Los nuevos puntos de asaltos en la Panamericana

La vía Panamericana que conecta El Salvador y Guatemala es un epicentro de asaltos, asesinato y violaciones para turistas y locales de la región. La Policía Binacional, creada en el 2005 especialmente para combatir estos azotes de violencia, no han mostrado los resultados esperados; solo provocaron que estos acontecimientos tuvieran más presencia en puntos cercanos a la capital Guatemalteca.

Los 129 kilómetros de la carretera Panamericana, entre la frontera Las Chinamas de El Salvador y la ciudad de Guatemala, se hicieron tristemente célebres por los atracos a turistas que dieron lugar a la creación de la Policía Binacional en 2005. Cada año por época de vacaciones, es común ver a autoridades de ambos países dando ruedas de prensa, exponiendo su flota de vehículos y decenas de uniformados buscando trasmitir el mensaje que todo está bajo control. Pero la realidad es otra.

Este equipo periodístico binacional del Diario El Mundo de El Salvador y el periódico Al Día de Guatemala, recorrió este trayecto buscando confirmar en el terreno qué tanto de esto ha cambiado y encontró que los asaltos, robos e incluso violaciones sexuales siguen ocurriendo. La diferencia: ahora suceden en puntos más cercanos a la capital guatemalteca.

El hecho violento más reciente del que se tiene reporte ocurrió el pasado 8 de marzo, cuando el cadáver del nicaragüense Harlen Francisco Romero Otero, de 46 años, apareció entre unos cafetales en el kilómetro 46, en jurisdicción de Pueblo Nuevo Viñas, Santa Rosa, a unos 30 minutos de llegar a la capital guatemalteca. El ciudadano nicaragüense trabajaba para la empresa Ingeniería de Materiales S.A., con sede en Managua, viajaba con un compañero que sobrevivió al ataque perpetrado por unos 10 hombres armados.

Los asesinatos, robos y las violaciones generan zozobra a los turistas y limitan la competitividad en la zona.
Este artículo fue realizado por diario El Mundo de El Salvador y diario Al Día de Guatemala, y es republicado en el marco de la Iniciativa para el Periodismo de Investigación del  ICFJ en alianza con CONNECTAS. 

La embajada de El Salvador en Guatemala registró seis casos de asaltos en 2013. Éstos y otros testimonios de víctimas entrevistadas indican que el nuevo punto rojo de la carretera se ubica entre los kilómetros 22 y 53. Buena parte del camino son tramos totalmente desolados, sin poblaciones, de difícil comunicación a través de celular y sin servicios inmediatos a la orilla. De noche, el riesgo aumenta por la ausencia de alumbrado público.

“Hay una estructura que está asaltando en la vuelta del Chilero, antes de llegar al municipio de Barberena, aproximadamente en los kilómetros 39 y 48 no solo a los salvadoreños, también a guatemaltecos”, reconoce Eddy Juárez, viceministro de Seguridad de Guatemala. El funcionario dice que solo tienen cuatro denuncias recientes. Sin embargo, las cifras son inciertas; muchas de las víctimas no denuncian porque los robos son menores o porque fueron intimidados para no hacerlo.

Un empresario salvadoreño que vive en Guatemala y viajó a El Salvador a votar en la segunda vuelta electoral del 9 de marzo pasó por la frontera Las Chinamas a eso de las 6:30 de la noche y fue sorprendido por un pick up que primero le hizo señal de luces, por lo que él interpretó que quería sobrepasar. Pero cuando los tuvo cerca se dio cuenta que en la cama del vehículo se transportaban tres sujetos con armas largas que intentaron sacarlo de la carretera. Esto sucedió entre los kilómetros 35 y 37 de la Panamericana. En un momento, los sujetos dispararon al aire, pero el empresario logró escapar. Manejó a toda velocidad y sin detenerse hasta que llegó a la altura del megatemplo Casa de Dios, en el kilómetro 21. El salvadoreño no interpuso una denuncia formal por el hecho.

La carretera se ha convertido en verdadero dolor de cabeza para los turistas y habitantes. El orden público sigue sin control y algunas autoridades son señalas de colaborar con los delincuentes.

La carretera se ha convertido en verdadero dolor de cabeza para los turistas y habitantes. El orden público sigue sin control y algunas autoridades son señalas de colaborar con los delincuentes. INFOGRAFÍA AQUÍ Foto: DEM/HR

El año pasado, la Policía capturó en San José Pinula a una banda de seis hombres que se había especializado en asaltar a los pasajeros de buses nacionales e internacionales en la misma zona de Barberena.

