Amazonas sin fronteras

A finales de los años noventa, era frecuente ver al profesor Foster Brown y algunos de sus colegas brasileros andando por los caminos de tierra que en ese momento conectaban tres países Brasil, Perú y Bolivia en pleno Amazonas. Estaban empeñados en tejer lazos con la comunidad científica y académica peruana y boliviana para pensar en conjunto cómo desarrollar de manera sostenible la Amazonía, esa inmensa selva que en este punto mide 302.000 kilómetros cuadrados y en donde viven cerca de un millón de habitante

A finales de los años noventa, era frecuente ver al profesor Foster Brown y algunos de sus colegas brasileros andando por los caminos de tierra que en ese momento conectaban tres países Brasil, Perú y Bolivia en pleno Amazonas. Estaban empeñados en tejer lazos con la comunidad científica y académica peruana y boliviana para pensar en conjunto cómo desarrollar de manera sostenible la Amazonía, esa inmensa selva que en este punto mide 302.000 kilómetros cuadrados y en donde viven cerca de un millón de habitantes. La inquietud de Brown y sus colegas era motivada por los fuertes cambios globales en el planeta, y para ellos era clave conseguir que esta región fuera vista como un todo, sin importar las fronteras nacionales.

Brown, quien trabajaba con el centro de investigaciones Woods Hole en Cape Cod, en Estados Unidos, fue invitado en 1992 por la Universidad Federal de Rio Branco, capital del estado brasilero de Acre, a integrar el equipo de su programa de ecología y manejo de recursos naturales. Al profesor le sonó la idea pues una década atrás había participado en el programa de geoquímica en la Universidad Federal Fluminense en Rio de Janeiro.

“Fue como hacer un tejido con hilos invisibles, primero en lo social y luego en lo político” dice Elsa Mendoza, colega de Brown que desde esa época trabaja en darle vida a lo que hoy se conoce como la Iniciativa MAP, por los nombres de los tres estados fronterizos, Madre de Dios en Perú, Acre en Brasil y Pando en Bolivia.

Que Brown fuera estadounidense jugó en varias ocasiones a favor de cristalizar la idea, pues en las primeras reuniones los participantes de un país veían con recelo a sus pares del otro, cada cual jalando para su lado, y él como extranjero ayudaba a mediar. De otro lado, viniendo de Brasil, para Brown y sus colegas no era fácil hablar de desarrollo, pues en ese país eso había significado hasta entonces deforestar sin control. Aprender de los errores y que todos aprovecharan la transferencia de tecnología que podía hacer Brasil en este tema fue lo que ayudó a dar piso finalmente a la Iniciativa MAP, explica Brown.

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El primer encuentro que le dio el nombre de MAP, fue en 2000 auspiciado por la Fundación Ford. Allí se reunieron 25 personas a discutir sobre el uso de la tierra. Pronto creció el entusiasmo. A la siguiente reunión, en abril de 2001, fueron 70 personas de los tres países, todos con una preocupación común: el impacto de la Carretera Interoceánica Sur, la megaobra que empezaba a asomar cabeza. En 2004 el encuentro MAP convocó a 1.200 personas, y hoy más de cien entidades, entre científicas, campesinas, civiles y académicas conforman esta iniciativa.

Motivados con la búsqueda de un desarrollo sostenible para esta región de la Amazonía, la Iniciativa MAP prescindió de las fronteras políticas para entender la región desde sus cuencas hidrográficas y la unidad del patrimonio ecológico a preservar. No se creó una institución formal, sino más bien una red que reacciona con velocidad con cartas y alertas cuando se pone en riesgo la sostenibilidad ambiental y social de la región. Ya ha logrado influenciar en las políticas locales, como consta en el Diario Oficial de Acre, donde se ha citado varias veces a la MAP, en reconocimiento sus acciones a favor de la articulación social y la cooperación.

Las diferentes organizaciones que hacen parte de MAP ahora se retroalimentan de sus experiencias. Por ejemplo, la organización Herencia de Bolivia recibió asesoramiento de la Universidad de Acre, de Brown y el centro en el que trabaja en Estados Unidos, para mejorar la medición y la precisión con la que leen las imágenes satelitales para conocer el avance de la deforestación. Ahora esta organización boliviana desarrolló un modelo que permite ver el avance de las inundaciones, lo que ha sido muy útil para los organismos de prevención de desastres, y la Universidad de Acre busca replicar el modelo.

Hoy Brown, al igual que años atrás, sigue movilizandose en su inseparable bicicleta ayudando a las acciones conjuntas de la MAP. La más reciente fue un mensaje enviado a los representantes de los paises en la reunion de Rio +20, en la que hacen un listado de siete recomendaciones, y donde destacan el valor geoestratégico de la región MAP para el medio ambiente del continente. La misiva la firman 176 personas representantes de pueblos indígenas, agricultores, madereros, académicos y representantes de varios diversos grupos de la sociedad civil. Una evidencia más de la fraternidad que se ha construido entorno a la MAP y en la que Foster Brown y sus colegas han cumplido un papel fundamental.

Este artículo hace parte de las entregas del reportaje  “Se abre el Amazonas” realizado por CONNECTAS.  Para leer el reportaje completo, CLIC AQUÍ.

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