Por Yoe Suárez para Diario de Cuba en alianza con CONNECTAS




A inicios de marzo de este año, Sacramento José Acebo pernoctó en una celda en su ciudad de residencia, Victoria de Las Tunas, al oriente del país. Hoy sigue a la espera de un juicio, que le han suspendido en dos ocasiones, como si se trataran de falsos fusilamientos, para mantenerlo en permanente tensión.

El tratamiento excesivo que recibió por pedir a un agente sanitario que no rompiera la cuarentena de su familia “es altamente sospechoso” para Sacramento. Pero no es de extrañar. Desde que comenzó a propagarse el coronavirus en La Isla, las citaciones, la imputación de inexistentes delitos, y las multas bajo el flamante Decreto Ley 370, son un lugar común.

Sacramento es escritor, artista plástico y fue maestro de la Academia Provincial de Bellas Artes, y en 2019 suscribió la Carta de los Siete, iniciativa que pedía, entre otras cosas, libertad de prensa y descentralización del sistema estatal de enseñanza. Sacramento cree que esa firma fue el motivo real por el que vive, hace semanas, gran incertidumbre tras el asedio de las autoridades.

Un agente sanitario llegó sin ningún tipo de protección a la casa del escritor, Sacramento José Acebo, en Victoria de Las Tunas con el pretexto de inspeccionar posibles focos del mosquito transmisor del dengue. El escritor no los dejó ingresar porque sus padres son altamente vulnerables al Covid-19. Crédito: Cortesía Sacramento José Acebo.

“Un inspector de la campaña contra el mosquito Aedes Aegypti (transmisor del dengue) pretendía inspeccionar mi vivienda durante la cuarentena por el coronavirus –contó-, pero mis padres ancianos, son vulnerables al Covid 19, sobre todo mi madre, cardiópata extrema y recién salía de una neumonía”. 

El Partido Comunista teme que “pudieran coincidir en Cuba dos enemigos potenciales muy poderosos”: la Covid 19 y el dengue. Gran humedad, lluvias y altas temperaturas; condiciones ya presentes y favorables para que el Aedes Aegypti, agente transmisor, se reproduzca en ciclos cada vez más cortos. 

Según el doctor Soumaya Swaminathan, de la OMS, la mitad de la población mundial está en riesgo de padecer dengue. Datos de esa entidad afirman que en la década de 1970 el mal afectaba a 9 países, hoy es endémico en 128. Cuba es uno de ellos, pero el Ministerio de Salud Pública no ofrece suficientes detalles al respecto.

Según el doctor Soumaya Swaminathan, de la OMS, la mitad de la población mundial está en riesgo de padecer dengue. Crédito: http://www.freestockphotos.biz/

A inicios de este mes, sólo en la provincia de Villa Clara aumentaron “los focos del insecto con un registro de 174, en la primera semana de mayo y un ascenso de 140 en relación con los siete días anteriores”, informó en la televisión local, Neil Reyes, director provincial de Salud.

Aunque en Las Tunas los números deben ser parecidos, Sacramento reprochó al inspector que no llevara ningún medio de protección, “ni siquiera un par de guantes”. Y a continuación propuso inspeccionar él mismo la vivienda, documentarlo con su celular y mostrar al inspector que no existía foco alguno en su casa.

El agente sanitario se negó a dialogar y llamó a La Policía. “Al llegar la patrulla, expliqué nuevamente todo –relató el artista-, pero dijeron que debía hacer las cosas a su manera, y acabé en una patrulla hacia la estación”, afectando así la cuarentena de su hogar.

En la unidad un oficial le informó que estaba acusado del delito de desobediencia: “Le explico que no he desobedecido, y que ofrecí, incluso, una solución viable para todos”.  El hombre acabó más de 24 horas en una celda “para cuatro personas donde había cinco detenidos”. Sufrió hipotermias y deshidratación sin recibir asistencia médica alguna. 

A su novia y a una amiga les dijeron, más tarde, que otro delito pesaba sobre Sacramento: propagación de epidemias. De tres meses a un año de privación de libertad o multa de cien a trescientos pesos, indica el Código Penal. Al día siguiente fue liberado con medida cautelar. Policías auguraron “todo el peso de la ley” sobre él. Incluso, un nuevo encarcelamiento. 