“Los carros aparecían así, por arte de magia, con mucha gente y empezaban a disparar al conductor, con muchas pistolas mientras adentro iban haciendo de las suyas”, relata Morena Orellana, representante de Transportes El Sol, empresa que ha sufrido tres asaltos en carretera en los últimos años, el último en septiembre de 2013. En uno de esos hechos, el conductor casi pierde un ojo porque le saltaron los vidrios, y siguió manejando hasta Barberena. Pero ahora se trata de otra banda, según el viceministro de Seguridad, Eddy Juárez.

“Están actuando especialmente contra los vehículos pequeños. Son dos vehículos y hacen que se orillen. Asaltan y sacan cosas de los vehículos, roban y dejan ir a las personas. Ese ha sido el modus operandi”, asegura.

En la lista que compartió el delegado policial de la embajada de El Salvador en Guatemala, Edgar Lizama, el último caso registrado por ellos ocurrió el 10 de diciembre de 2013. Un asalto a un microbús con placas de El Salvador donde se conducían una canadiense, una guatemalteca y un salvadoreño. El reporte indica que una de las mujeres fue abusada sexualmente y atendida en un hospital de Sacatepequez.

Sin embargo, aunque el reporte en la embajada no lo registra, tres días después ocurrió otro asalto a un microbús. Las víctimas fueron un grupo de 12 excursionistas salvadoreños que el 13 de diciembre viajaban hacia el Lago Atitlán y fueron interceptados al pasar la gasolinera Texaco de Fraijanes (kilómetro 25). El asalto tuvo lugar hacia las 7:00 de la noche. Un grupo de hombres bien armados, con radios y en perfecta coordinación los interceptó y llevó a un descampado en medio de cafetales; tras maniatarlos les robaron dinero, cámaras fotográficas y celulares. “Nosotros les hemos respetado la vida, a las mujeres no las hemos violado entonces sigan las instrucciones”.

A juzgar por los hechos, esto no sólo fue una amenaza para generar temor. A finales de 2012, tres mujeres que viajaban por la noche desde San Salvador y estaban por ingresar a la ciudad de Guatemala fueron interceptadas por un grupo de hombres con el rostro cubierto que las llevaron a una zona deshabitada. Les robaron y también las violaron. Dos de ellas, de nacionalidad estadounidense, interpusieron la denuncia en la embajada de Estados Unidos en Guatemala. “A veces el problema empieza desde la frontera, pues allí hay personas que monitorean a los turistas, principalmente cuando cambian moneda”, señala el jefe de la policía Binacional, subcomisario Helio Iván Ulin Tzic.

“Nuestra recomendación es que el turista no cambie en la frontera y que no muestre sus pertenencias”, agrega. Algunos de los excursionistas salvadoreños asaltados en diciembre cambiaron entre $100 y $300, uno de los “errores” que ellos mismos aceptan haber cometido.

“Se recomienda cruzar la frontera lo más temprano posible, ya que por la tarde los servicios de autobuses se reducen y los puestos fronterizos no suelen ser muy seguros”, reseña la guía de viajeros Lonely Planet.

¿Dónde está la Policía Binacional?

El proyecto de Policía Binacional que involucraba a las Policías de Guatemala y El Salvador funcionó por acuerdo entre los gobiernos durante 2005 y 2009 para proteger a los turistas a su paso por la carretera Panamericana. La Binacional llegó a tener 20 kilómetros de jurisdicción al interior de cada país desde la frontera hasta que en 2010 se suspendió. Actualmente opera con ese nombre solo del lado guatemalteco. En El Salvador ahora se llama División de Control Migratorio y Fiscal.

“Yo creo que los resultados fueron muy positivos y cuando comienza en 2005 el nivel de confianza de los viajeros aumenta porque al mismo tiempo que hay una presencia más grande o más fuerte en las carreteras, aumenta el nivel de confianza y baja el número de asaltos”, expresa Rodrigo Ávila, exdirector de la Policía Nacional Civil de El Salvador y en ese tiempo viceministro de Seguridad.

La tarea disuasiva de la Policía Binacional ha variado en los últimos meses por el cierre parcial del puente El Jobo, en las fronteras Las Chinamas. El tráfico de buses se ha desviado temporalmente a la Frontera San Cristóbal. Y continúa en la medida de los pocos recursos de que disponen. Cada radiopatrulla de la Policía Binacional tiene asignados 10 galones de combustible para dos días de trabajo. Hace algunos años, recibían el doble: 20 galones. La reducción de gastos en toda la Policía Nacional Civil de Guatemala afecta también a esta dependencia y significa menos kilómetros de patrullajes.

