la falta de interés más allá del papel. Otro reclamo recurrente es que las decisiones se definen en Bogotá y no se involucra en terreno a las comunidades, lo que supone un obstáculo mayor, ya que las investigaciones reflejan que gran parte de la presión sobre el parque la genera la misma población, que caza y pesca de forma indiscriminada para su sustento. Los cuatro pobladores consultados para este reportaje, por ejemplo, desconocen la sentencia.

La pesca, la caza y la extracción ilegal de recursos

La playa en Isla Salamanca no es de arena ni tierra, sino de las conchas de las almejas que han dejado cientos de pescadores tras su paso. Óscar Güesguán

La mayoría de las personas que habitan el parque o sus alrededores son de escasos recursos y otro pequeño porcentaje son desplazadas del conflicto armado, especialmente en Sitio Nuevo y Pueblo Viejo, de acuerdo con el Departamento Nacional de Planeación. Ante la falta de oportunidades laborales, muchas de ellas han basado su sustento diario en la extracción ilegal de recursos, especialmente la caza y la pesca. De hecho, hay consenso en la población y en las autoridades en decir que un gran porcentaje de los incendios son provocados por los cazadores, que crean cercos de fuego para atrapar más rápido a los animales y venderlos.

“La gente prende fuego en los humedales para sacar a las tortugas, hicoteas o chigüiros. Pero más que todo es gente que viene desde Barranquilla. Y como ellos no conocen el verdadero valor, terminan generando esos incendios forestales”, cuenta Omar Gutiérrez, guía y conocedor del parque, y quien se dedica hoy a la conservación, después de que en el pasado cazó animales en Salamanca. Tras sufrir la pérdida indescriptible de su papá y su hija recién nacida, Gutiérrez ha encontrado alivio en las aves, el colibrí manglero y los caimanes; y la empresa comunitaria que lidera, Birding Ecovive Tour, con la que logró dejar la caza y con la que planea ofrecer recorridos ecoturísticos una vez se reabra el parque.

Después de años de dedicarse a la caza de animales, Omar Gutiérrez es hoy uno de los guías y conocedores más importantes del parque. Foto: Óscar Güesguán
Después de años de dedicarse a la caza de animales, Omar Gutiérrez es hoy uno de los guías y conocedores más importantes del parque. Foto: Óscar Güesguán

Pero no todos han tenido la oportunidad de emprender como Omar y los cupos en programas que financian proyectos productivos, para que cazadores y pescadores dejen de extraer recursos del parque, son limitados. De las 64 familias de pescadores de almejas, por ejemplo, apenas 20 han podido reemplazar su actividad con un emprendimiento. Ese es el caso de Alfonso Escobar, un pescador de almejas que durante 25 años ha logrado alimentar a su familia gracias a este molusco.

Alfonso vive en Malambo, Atlántico, pero se interna semanalmente en Salamanca durante tres días para la pesca. Esta vez lo acompañan su hermano y un sobrino, con quienes vive temporalmente en un cambuche al lado de la olla en la que cocinan las almejas. Sus pies están forrados con trozos de tela para protegerlos de las cortaduras cuando los sumerge. Le rasca la piel, le duelen los pulmones y está cansado. A sus 47 años, ninguna empresa lo ha querido contratar y no tiene una alternativa distinta a seguir en las aguas del parque para pagar la universidad de sus tres hijos.

La almeja es un animal que vive en dos conchas, como las ostras. Aunque supone un medio de subsistencia para muchas familias, es una especie que está en riesgo de sobrepesca, según el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar). Alfonso cuenta que las almejas cocidas las vende a $9.000 por kilo a las pescaderías de Barranquilla, y las crudas a $800. Las pescaderías, a su vez, venden el kilo cocido al consumidor final en $14.800 y el crudo a $3.800. En una semana, una familia pescadora puede extraer 180 kilos, lo que equivale a asegurar por lo menos un salario mínimo mensual, según narra Alfonso.