Laritza Diversent, abogada cubana exiliada en Estados Unidos, alerta que, si bien los datos del Observatorio Cubano de DDHH indican menor represión en el primer cuatrimestre de 2020 respecto al mismo periodo de años anteriores, pues recoge principalmente arrestos, “un seguimiento de lo publicado en redes sociales arroja que sí creció la represión”.

“Han bajado las detenciones arbitrarias, quizás porque sectores históricamente reprimidos de la sociedad civil han disminuido las actividades con tal de mantener aislamiento social; pero han aumentado las citaciones, imposiciones de multa, levantamiento de actas de advertencias, interrogatorios, amenazas”, explica la directiva de Cubalex, ong de asesoramiento legal. 

También se observa que la represión, en estos dos últimos meses se ha generalizado a casi toda la ciudadanía –apunta Laritza-. Activistas detenidos hablan, por ejemplo, que los calabozos están llenos de personas”.

En lo que va de 2020, Cubalex documentó 45 incidentes, reportados por 34 personas. Casi la mitad ocurridos en abril. Ese mismo mes fueron aplicadas 12 multas en virtud del Decreto Ley 370. 

El 11 de marzo se dieron a conocer los primeros casos del nuevo coronavirus en Cuba -a la fecha de cierre de este artículo había 1.963 personas contagiadas y 82 muertos-, y ese mismo día la joven periodista, Camila Acosta, tuvo que presentarse en la estación de Zapata y C, municipio Plaza. Allí fue interrogada por su trabajo por un agente del Departamento de la Seguridad del Estado (DSE). Los riesgos de ser periodista en un país que admite el oficio solo desde la oficialidad. 

La periodista, Camila Acosta, es una de las personas más activas en redes frente al asedio de las autoridades en las últimas semanas. Crédito: cortesía Camila Acosta

El 27 de marzo Camila fue interrogada en otra unidad. La esperaba un oficial del DSE, Alejandro, junto a Inspectores del Ministerio de Comunicaciones que impusieron a la reportera del diario Cubanet una multa de 3 mil pesos (120 dólares, en un país donde el salario medio ronda los 30 dólares) por “violar” el Decreto Ley 370, que, entre otras cosas, castiga a los ciudadanos por sus comentarios en redes sociales. 

“Ese mismo día, Alejandro ordenó ponerme un acta de advertencia por el falso delito de violación de domicilio. Y sin tener pruebas o testigos, el oficial de la policía así lo hizo”, relata.

Días después, cuatro médicos llegaron a su casa pasadas las 10:30 de la noche, por la presunta denuncia de un vecino porque “yo presentaba síntomas respiratorios agudos o coronavirus. Eran tres hombres y una mujer, que tenían mi nombre, dos apellidos, número telefónico y dirección exacta”. 

“Ningún vecino me conoce y menos saben tantos datos míos, pues en ese momento llevaba viviendo acá pocas semanas”, dice Camila y recuerda que ni siquiera le aplicaron pruebas físicas para saber si presentaba los síntomas denunciados. Camila no fue con ellos; cree que la intención era aislarla en un centro médico. 

A la siguiente semana, un policía llegó a su casa con una citación, pero la anfitriona no aceptó el documento. Para ese entonces, el Ministerio de Salud Pública (Minsap) pedía a los ciudadanos mantenerse en casa y romper así la cadena de transmisión del Covid 19, pero el acoso arreciaba.

Michael Kozak, encargado para el Hemisferio Occidental del gobierno estadounidense, ha dicho en más de una ocasión que el gobierno cubano usa la pandemia para aumentar la represión. Laritza cree lo mismo. “La imposición de multas, de ser una de las agresiones menos utilizadas, pasó a ser de las más empleadas”, especialmente por el Decreto Ley 370, que contempla también decomisos de celulares o computadoras por postear en redes sociales contenido “contrario al interés social, la moral, las buenas costumbres y la integridad de las personas”.

Tal amplitud conceptual permite que las autoridades actúen discrecionalmente. La disposición legal entró en vigor en julio de 2019 y comenzó a aplicarse el 13 de enero de 2020, pero se firmó en diciembre de 2018, cuando el Gobierno abrió el acceso a Internet mediante la tecnología 3G en la telefonía móvil. 

“El 370 impacta negativamente en el ejercicio de la libertad de expresión a través de Internet. Este Decreto Ley no es una norma puesta en vigor deliberadamente, sino parte de una planificación bien detallada y silenciosa”, considera. 