Las jurisdicción de la Binacional comprende desde las fronteras de Valle Nuevo y San Cristóbal, en Jutiapa, hasta el kilómetro 76, por el lugar conocido como El Molino, Cuilapa, Santa Rosa. “De allí avisamos vía radio a la comisaría de Santa Rosa para que ellos continúen prestando la seguridad, a eso nosotros le llamados cordillera”, expresa Helio Iván Ulin Tzic, jefe de la Binacional. Entre las 5:00 de la tarde y las 9:00 de la noche es cuando deben estar más alertas. “Son las horas críticas”, comenta.

“Nuestras unidades deben ponerse en puntos estratégicos”, sostiene Ulin Tzic. Sin embargo, al momento de la visita de este equipo periodístico de los 10 carros, tres estaban con desperfectos y la mayoría enfrenta problemas mecánicos porque ya sobrepasaron la vida útil.

Los que más han aprovechado los planes de custodia son las empresas de transporte internacional de pasajeros. “Por lo menos en el sector de autobuses la situación ha mejorado, porque nos están dando escolta. Aún así, es difícil darle escolta a cada uno de los carros”, afirma Ernesto Jiménez, presidente de Pullmantur.

Morena Orellana, de Transportes El Sol, relata que los esfuerzos de las autoridades de custodiar en algunos tramos de la carretera resultan insuficientes porque no se ha resuelto un problema que también se ha señalado a lo largo de los años: la sospecha del involucramiento policial. “Estuvieron haciendo eso de irnos a dejar, a traer, igual no es seguro porque no sabemos si verdaderamente quien nos está escoltando sea seguro o no”.

Amenazas e intimidación

“Nosotros somos la policía. Si ustedes, cuando salgan de aquí ponen la denuncia, vamos a saber quiénes fueron y los vamos a matar”, recuerda uno de los excursionistas asaltados el 13 de diciembre pasado. Los delincuentes les repitieron esa frase para intimidarlos mientras recargaban las armas, poco antes de dejarlos abandonados en un cafetal. Allí pasaron tres horas –porque esas fueron las órdenes– antes de emprender su regreso a El Salvador, a eso de las 10 de la noche. No se puede asegurar si en efecto en este caso había vínculos entre autoridades y asaltantes, pues la fuerza de la intimidación es tal que no permite siquiera que haya denuncia.

Ahí es donde cobra particular valor la afirmación del ex viceministro de seguridad salvadoreño, Rodrigo Ávila: “nunca logramos concretar que se trascendiera del simple patrullaje a la investigación”.

El proyecto original de la Policía Binacional que hacía operaciones conjuntas y coordinadas desapareció. Ahora lo único que tienen es “comunicación”. “Lo que se da en Guatemala contra salvadoreños se informa y viceversa con números de emergencia” explica el subdirector de la PNC, Mauricio Ramírez Landaverde. “Se hacen operativos, aunque cada institución los desarrolla en su territorio”, expresó.

El exdirector de la PNC salvadoreña recuerda que había muchos mandos medios que se oponían a este enfoque investigativo. Según él, uno de los puntos críticos que terminó de entorpecer cualquier intento de trabajo conjunto fue el asesinato de los tres diputados y su conductor, en febrero de 2007. Entonces hubo una crisis interna en la policía guatemalteca.

Seguramente la falta de efectividad también está en no atacar el problema de raíz. Por un lado, la seguridad de la vía también depende de adecuada señalización, buena iluminación y garantía de comunicación a lo largo de la vía. Y en lo que compete a la policía, no sólo es asignar más recursos, sino dar mayor refuerzo a la inteligencia conjunta de los dos países que permita desmantelar las conexiones entre las bandas, y así dejar de ser tan solo un anuncio anual, a convertir este estratégico corredor en un lugar tranquilo por el que se pueda transitar.


 

Este reportaje fue realizado por María Cidón del diario El Mundo, en El Salvador; Oscar García y Marta Muñoz,  para el diario Al Día, de Guatemala, en el marco de la Iniciativa para el Periodismo de Investigación en las Américas del International Center for Journalists (ICFJ) en alianza con CONNECTAS. Fue galardonado con el premio de la iniciativa para el periodismo de investigación en las Americas (2015).

 

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