Según el informe de Naciones Unidas de 2020 “Las repercusiones de la COVID-19 en las mujeres y niñas”, se ha observado un aumento de más del 25 por ciento de violencia contra las mujeres en países que cuentan con mecanismos para tomar denuncias. Además, como era previsible, en el primer semestre de 2021 el número de feminicidios creció respecto a 2019. La cifra más llamativa se registra en Venezuela con el 53,29 por ciento; en Argentina, 10,07 por ciento; en Colombia, 10,33 por ciento, y en Brasil, 2 por ciento, de acuerdo con los datos analizados para este reportaje.
El confinamiento como medida de restricción asumida por varios gobiernos provocó, en muchos casos, que el entorno familiar se convirtiera en un espacio permanente de violencia en sus diferentes niveles. Así lo revela también el informe de ONU Mujeres “El progreso de las mujeres en el mundo 2019-2020”, en el que el 11,8 por ciento de esta población en Latinoamérica y el Caribe entre 15 y 49 años señaló haber sido víctima de violencia física o sexual a manos de una pareja o expareja en los últimos 12 meses.
En casos extremos, la brutalidad llegó al asesinato, una realidad que, de acuerdo con el Observatorio Feminicidios Colombia, vivieron en ese país 630 mujeres, 243 de ellas en la cuarentena de 2020. Debido al encierro, estuvieron expuestas a la violencia y el horror, y sin la posibilidad de comunicarse a las líneas de atención por la misma intimidación de sus parejas. El Valle del Cauca, en especial la ciudad de Cali, registró las cifras más altas de feminicidios.
Según el mismo Observatorio, algunos de los presuntos autores se han dado a la fuga o no aceptan los cargos, otros están enfrentando juicios y un menor número fue condenado. Entre los casos que ha documentado están los feminicidios de Geraldine Ramírez Mejía, María Piedad Klinger y Luz Henao Rodríguez, asesinadas por sus esposos, Elvis Escobar Vélez, Jaime Dávalos y Leiner Ibargüen, respectivamente, quienes luego se suicidaron. A su vez, Jhon Alexander Zamora fue condenado a 35 años de cárcel por el feminicidio de su pareja, Leidy Johana Soto.
“El hecho de estar encerrados dentro de un mismo contexto agudiza los momentos de violencia. Hay relaciones y familias bien avenidas y sin embargo durante esta época en que hay que estar interactuando de una manera tan cercana y constante se producen explosiones, momentos de violencia verbal, cosas que se hubiesen subsanado más suave, por ejemplo si tenemos la oportunidad de salir o caminar, si vamos matizando las horas del día interactuando con diferentes personas”, explica la profesora de la Universidad Central de Venezuela y coordinadora del Grupo de Trabajo Clacso Feminismos, Resistencias y Emancipación, Alba Carosio.
La violencia de género afecta a una de cada tres mujeres en Latinoamérica y el Caribe. Y la violencia doméstica se duplicó e incluso triplicó durante el confinamiento en algunos países con datos disponibles, según un reciente informe del Banco Mundial. En Colombia, por ejemplo, la Corporación Sisma Mujer señala que en 2020 más del 90 por ciento de las llamadas recibidas por la Línea 155 —una de las que atienden denuncias de violencia intrafamiliar—, fueron de mujeres. Agrega que la misma línea reportó un incremento de 169,75 por ciento en la cantidad de llamadas recibidas durante los días de aislamiento preventivo obligatorio. Al mismo tiempo, basada en datos de la Fiscalía General de la Nación, asegura que en la cuarentena, aproximadamente cada 25 horas fue denunciado un feminicidio, cada 10 minutos, un caso de violencia intrafamiliar y cada 21 minutos, uno de delitos sexuales.