Alfonso Escobar ha logrado mantener a su familia durante 25 años. Sin embargo, asegura que no quisiera que ninguno de sus hijos tuviera que dedicarse a ese oficio. Óscar Güesguán

La doble calzada Ciénaga – Barranquilla

Para la construcción de gran parte de la Troncal del Caribe, entre 1956 y 1995, se perdieron 285,7 kilómetros cuadrados de bosques de manglar. Óscar Güesguán

Isla de Salamanca tiene una extensión de 56.200 hectáreas, en medio de las cuales se extienden los 44 kilómetros de la vía entre Barranquilla y Ciénaga, lo cual le dio la denominación de Vía Parque. La carretera, conocida también como la Troncal del Caribe, es esencial para las actividades económicas: conecta a la región con el interior del país, moviliza más de 5.000 vehículos diarios y permite la llegada del 80 % de los alimentos que ingresan a Granabastos, la gran central de abastos del Caribe. Pero la erosión costera dificulta cada vez más el tránsito, pues el mar se posa sobre el asfalto.

El Ministerio de Transporte anunció en 2015 la construcción de una segunda calzada en la vía Ciénaga-Barranquilla, y eso sin duda incumbe al parque. “Es importante que las obras de infraestructura, tanto del puerto como de la carretera, verifiquen si interrumpen o afectan el flujo hídrico de este ecosistema de humedales, que requiere la interacción del agua de mar con el agua dulce, que viene sobre todo el río Magdalena y se conecta a través de los caños”, explica Andrés Vargas, profesor de economía de la Universidad del Norte y quien ha estudiado las problemáticas de Salamanca.

De esa afectación ya hay evidencia en el pasado. Estudios ambientales de diferentes fuentes, como Invemar, indican que los kilómetros de la carretera que atraviesan a Salamanca, y que fueron construidos en la década de los años 50, bloquearon el flujo de las aguas aumentando la salinidad, por lo que, entre 1956 y 1995, se perdieron 285,7 kilómetros cuadrados de bosques de manglar; murieron peces y desaparecieron las ostras. Sin duda, se presentó un deterioro ambiental y un desequilibrio hídrico originado por la primera construcción de la carretera Ciénaga-Barranquilla.

La sentencia dejó en evidencia que los playones, ciénagas y bosques sufren deterioro constante a raíz de distintas causas, y que los incendios solo eran una de ellas. Mientras tanto, hay lugares del parque que permanecen vírgenes. Foto: Óscar Güesguán
La sentencia dejó en evidencia que los playones, ciénagas y bosques sufren deterioro constante a raíz de distintas causas, y que los incendios solo eran una de ellas. Mientras tanto, hay lugares del parque que permanecen vírgenes. Foto: Óscar Güesguán

Ese fantasma de la primera carretera aparece de nuevo con los anuncios de la doble calzada. El Ministerio de Transporte respondió a El Espectador que la vía será construida por la Gobernación del Magdalena, pero a través de una alianza público privada (APP), y aún se desconoce su costo total. Lo que sí está en marcha son los estudios y diseños, que fueron contratados en 2019 y estarían listos este año. Los informes incluirán un Estudio de Impacto Ambiental (EIA), que analizará las posibles afectaciones en el ecosistema y servirá para tramitar la licencia ambiental. También se prevé la construcción de dos viaductos, que prometen permitir la interconexión hídrica entre el río Magdalena, la ciénaga Grande de Santa Marta y las lagunas. Las obras de esos viaductos iniciarían a comienzos de 2022 y costarían más de $700.000 millones.