Aunque Cuba cuenta con poca penetración de Internet, el aumento paulatino de ese indicador ha provisto a la ciudadanía de una suerte de “plaza pública” en las redes sociales para verter sus denuncias, como reemplazo de los inútiles mecanismos “reales” de rendición de cuentas del poder. Y, cada vez más, ante dificultades para hacer su trabajo en el terreno, muchos medios optan por nutrir su parrilla de cuestiones visibilizadas en Facebook, la red más usada en Cuba.

“Lo hemos visto en las largas colas de las tiendas, por ejemplo, donde hay policías que multan a los ciudadanos por tirar fotos –asegura Camila-. Para mí, se trata de un momento de decadencia, de asfixia total del sistema y, como hemos solido ver en los casos de los regímenes totalitarios, en circunstancias como esta, aumentan la represión como forma de sostenerse en el poder”. 

En Facebook se han desarrollado campañas exitosas. Contra la vigencia del Decreto Ley 349, que limitaba la creación artística, sobre las opciones de voto en el referendo constitucional de 2019 con el #YoVotoNo o #YoNoVoto, para el cierre de frontera ante el contagio del nuevo coronavirus en marzo. 

Igualmente, el virtual ha sido un medio para convocar acciones en el espacio físico, como los trashchallenge en el litoral habanero o el movimiento contra al sacrificio de perros callejeros por la visita de los Reyes de España a la capital en 2019. Algo sin precedentes en las últimas seis décadas, y el Gobierno ha reaccionado. 

Gráfica de acciones represivas por Decreto de Ley 370. Crédito: Camila Acosta

Desde ahí también surgieron iniciativas para enfrentar el Decreto Ley 370. El #Challenge370 llenó por días los perfiles de Facebook de muchos cubanos dentro y fuera del país. Se fotografiaban con un cartel donde manifestaban su rechazo al 370 y lo posteaban. 

En un interrogatorio al que fui sometido el pasado 22 de abril, el primer teniente, Alexander, del DSE afirmó que el 370 “es una normativa para toda la ciudadanía”. Sin embargo, los números no mienten: de los más de veinte multados, dieciocho son periodistas y activistas opositores

La aplicación a esos sectores es estratégica, dice Laritza. Crea el efecto ejemplarizante al resto de la sociedad cubana. “En ese sentido sí puede decirse que es una normativa para toda la ciudadanía, por el efecto inhibitorio y de autocensura que genera la aplicación de esta norma”. 

Laritza sabe que la libertad de expresión es un derecho imprescindible para el ejercicio de otros, por ejemplo, la libertad de asociación o la participación en la formulación de políticas públicas o educativas. En el espacio virtual el ejercicio de estos derechos se magnifica.

“Una persona en redes sociales amplía sus contactos, puede interactuar en tiempo real con quienes están en otros lugares -afirma-. Es decir, las redes sociales ayudan a las personas a asociarse, reunirse y manifestarse, y entre ellas difunden mensajes que impactan en el Gobierno y pueden trascender al espacio físico”. 

Y es en ese espacio físico, precisamente, donde además de la pandemia del Covid 19 y la amenaza del dengue, los cubanos tienen que convivir con la renovada plaga de la represión, que no mengua hace seis décadas. 

 Vea esta historia también en Diario de Cuba.

Este reportaje fue realizado por Yoe Suárez para Diario de Cuba, en alianza con CONNECTAS.

Autor

Yoe Suárez (La Habana, 1990), periodista de Diario de Cuba. Autor de los libros de no ficción 'La otra isla' (Book Latino Award), 'En esta ribera mi cuerpo' (Mención Premio Casa de las Américas) y 'El soplo del demonio. Violencia y pandillerismo en La Habana'. Ha publicado en medios como Newsweek, Vice y El Español. Actualmente es una de las personas reguladas por el gobierno cubano.

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Yoe Suárez (La Habana, 1990), periodista de Diario de Cuba. Autor de los libros de no ficción 'La otra isla' (Book Latino Award), 'En esta ribera mi cuerpo' (Mención Premio Casa de las Américas) y 'El soplo del demonio. Violencia y pandillerismo en La Habana'. Ha publicado en medios como Newsweek, Vice y El Español. Actualmente es una de las personas reguladas por el gobierno cubano.

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