Al haber sido declarado el Vía Parque Isla de Salamanca como sujeto de derechos, hay quienes se preguntan si la sentencia cambiará en algo los planes del Gobierno, ya que la justicia reconoció que los playones, ciénagas y bosques sufren deterioro constante a raíz de distintas causas, y que los incendios solo eran una de ellas. “Hay incertidumbre de lo que va a pasar con la doble calzada. Aquí hay una contradicción en el Estado, pues alega pobreza respecto a la protección de ecosistemas y destina un presupuesto bajísimo para Parques Nacionales Naturales, pero a la vez dice que tiene recursos millonarios para hacer una doble calzada”, cuestiona el profesor Juan Pablo Sarmiento.

El abogado y profesor Juan Pablo Sarmiento lideró el recurso judicial que logró que la Corte Suprema declarara a Salamanca como sujeto de derechos. Foto: Óscar Güesguán
El abogado y profesor Juan Pablo Sarmiento lideró el recurso judicial que logró que la Corte Suprema declarara a Salamanca como sujeto de derechos. Foto: Óscar Güesguán

Los intereses portuarios

Según cifras del Ministerio de Transporte, por el Puerto de Palermo se movilizan hasta 2.265.009 toneladas de carga, lo que representó, en 2019, 2,0 % de la carga movilizada en todo el país. Óscar Güesguán

Frente al parque Isla de Salamanca se encuentra el Puerto de Palermo, que ha generado una tensión histórica. En 2015, los lugareños recuerdan que el alcalde de Sitio Nuevo, el primer pueblo del Magdalena después del Atlántico, donde empieza el parque, presentó un proyecto de ordenamiento territorial al Concejo municipal que movía los límites de la zona protegida, cambiaba el uso del suelo y abría la posibilidad de que se habilitara un corredor portuario.

Gráfico Parque Isla Salamanca.Gráfico Parque Isla Salamanca.

La iniciativa no prosperó una vez se hizo pública, pero sí creó expectativas en la población y se empezaron a dar ventas ilegales de predios al interior del parque; terrenos que son del Estado. Hoy se calcula que unas 112 familias viven en la Isla de Salamanca, en comparación con la veintena que había hace más de 50 años, cuando se declaró parque natural, y que sus habitantes más antiguos recuerdan. Hay quienes todavía creen que el puerto se ampliará y que pagará jugosas sumas por sus casas.

El profesor Andrés Vargas asegura que, sumadas a estas falsas expectativas de la población, están las presiones que, por sí solas, ejercen los usos humanos en un parque natural como Salamanca. “La ubicación del parque, que tiene de un lado la carretera importante para la economía y en otro el puerto, hace que se ejerzan presiones. La actividad portuaria es muy importante para la ciudad de Barranquilla y para la Región Caribe, pero hay una tensión que se genera en el ecosistema por el emplazamiento de las instalaciones portuarias y el movimiento de personas, pues el puerto colinda con áreas del parque natural”, concluye Vargas.

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Isla de Salamanca tiene derechos, pero la pregunta es cuándo serán una realidad. Un año después de la sentencia que lo protegió, el parque sigue quemándose a los ojos de Barranquilla, los pobladores siguen pescando y cazando para comer, y los interrogantes sobre el puerto y la doble calzada permanecen intactos. Quienes custodian y conocen el valor de este ecosistema de manglar piden que el Estado actúe y que cuide las aguas donde alguna vez Gabriel García Márquez navegó y en las que también se inspiró para construir su Macondo.

Este especial fue realizado por un equipo periodistas, diseñadores y realizadores de El Espectador para ese diario y CONNECTAS dentro de ARCO, con el apoyo del International Center for Journalists (ICFJ) en el marco de la iniciativa para el Periodismo de Investigación de las Américas.

Gráfico Parque Isla Salamanca.Gráfico Parque Isla Salamanca.

Isla de Salamanca, en la canoa de Omar Gutiérrez

La misma población que frecuenta el parque natural es una de sus mayores amenazas, a través de la caza y la pesca. Un puñado de pobladores, sin embargo, logró dejar de extraer esos recursos y emprendió un proyecto ecoturístico. Esta es la historia de uno de ellos y su visión sobre los males que aquejan al ecosistema.